Filippo Lippi murió cuando su hijo Filippino alcanzaba apenas los doce años, pero sin conocer la obra del primero, maestro absoluto del Renacimiento en Florencia, se hace imposible entender la del segundo.
Fra’ Filippo Lippi se formó en el convento carmelita de Santa María del Carmine de esa ciudad, donde además de estudiar las obras de los artistas que habían trabajado allí en el siglo XIV podía tomar la medida a Masolino y Masaccio, que en 1424-1425 se empleaban en la capilla Brancacci, en mutua compañía y composición unitaria y en frescos que sentaron las bases del Quattrocento.
En contacto con ambos, Lippi padre adquirió los conocimientos necesarios para hacer suya una concepción moderna de los volúmenes que podían ser construidos a través de la luz y el color y también para plantear sus espacios desde la adecuada perspectiva. Aquel fue el germen de sus obras maestras, que desplegaría con el apoyo de la densa red de contactos carmelitas en Italia. Joven aún, se trasladó a Padua, donde desarrolló un lenguaje pictórico que se convertiría, junto al alumbrado por Donatello y Leon Battista Alberti, en el punto de contacto entre la cultura artística de la Florencia de Cosimo de Medici y la del norte de Italia.
Si es cierto el relato de Giorgio Vasari de que fue Lippi capturado por piratas berberiscos en el mar de Ancona, durante una jornada de navegación, y que fue liberado tras esbozar al carboncillo la imagen de su señor, habría gozado (o padecido) ese artista una vida aventurera hasta asentarse, a mediados de la década de 1450, en Prato, donde pintó los frescos del coro de la Pieve y donde sedujo y raptó a una muchacha del convento de la ciudad, Lucrezia Buti, que sería la madre de Filippino Lippi. Incluso su muerte pudo tener tintes novelescos: se cree que fue envenado por los familiares de Buti, indignados, o por alguna otra amante posterior.
Sería en Prato donde nació Filippino, en 1457, y una década más tarde se desplazó a Spoleto, en cuya Catedral trabajaba entonces su padre, fallecido en 1469. Muy poco después, en 1472, Filippino aparece en alguna documentación como pintor con Sandro di Botticello, quien había sido alumno de su progenitor, del que aprendió los rudimentos de la línea y el color, cómo lograr narratividad y también ese aspecto grácil de sus figuras. Todo quedaba, de algún modo, en casa: fue de Botticelli de quien Lippi hijo tomó la herencia estilística del creador del Banquete de Herodes.
En 1481 Filippino se encontraba ya en Florencia, donde se inscribió en la Hermandad de san Paolo, a la que pertenecían Domenico Ghirlandaio y su hermano Davide, Lorenzo de’ Medici y el poeta Angelo Poliziano, con quien Filippino entablaría relaciones de trabajo.


Recibió el encargo de completar los frescos de la capilla Brancacci del Carmine, tan relevantes en la formación de su padre -un nuevo círculo se cerraba entre ellos-, y también el de llevar a cabo los tondi para el Palazzo Comunale de San Gimignano, que probaban su ya consolidado estilo maduro, capaz de generar una peculiar intimidad monumental en espacios cotidianos donde lo divino se manifiesta a través de la perfección de la luz; los retablos para Tanai de’ Nerli, Rucellai, para Prato, Lucca y Bolonia; y la Visión de san Bernardo (hacia 1484-1486), encargada por Piero di Francesco del Pugliese para la capilla familiar del convento de Campore de los monjes de Badia fuori Porta Romana.
En 1487, Filippino recibió la llamada del banquero Filippo Strozzi, pero poco después fue reclamado en Roma, en 1488, por el cardenal Carafa, para pintar su monumental capilla privada en la iglesia de Santa Maria sopra Minerva, a sugerencia de Lorenzo de Medici.

La experiencia romana marcaría una nueva etapa en su andadura y a ella se dedica una de las actuales exposiciones en el Cleveland Museum of Art, que subraya cómo esa estancia en la ciudad, que se prolongó entre 1488 y 1493, dejaría un sello fundamental en su producción más tardía.
Han llegado a este centro veinticinco pinturas de Filippino (que falleció tempranamente en 1504) y de sus precursores y sucesores florentinos, así como antigüedades con las que pueden relacionarse de forma directa; unas y otras proceden de museos como el Metropolitan de Nueva York, la National Gallery de Londres y las colecciones reales británicas, los Uffizi o la la Gemäldegalerie de Berlín y, en algún caso, es la primera vez que pueden contemplarse fuera de Europa.
La muestra arranca examinando la formación del artista junto a su padre y junto a Botticelli, el camino hacia la consolidación de su estilo independiente y sus primeros encargos, antes de centrarse en el mencionado periodo romano, con el tondo de la Sagrada Familia junto a san Juan Bautista y santa Margarita como eje central. Perteneciente a este mismo museo, se exhibe junto a su dibujo preparatorio por vez primera: se lo demandó el mencionado cardenal Garafa, figura prominente en la Florencia de entonces tanto en lo político como en lo espiritual.


Tanto esta pieza como su trabajo para Santa Maria sopra Minerva ponen de relieve el peso de la Antigüedad en la obra de Filippino: su continua inspiración en la escultura, los murales y la arquitectura romanos. El montaje yuxtapone justamente sus creaciones (en muchos casos, bocetos y dibujos) a estatuas antiguas para ilustrar esa constante referencia clásica.
La sección final de la exposición analiza, por último, la perdurabilidad de la influencia de Roma en la obra de Filippino a través de sus adaptaciones de diseños antiguos y elementos compositivos, así como el impacto del tondo de la Sagrada Familia en autores que pertenecieron a su círculo o que no lo hicieron, como Raffaellino del Garbo y Leonardo da Vinci.
Gracias a una importante donación de la Sociedad de Pintura y Dibujo del Cleveland Museum, este tondo estrena marco: reemplaza al anterior, que no era original y no se ajustaba a su escala ni características. El actual fue tallado y dorado a mano en Florencia y se basa en un prototipo creado para Botticelli.

“Filippino Lippi and Rome”
11150 East Boulevard
Cleveland
Del 26 de noviembre de 2025 al 22 de febrero de 2026
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE:





