Federico Guzmán, una jaima en el Palacio de Cristal

El último proyecto que el Museo Reina Sofía nos presenta en el Palacio de Cristal del Retiro, esta vez con la colaboración de Fundación Donostia / San Sebastián, Capital Europea de la Cultura 2016, atrae irremediablemente al visitante desde fuera y está pensada, quizá de forma más explícita que las exposiciones desarrolladas hasta ahora en este espacio, para contar con la complicidad y la participación de un espectador heterogéneo.

El artífice del proyecto, titulado “Tuiza. Las culturas de la jaima” y abierto al público hasta el 30 de agosto, es Federico Guzmán, un artista sevillano que siempre ha concebido la creación como un lugar de encuentro entre personas y conocimientos y que, por esa razón, ha trabajado hasta ahora en diversas iniciativas culturales colectivas, como Copilandia con Gratis, El Museo de la Calle o la Expedición al Dibujo, esta última junto a creadores colombianos y españoles, proyectos éstos que han combinado con la presentación de muestras individuales en las galerías Benveniste Contemporary, JM (Málaga) o Pepe Cobo.

Sus estancias en Nueva York, el Sahara Occidental (participó en ARTifariti) y Colombia han ayudado además a Guzmán a reforzar su concepción del arte como herramienta válida para el cambio social imposible de comprender sin ser contextualizada. También se ha interesado por las posibilidades de su presentación en espacios públicos y por la importancia de los procesos: este creador andaluz entiende la práctica artística como un laboratorio para generar visiones alternativas solidarias y ecológicas que favorezcan el intercambio económico y que estén siempre al servicio de las personas y la naturaleza.

DESCOLONIZAR LA IMAGINACIÓN

Para el Palacio de Cristal ha diseñado, junto a las arquitectas Charo Escobar y Maripi Rodríguez, una enorme jaima, la vivienda tradicional de los nómadas del desierto, a partir de benias, tejido acrílico con motivos geométricos multicolores que vemos en el techo, y de telas de melhfas, la vestimenta propia de las mujeres saharauis, que han elaborado precisamente mujeres de Bojador y que constituyen los laterales de la instalación. Ellas idearon sus diseños y tiñeron las telas en un taller impartido por Guzmán.

Ese trabajo colectivo que ha dado lugar a la jaima nos lo adelanta el propio título de Tuiza, que en el dialecto árabe del noroeste del Magreb hace referencia a la idea de reunirse y construir algo entre todos, y Guzmán quiere que ese espíritu se mantenga y que, mientras dure la exposición, el habitáculo que muestra en el Palacio de Cristal sea un lugar de reunión donde tengan lugar actividades diversas en las que la cultura inmaterial y de carácter oral tenga especial protagonismo: la Generación de la Amistad saharaui, el mauritano Ismael Diadié, el palestino Mahhumd Sobh o la iraquí Bahira Bdulatif recitarán poesía; habrá interpretaciones musicales a cargo de Aziza Brahim o Luis Delgado, conferencias de Boaventura de Sousa Santos, Maria Paula Meneses y Bernabé López García; representaciones y actividades educativas y se pondrá en marcha un archivo vivo de cine en sesión continua que nos ayudará a saber más sobre cine colonial y sobre las revisiones críticas que de él se han realizado.

Se pretende que los asistentes a estas propuestas “descolonicen” su imaginación y abran su sensibilidad y su sed de aprendizaje hacia rutas que no pasen únicamente por Occidente.

Tras su paso por Madrid, la jaima de Ferderico Guzmán quedará instalada en el Museo de San Telmo de San Sebastián. Allí se desplazarán también sus alfombras, cojines y asientos forrados de brocado.