Por su origen (nació en 1978 en Miami) y por el contexto donde ha desarrollado la mayor parte de su producción (reside y trabaja entre esa ciudad y Detroit), podría resultar extraño que el arte y la literatura europeos de fines del siglo XIX, sobre todo el simbolismo y la estética de los nabis, hayan sido los referentes fundamentales de Hernan Bas, pero la iconografía del dandy andrógino masculino y las actitudes de los retratos de flâneurs viene llevándolas a su terreno: el de jóvenes que representa solos o en grupos pequeños, envueltos en aparentes visiones oníricas y en composiciones que podríamos identificar como íntimas escenas de género o como paisajes densos, exuberantes, en los que maneja un erotismo suave o una sensualidad ambigua. Suele mostrarnos estas figuras en su transición entre la adolescencia y la edad adulta, encarnando un frágil estado intermedio, y reinterpreta en ellas modelos clásicos desde una perspectiva homoerótica; producen una sensación general de melancolía, pero en no pocas de sus piezas deja espacio al humor o la ironía.
Hasta el próximo junio, la Galerie Perrotin de la Rue de Turenne de París acoge su sexta individual de este autor estadounidense: bajo el título de “The First and the Last”, recoge pinturas y dibujos que nos llevan a escenarios donde confluyen lo extraordinario y lo mundano. A veces, parten de instantes que podemos considerar absurdos y poco edificantes (como el caso reciente de un turista sorprendido grabando su nombre en el Coliseo de Roma) para tratar de atisbar sus razones e incluso una forma de belleza en ellos; en el ejemplo de aquel turista, reconoce Bass que, si bien su acto tiene poco de admirable, a él le recordó ese impulso humano de dejar huella en determinados lugares, literalmente o no tanto, buscando una vía a la inmortalidad en la escala a la que podemos aspirar a ella. Otra forma de disparate, susceptible de generar humor negro y también relacionada con la inmortalidad, la encuentra en las competiciones deportivas, de ahí el nombre de esta exposición, que no es ajeno a los próximos Juegos Olímpicos a celebrarse en la capital francesa: Bas manifiesta plásticamente sus simpatías hacia magníficos perdedores.
Su proceso creativo es más bien inhabitual: sus obras tienen título antes de comenzar a ver la luz; en primer lugar, en montajes fotográficos o dibujos, que posteriormente suele llevar al lienzo, a través de pintura acrílica. Esta muestra parisina es la primera en la que exhibe Bas precisamente dibujos como trabajos autónomos e independientes; los que aquí veremos son fruto de la aplicación de la técnica de la transferencia de la que se valía Paul Gauguin, una práctica que implica mucha delicadeza manual y que consiste en recubrir hojas de papel con tinta, darles la vuelta y dibujar en el reverso para dejar la huella de los trazos en el anverso. Un solo gesto demasiado contundente puede arruinarlo todo; él llega a utilizar hasta diez capas de grises mediante serigrafía y aunque, como dijimos, generalmente emplea acrílico, también ha experimentado con reflejos al óleo sobre tiras plateadas o fragmentos de uniformes.
La más reciente de las series del americano que han recalado en París está poblada por un extenso conjunto de personajes eclécticos: el ganador de uno de esos concursos de baile durante la Gran Depresión en el que vencía quien no caía agotado tras días sin parar (Danzad, danzad, malditos); un melancólico bebedor de absenta en un café antiguo; un joven que poda ramas en un bosque que, por su aire bucólico, remite al esoterismo de The Blair Witch Project… Algunas de sus piezas aquí, como el trabajo en papel Finding the First Flock of Flamingos to Return to Florida in a Century, son tan recientes que se inspiran en el último regreso de los flamencos rosados al área de Florida (llegaron a extinguirse, a causa de la caza, antes de ser reintroducidos desde Cuba, de donde es originaria la familia del artista).
En su conjunción de la idea de una competencia vana con el deseo –seguramente, no menos vano– de dejar un rastro en la historia, se recrea Bas, asimismo, en las huellas fantasmales en el techo del pub The Eagle de Cambridge, creadas por aviadores durante la Segunda Guerra Mundial utilizando velas de cera, encendedores y lápiz labial. En otro de sus dibujos, un alumno sentado en un pupitre graba palabras en madera delante de ecuaciones matemáticas en una pizarra, como si fueran acertijos poéticos: “El final no importa”, “Su propio nombre”, “Quiero pizza”… Y en otro dibujo más, una figura ha tallado letras en las hojas de una planta suculenta, curiosamente llamada árbol turístico.
Transluce esta exposición un cierto sentido de urgencia del fin del mundo salpimentado con humor: en El último día que la torre estuvo en pie, la torre inclinada de Pisa parece salvarse del colapso gracias a la mano de un turista, que la coloca como suele hacerse en las fotos. Otro hombre se entrega a una última y extravagante comida antes de la inminente llegada de un asteroide; y una presencia nos resultará familiar: la del Guernica de Picasso en el fondo de la imagen La última guardia del último museo de la Tierra, insinuando una catástrofe próxima desde la ambigüedad y sin describirla.
Esta muestra parisina coincide, brevemente en el tiempo, con “The Conceptualists”, otra individual que este autor ofrece en el Bass Museum de Miami. Consta de treinta pinturas, varias inéditas, como es habitual en él intrincadamente detalladas y basadas en la reunión de un asombroso número de referencias cultas y populares, de Oscar Wilde y Joris-Karl Huysman a la poesía, la religión, la mitología o los medios de comunicación. En cada una de ellas, pueden contemplarse esta vez individuos solos, obsesionados en algún pasatiempo con tal énfasis que parece que solo él diera sentido a sus vidas: tallan objetos, fabrican monumentos conmemorativos en las carreteras, mascan chicle o doran las hojas de plantas moribundas; sitúan estas obras, por tanto, comportamientos extravagantes, pero quizá liberadores, bajo la generosa categorización de “arte conceptual”.
Hernan Bas. “The Conceptualists”
2100 Collins Avenue
Miami Beach
Del 4 de diciembre de 2023 al 5 de mayo de 2024
Hernan Bas. “The first and the last”
76 Rue de Turenne
París
Del 13 de abril al 1 de junio de 2024
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: