40 años de El Barco de Vapor: nuestros recuerdos

01/03/2019

Quienes eran niños hace cuarenta años y quienes lo son ahora puede que no tengan mucho en común a la hora de divertirse, pero si algo comparten, y compartimos también los que pertenecemos a generaciones intermedias, son algunos de nuestros primeros libros.

El pasado 2018 cumplió cuatro décadas El Barco de Vapor, colección de la editorial SM que fue en su nacimiento, en 1978, la primera dedicada en España a la literatura infantil, algo así como el puente que facilitaba nuestra transición entre aquellos primeros libros a los que acudíamos en preescolar, con más ilustraciones que textos, y los clásicos de aventuras a los que caíamos rendidos después, cuando éramos ya capaces de degustar a Julio Verne, Stevenson, Mark Twain o Kipling.

Todos llegábamos a encontrar en El Barco de Vapor lo que buscábamos: misterios que resolver, risas, viajes, personajes sorprendentes y otros de los más cotidianos, los que parecía que compartían problemas con nosotros.

También hoy, como en 1978, El Barco de Vapor convoca los premios de literatura infantil y juvenil que llevan su nombre y que nos han descubierto a muchos autores geniales en este campo y periódicamente sigue donando ejemplares a niños en situación vulnerable en el marco de su campaña Vapor ti, Vapor todos: ya son más de medio millón los libros destinados a ese fin solidario.

En todo este tiempo, han sido cerca de 400 los libros publicados, las portadas de ahora ya no son las que quizá tengáis en casa y también son más las ilustraciones: la colección se ha renovado en varias ocasiones. Ahora El Barco de Vapor edita también pensando en los niños de 0 a 5 años y en un público algo más crecido, y clásicos, cómics, atlas… Pero las esencias permanecen, porque sus historias siguen entreteniendo y formando hoy como lo hacían antes a lectores de las mismas edades.

María Puncel. Un duende a rayasAlgunos nos quedamos en la serie blanca, la serie azul, la naranja y la roja (cuando se llegaba a la última se tenía la sensación de haber cruzado una frontera); vamos a repasar una decena de títulos que recordamos con cariño:

UN DUENDE A RAYAS
María Puncel es una de las autoras que más asociamos a El Barco de Vapor (y que más colegios debió recorrer soportando nuestras preguntas) y aún nos acordamos de Rayas, el duende multicolor que quiso comenzar a viajar a partir de un cumpleaños y terminó aprendiendo bastante de sí mismo y del mundo. Sus aventuras acababan enseñándonos la importancia de manejarse con la verdad y de entender que nuestro punto de vista no es el único.

EL SECRETO DE LA ARBOLEDA
Fernando Lalana es el autor de este relato sobre Fernando, un niño que tras suspender cuatro asignaturas en el colegio cree que va a pasar el peor verano posible… pero lo que le esperan son aventuras junto a su amiga Marijuli y el hada Rufina. El secreto de la arboleda enseñaba el valor de la amistad y también de la perseverancia.

EL PAMPINOPLAS
Esta obra de Consuelo Armijo fue la primera que recibió el Premio El Barco de Vapor, en 1978. A través del niño Poliche, de vacaciones con su abuelo en el campo, y del temible Pampinoplas, aprendíamos que es mejor intentar arreglar los problemas por la vía pacífica. Pero esta historia, sobre todo, nos hizo reir y sumergirnos en misterios a resolver.

Algunos seguro que recordáis a Armijo, que fue guionista para Barrio Sésamo, también por Los batautos y sus batautadas.

INGO Y DRAGO
Cuánta ternura había en esta historia de Mira Lobe que tiene mucho que ver con E.T., pero fue anterior: se escribió en 1969. Cuando Ingo busca su pelota, encuentra un huevo, del que termina asomando un dragón. Drago se convierte en su mejor amigo, pero el encaje familiar no es fácil cuando crece.

Juan Muñoz Martín. Fray PericoLAS AVENTURAS DE VANIA EL FORZUDO
Y un año antes que Ingo y Drago, en 1968, escribió Otfried Preussler otro de los libros de El Barco de Vapor que han trascendido generaciones: Las aventuras de Vania el forzudo, el tercer hijo de un campesino ruso, aparentemente un vago infinito (todos le consideran así). Hasta que un anciano le da otra perspectiva de su carácter: lo suyo no es pereza, sino paciencia, porque está reuniendo fuerzas para cumplir en el futuro grandes misiones. La confianza de aquel hombre le hizo ser tenaz.

EL PIRATA GARRAPATA
A Juan Muñoz Martín, un señor a punto de cumplir noventa, le debemos muchos agradecimientos por su serie de El pirata garrapata: dieciséis libros la componen, dedicados a las aventuras en alta mar de Garrapata, el tipo más salvaje de Londres (dicen) y su cuadrilla. Pasó por África, Chichén Itzá y llegó a ser faraón en tiempos de Tutankamón.

FRAY PERICO (Y SU BORRICO)
Otra serie con la que Muñoz Martín nos hizo reir fue la de Fray Perico, que no sabía leer, escribir, contar ni nadar pero era absolutamente entrañable y vivía en un convento donde estaban prohibidos los gusanos de seda porque con ellos los frailes ni rezan, ni estudian, ni duermen, ni comen, ni cenan.

LA TIERRA DE LAS PAPAS
Han pasado muy bien los años por este relato de Paloma Bordons sobre una adolescente que se traslada a vivir a Bolivia por motivos laborales de sus padres. El libro nos acerca a su adaptación, al esfuerzo necesario para afrontar los cambios y a la aceptación de los azares que lo cambian todo. Entramos ya en la Serie Roja.

LA HIJA DEL ESPANTAPÁJAROS
Son varios los relatos de El Barco de Vapor que ensalzan las amistades entre muy diferentes; uno de los que más recordamos es este de María Gripe, dedicado a Loella, una adolescente solitaria que tiene en Papá Pelerín, un espantapájaros, su mejor amigo.

MEMORIAS DE UNA VACA
¿Os acodáis de la vaca Mo? Bernardo Atxaga nos contaba en este libro, perfectamente apto también para adultos y de prosa muy cuidada, cómo fue la posguerra en los pueblos vascos a partir de la historia de una vaca que no acepta el destino que le espera a las de su especie.

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