Hace un par de años se lo confesaba Karina Beltrán a nuestro fichado Nicola Mariani: para ella, la belleza es una vía de salvación, el clavo ardiendo al que agarrarnos para no caer, no solo en la esfera creativa, sino en la vital. Esta artista tinerfeña siempre ha concedido primacía a las emociones, tanto en sus formas de trabajar como en las propias obras acabadas, por eso ha alternado espontáneamente disciplinas, técnicas y también escenarios creativos conforme a sus demandas interiores y las que ha atribuido a las propias piezas. Su lenguaje es, ante todo, ecléctico, pero su producción tiene en común la búsqueda de lo poético en lo cotidiano, de lo extraordinario en las fisuras que permite lo común y rutinario. Sin cerrar puertas a lo que escapa a los sentidos: hace confluir lo imaginado y lo experimentado.
No cree Beltrán en que la creación intelectual deba ocupar una jerarquía distinta a la que busca representar lo bello, por la magnitud de este reto y por la relevancia gigantesca de ser capaz de encontrarlo en lo cercano, de entender la misma percepción como acto de pensamiento y de generación de arte. Tras formarse en Bellas Artes y especializarse en pintura, se dedicó a este medio, nunca desde una vocación figurativa, hasta estudiar en el Chelsea College de Londres y en el Central Saint Martins College of Art and Design y decidir abrirse camino en la fotografía, coincidiendo con una etapa en la que sentía que necesitaba expresarse con figuras pero tenía claro que no deseaba incorporarlas a sus lienzos. Últimamente ha expuesto unidos dibujos, pinturas e instantáneas, pero también ha integrado sus caminos y ha incorporado a sus trabajos hilo o papel milimetrado, alejándose, de manera no intencionada pero sí consciente, de lo que poseer un estilo identificado implica. Ya decía Agnes Martin que el artista debe escuchar a su propia mente porque le está diciendo lo que hacer.
Hasta el próximo 4 de enero, la autora canaria presenta en la Galería ATC de su ciudad “Un astro oscuro”, muestra en la que nuevamente reflexiona sobre la posibilidad y complejidad de la expresión de la belleza, relacionando esta con el universo interior de quien la presenta y de quien la percibe, no tanto con motivos exteriores concretos.
Beltrán ha querido, una vez más, convertir emociones en impresiones mediando la conciencia: no describe las primeras, sino que entiende que existen en cuanto pueden ser expresadas, y ciñéndose a la belleza, indaga en ella en un sentido filosófico y positivo, libre de conceptos y significados como diría Kant. El título de la muestra se debe a que ha buscado encontrar claridad en lo oscuro, hacer hallazgos en lo no visible; el resultado son piezas abiertas, que expresan las sensaciones de la autora pero también permiten al espectador crear y volcar las suyas propias.
Pocas son las referencias al ámbito de lo físico que encontramos en “Un astro oscuro”: predomina la geometría, aunque conjugada con formas libres nacidas de la interioridad de la artista, que continúa esforzándose por ver mucho en la nada frente a nuestra querencia contemporánea por encontrar la nada en el exceso.
La obra de Karina forma parte de las colecciones de TEA. Tenerife Espacio de las Artes, el Centro Atlántico de Arte Moderno, el Centro de Fotografía Isla de Tenerife o el Gobierno de Canarias.
Karina Beltrán. “Un astro oscuro”
c/ Callao de Lima, 39
Tenerife
Del 8 de noviembre de 2019 al 4 de enero de 2020
