Ayer os hablábamos del autorretrato en interior que uno de nuestros primeros fichados, Guillermo Peñalver, presenta, aún durante un mes más, en el Museo ABC, y hoy damos cuenta de la última muestra de otro de los artistas que antes pasaron por esa sección: el asturiano Federico Granell.
La mayor parte de su producción es pictórica, pero Granell también es autor de esculturas, fotografías, dibujos, grabados y videoinstalaciones que normalmente protagonizan individuos solitarios sumidos en la nostalgia, la memoria o el ensimismamiento y rodeados por atmósferas marcadas por la melancolía, el misterio o cierto aire de trascendencia. En palabras del artista en 2016, le interesan enclaves como aeropuertos, glaciares helados, bosques en la noche, mansiones abandonadas, cementerios… todos estos espacios me han servido para enmarcar la experiencia de unos personajes sobre los que, en todo caso, evito dar demasiadas pistas.
Los tiempos detenidos que sugieren sus trabajos nos hablan de pasados que se hacen presentes, de luchas contra el olvido y por el recuerdo, del valor simbólico de los objetos, sobre todo de los aparentemente decadentes y en desuso y del discurrir cíclico del tiempo, del peso del ayer en el hoy. Cuando fichamos a Granell, como decíamos hace tres años, presentaba en la Galería Gema Llamazares de Gijón la muestra “La vida imaginada“, que tenía origen, precisamente, en uno de esos objetos: Gracias a un álbum de fotos vacío, comprado en un mercadillo de París, con unas pocas líneas y referencias a fechas y ciudades alemanas, escritas con una preciosa caligrafía que invitaba a crear una historia, y sirviéndome de una serie de fotos rescatadas de distintos álbumes antiguos, he explorado las posibilidades de crear todo un mundo a partir de los huecos que esas fotos habían dejado en el álbum, inventarme un pasado familiar un tanto idílico para un momento complejo de la Historia, la Alemania de entreguerras.
Ahora Federico regresa a esa misma sala para presentar la que será su quinta exposición allí: “Vuelve conmigo a Italia”, desde el próximo 13 de septiembre y bajo el comisariado de Natalia Alonso Arduengo. La soledad de las figuras de Granell, su tratamiento de los espacios y su atención a la naturaleza pueden evocar de forma más o menos explícita a Friedrich, Hopper, Hockney, Degas, Millet, Monet, Puvis de Chavannes, Turner y Balthus, entre los pintores, y a Juan Muñoz, Bernardí Roig y George Segal entre los escultores. Se trata de referencias reconocidas por el artista, pero Italia también ha sido una de sus grandes fuentes de inspiración: Granell se licenció en Bellas Artes en Salamanca, en la especialidad de Diseño y Audiovisuales, pero completó su formación en la Nuova Accademia di Belle Arti de Milán y la Accademia di Belle Arti de Roma y ha viajado ampliamente por ese país, paseando también por Florencia, Venecia, Nápoles, Capri, Sorrento, Palermo, Padua y Pompeya y reteniendo en su memoria aquellas experiencias estéticas para convertirlas después en representación.
En Gijón nos propone ahora una revisión de esa suerte de geografía artística acompañándola de propuestas musicales, invitándonos a revisitar, como él ha hecho durante el proceso de creación, esas ciudades, atendiendo a la máxima de Claudio Magris de que para ver un lugar es preciso volver a verlo, esto es, concibiendo el viaje como regreso, del mismo modo que en su anterior obra manejaba la citada noción de tiempo circular.
Nos propone Granell un Grand Tour actualizado, en el que, a diferencia de los predominantes recorridos turísticos masificados y jamás lentos, podamos acercarnos a Italia desde un punto de vista emocional. La comisaria identifica al artista con los personajes que Attilio Brilli describía como personajes errantes para los cuales el viaje nunca es una vacación ni, mucho menos -tal y como sucede en los traslados turísticos-, un modo de despejar la mente. Se trata de una actividad intensa, una búsqueda apasionada y fascinante que empuja a vivir y dar sentido a cada instante.
En sus trabajos encontramos vivencias y referencias literarias, reflejos artísticos de desplazamientos que son más intelectuales que físicos y que proporcionan más pensamientos que vistas y sonidos. Según Alonso Arduengo, para Granell, el viaje también es metapintura y un segundo nivel de juego se presenta en sus lienzos. Un juego intelectual y estético a través del cual reflexionar, en un doble sentido, sobre el arte que encierra el viaje y sobre el arte que encierra el propio arte. Hablamos del cuadro dentro del cuadro. Una tautología.
Federico Granell. “Vuelve conmigo a Italia”
c/ Instituto, 23
Gijón
Del 13 de septiembre al 9 de noviembre de 2019
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