¿Más educación, menos piratas?

31/01/2019

La última información publicada sobre el volumen de la piratería en España data del pasado mes de abril: según el Observatorio de la piratería y hábitos de consumo de contenidos digitales relativo a 2017, se produjo un descenso del 6% en el consumo de piratería en la red, pero esa cifra positiva tenía también su revés: se mantenía el porcentaje de usuarios que accedía a esos contenidos y crecía, en más de un 4%, el valor de las pérdidas generadas a los autores. En concreto, según aquel estudio, hace dos años se produjeron en nuestro país más de 4.000 millones de accesos a contenidos digitales ilegales por valor de casi 22.000 millones de euros.

El sector más perjudicado sería el musical y por detrás quedarían el cine, las series, la literatura, los videojuegos y el fútbol.

La Coalición de creadores e industrias de contenidos y LaLiga, entidades encargadas del Observatorio, preguntaron también a los internautas que reconocían descargar contenidos pirata por qué lo hacían: evitar el precio de lo original seguía siendo su primera razón, por delante de la facilidad y rapidez en el acceso, el desconocimiento de los daños a terceros y la ausencia de consecuencias legales. En cuanto a las medidas que les parecerían más eficaces para acabar por fin con la piratería, la mayoría mencionaba el bloqueo del acceso a los sitios web que ofrecen contenidos de ese tipo y las sanciones a los proveedores; ya en tercer lugar, abogaban por las campañas de concienciación.

De una de ellas, precisamente organizada por esa Coalición de creadores e industrias de contenidos y LaLiga, vamos a hablar hoy por lo que sus resultados pueden tener de tendencia futura. Hemos conocido datos de la cuarta edición de su programa de concienciación sobre propiedad intelectual y sensibilización contra la piratería para alumnos de primaria y secundaria (en total se desarrollaron 247 sesiones formativas en 81 colegios e institutos de varias autonomías, destinadas a alumnos de 5º y 6º de Primaria y 1º y 2º de ESO, de entre 9 y 13 años).

El tamaño de muestra puede parecer pequeño, pero son 15.000 los escolares de Extremadura, la Comunidad de Madrid, Andalucía y La Rioja a los que el programa ha llegado, así que sus conclusiones, como decíamos, podrían apuntar orientaciones. De nuevo, hay números para la esperanza y para el pesimismo: de un lado, el 92% de los estudiantes piensa que es importante defender los contenidos culturales o deportivos y combatir la piratería; de otro, solo un 49% de los consultados dice poder distinguir esos contenidos pirata con facilidad y un 20% asegura no diferenciarlos, nunca.

Llamativamente, la percepción de la piratería como hecho negativo crece con la edad hasta los 12 años (un 75% de los alumnos de 9 años la entiende así y un 78% entre los de 12), pero el porcentaje decae entre los de 13. En cuanto al daño causado por las descargas ilegales, parece que este es el asunto donde puede hacer falta más pedagogía: el 68% de los niños entre 9 y 13 años cree que perjudican a muchas personas y un 27% que a algunas.

Son varios los objetivos de este programa de sensibilización; según el Ministerio de Cultura y Deporte se busca motivar a los alumnos como futuros profesionales de los sectores culturales y del entretenimiento; mostrar lo que supone el comercio y el fraude de contenidos o piratería para el empleo y la economía y, sobre todo, promover el imprescindible respeto a los derechos de propiedad intelectual mediante el conocimiento del valor de las industrias creativas y sus trabajadores.

La medida parece especialmente necesaria cuando Adriana Moscoso del Prado, directora general de Industrias Culturales y Cooperación de este Ministerio, reconoce que el acceso tanto a Internet como a contenidos susceptibles de ser descargados online comienza, cada vez, a edades más tempranas. Se pretende que campañas como esta alcancen resultados similares a los que lograron otras relacionadas con la seguridad vial, el reciclaje y el respeto al medio ambiente o el acoso escolar: razonablemente positivos.

Los nuevos retos educativos están en Internet y esperan a ser afrontados dentro y fuera de la escuela.

 

 

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