Hoteles, moteles y hospedajes de cine

4/07/2014

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¿Os habéis preguntado qué tienen los hoteles para haber resultado tan inspiradores a artistas y cineastas, y para que cada vez que entremos en uno examinemos hasta el último rincón de nuestra habitación? Por ser el techo temporal de personas muy distintas y desconocidas que durante unos días comparten pasillo y ascensor, porque quizá algo nuestro (no necesariamente material), queda en ellos tras pagar la factura; porque nunca se sabe qué encuentros pueden deparar…muchas películas han tenido a hoteles como escenarios, y a veces, como protagonistas. Hemos elegido diez:

1. MUERTE EN VENECIA. Luchino Visconti, 1971
La adaptación fílmica, bastante fiel, de la célebre novela de Thomas Mann a cargo del director del Gatopardo destaca por su plasmación visual, a veces llena de patetismo, de las disquisiciones filosóficas sobre la belleza, la juventud y el paso del tiempo del depresivo compositor Gustav von Aschenbach y por sus hipnóticas secuencias dedicadas a las calles de Venecia, ciudad sumida en una poética decadencia paralela a la del protagonista.

En un lujoso hotel del Lido fue donde el personaje interpretado por Dirk Bogarde conoció al joven Tadzio, que en un principio le insufló vida al encarnar para el músico una belleza casi platónica y después se convirtió en la fuente de sus obsesiones, y por último de su muerte, al no abandonar Venecia en medio de una epidemia de cólera para contemplarlo hasta el final.

Atención a la música: el Adagietto de la Quinta Sinfonía de Mahler, pieza a la que este filme dio especial popularidad.

Nunca es tarde para descubrir toda la elegancia y la sensibilidad de la novela o de la película.

http://www.youtube.com/watch?v=APJS6CT2ajg

 

2. GRAND HOTEL. Edmund Goulding, 1932

La peli a la que homenajea Grand Hotel Budapest se llevó el Óscar a la Mejor Película en su año y se inspiró en el dinámico día a día del Hotel Adlon de Unter den Linden, el gran eje del trasiego berlinés. Supone todo un homenaje a la vida urbana, a la magia de los cruces inesperados en ese hogar temporal de decenas de personas que es el Grand Hotel y a las variadas estrellas del star system que participaron en esta obra: todo gira en torno a Greta Garbo (en esta obra fue donde pronunció su maravilloso “Quiero estar sola, sólo quiero estar sola”), pero también aparecen Joan Crawford, John y Lionel Barrymore y Wallace Beery.

Se dan cita en el hotel alemán una bailarina rusa, una escenógrafa aprovechada, un aristócrata arruinado, un empleado tan honesto como enfermo, un magnate narcisista, y al final, como en la novela de Vicki Baum que adaptó la película, la gente viene y va y nunca pasa nada.

 

3. EL RESPLANDOR. Stanley Kubrick, 1980
Abrimos boca de los hoteles menos acogedores con el que despertó el germen de la locura al profesor Jack Torrance (Jack Nicholson). También hay novela detrás de la película (una obra de Stephen King) y, en lugar de clientes, en el inhóspito caserón que cobija a la familia de Jack se alojan malas energías y unas inolvidables gemelas de lo más siniestro.

No conviene ver la película como una mera historia de terror ni distraerse con el doblaje de Verónica Forqué: abundan alusiones simbólicas subliminales, retazos de crítica social y reflexiones sobre el mal y la complejidad de la naturaleza humana.

Su caso puede estudiarse como ejemplo del reflejo de los cambios sociales en la percepción de una película: pasó de su fría acogida inicial (no fue nominada a ningún Óscar, pero sí a dos Razzies) a ser considerada un filme de culto a día de hoy, casi 35 años después.

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4. PSICOSIS. Alfred Hitchcock, 1960
fuerademenu_hotel3La película más negra de Hitchcock se basa en otra novela, la homónima de 1959 de Robert Bloch, y ésta a su vez se inspiraba en los crímenes de un asesino en serie de Wisconsin, Ed Gein. El inquietante motel que regentaba Norman Bates servía como escenario a la mayor parte de la obra y a día de hoy la casa que lo simulaba es todo un atractivo turístico de los Estudios Universal de Los Ángeles.

Gracias o por culpa de Marion y Janet Leigh algunos miran con cuidado una ducha ajena antes de entrar, y precisamente esa escena, de rodaje complejo, y sobre todo un mantenimiento magistral del suspense, son, creemos, lo mejor de la película. La interpretación psicoanalítica del desdoblamiento de la personalidad de Norman Bates en la propia y en la de su madre quizá resulte demasiado enrevesada.

5. SED DE MAL. Orson Welles, 1958

Tan asfixiante (o casi), como el motel de Norman Bates, es el solitario hotel de carretera en el que secuestran y drogan en la frontera entre México y Estados Unidos a Susie, mujer del policía Vargas (Charlton Heston) también interpretada por una Janet Leigh acostumbrada a padecer en los hoteles.

Gran obra de Welles (que es mucho decir) y del género negro, Sed de mal tiene una enorme calidad, más que por su imbricado argumento, por el sentido visual del director (atención al travelling inicial) y por ofrecernos un relato en absoluto maniqueo de abusos de poder y de ambientes sórdidos en tierras de nadie. También por su reflejo de la personalidad poliédrica y la profunda soledad de Falstaff Quinlan, interpretado por el propio Welles.

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6. LOST IN TRANSLATION. Sofia Coppola, 2003

En las dos ocasiones en que los hoteles han tenido un papel central en la filmografía de Sofia Coppola (en Lost in translation y en Somewhere, esta última una década posterior), han sido el escenario y la excusa de un replanteamiento/cambio de vida para sus protagonistas: Bill Murray y Scarlett Johansson en la primera, Stephen Dorff en la segunda.

En Lost in translation se cruzan efímeramente las vidas de Bob y Charlotte, actor maduro y joven esposa de un fotógrafo en crisis con sus respectivas parejas y descontentos con el devenir de sus días. Un Tokio ultradesarrollado subraya lo intenso de su soledad. La película no penetra en los recovecos de su personalidad, pero sí deja claro, por activa y por pasiva, su desasosiego y su necesidad de encontrarse y reencontrarse sólo para verse y charlar.

Siempre recordamos el desenlace: esos momentos congelados en los que todo está a punto de pasar…y no pasa nada.

 

7. HOTEL RWANDA. Terry George, 2004

Esta conmovedora película donde no tiene cabida la frivolidad nos traslada al terrible conflicto ruandés en los noventa: el presidente hutu del país está a punto de firmar la paz con los tutsis en 1994, tras la guerra civil, cuando muere asesinado en extrañas circunstancias y una milicia hutu emprende la limpieza étnica por su cuenta.

En el filme estos hechos se narran desde el punto de vista de Paul Rusesabagina, el encargado de un hotel de lujo en Kigali, hutu casado con una tutsi. Cuando se inicia el genocidio, Paul intentó salvar la vida de su esposa y de sus más allegados cobijándolos en el Hotel. Pese al horror, hay espacio en esta película, próxima a lo documental e incluso al telefilme, para la esperanza e incluso el humor en algunos momentos. Hotel Rwanda habla de sacrificios, arribismos, compasión y posiciones ante la vida.

8. UNA HABITACIÓN CON VISTAS. James Ivory, 1985

Lo mejor de este hotel florentino no son sólo sus codiciadas vistas sino también sus moradores: Daniel Day-Lewis, Julian Sands, una joven Helena Bonham-Carter, Judi Dench, Maggie Smith…protagonistas, mediadores o ponedores de zancadillas en un cuento de amor redondo, al estilo de Regreso a Howard´ s End, también rodada por Ivory a partir de una novela de E. M. Forster.

Todo, salvo las peleas callejeras junto a Santa Croce, es educado, cortés e inevitablemente almibarado en Una habitación con vistas, donde sólo se transmite con cierto apasionamiento el contraste entre la tópica alegría italiana y la rigidez británica. La película no conduce a ninguna reflexión en particular pero es todo un goce estético.

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9. EL HOTEL DE LOS LÍOS. William Seiter, 1938

Cualquier hotel donde se hospeden los hermanos Marx ha de ser genial, y éste lo es. Aquí un poco profesional productor trata de poner en marcha el montaje de un autor novel con recursos apurados. Entretanto se aloja, con la veintena de miembros de su compañía, en el hotel de su cuñado. Un inspector descubre que no podrá pagar e intentan desalojarlo, pero nuestro personaje, interpretado por Groucho, se las ingenia, como no, para permanecer en el hotel y llegar a estrenar. La obra lleva por título Salud y adiós.

fuerademenu_hotel6Toda la acción y todo el humor se condensa en una habitación de hotel y en ocasiones ni siquiera son necesarios los diálogos para hacernos reír. No podemos decir que se trate de la mejor película de los Marx, pero sí de una comedia muy recomendable.

10. GRAND HOTEL BUDAPEST. Wes Anderson, 2014
Reparto de lujo, estética casi pop y un humor entre negro y desternillante. Gustave (Ralph Fienes) es conserje en un peculiar hotel de Budapest durante el convulso periodo de entreguerras y vive mil peripecias junto a su fiel botones, Zero. Ya os hemos hablado de este cuento tierno y divertido antes, podéis ver su tráiler aquí.

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