Moonlight, la luna nos hace azules

16/02/2017

MoonlightDesmonta estereotipos, constantemente, uno por uno. Explicar cualquier película al ritmo del ¿de qué va? es siempre injusto, porque lo poderoso no suele ser un argumento sino la forma de contarlo, pero, en el caso de Moonlight, la película autobiográfica de Barry Jenkins que podría arrebatar el Óscar a La La Land, los resúmenes resultan especialmente injustos.

Chico negro y homosexual de familia desestructurada que reside en un barrio marginal de Miami recibe todo tipo de humillaciones y violencias en su infancia y adolescencia. Un incidente especialmente violento, nacido de la defensa propia, le lleva a la cárcel y a un vuelco en su personalidad. Y una historia de amor que realmente no empieza y una familia postiza le dan sus únicas oportunidades, frágiles, para conocer la autoconfianza y la ternura.

Vista en cuatro líneas, Moonlight parece un nido de clichés, pero nada de eso. El color de la piel y la condición sexual de Chiron, el protagonista, importan en determinados momentos de  la película, pero la razón fundamental de que nos conmueva es el relato de resistencia de un chaval con todo en contra en lo material y lo emocional que, sin embargo, siendo aún un crío, detecta intuitivamente en quién puede confiar, quién no le hará daño. Ante la ausencia de padre, encuentra en un camello sensible y sabio (nuevo tópico desmontado) una figura sustitutiva a la que acaba casi imitando; siente más piedad que desprecio por su madre adicta y encuentra en el agua su remanso de paz, el buen lugar donde ir a olvidar.

Precisamente en el agua, mansa e igualadora, nos regala Jenkins algunas de las fotografías más reseñables de la película, que aunque se mueva entre realidades sórdidas, cuida mucho su estética a pie de calle y habla, más que de las dificultades de un colectivo, que también, de resiliencia y crecimiento, de lo duro que puede ser el camino a la aceptación y la madurez, sobre todo en determinados contextos, pero no necesariamente solo los que el filme refleja.

En cualquier caso, no se olvidan fácilmente las conversaciones de Chiron con su padre postizo, Juan (Mahershala Ali): no dejes que te discriminen, los primeros habitantes de la Tierra fueron negros, hay negros en todas partes. Y qué buen descubrimiento el de la cantante Janelle Monáe como actriz de gran cine (de Naomi Harris esperábamos ya el brillo).

Moonlight

 

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