No solo en el marco de lo literario y en lo relacionado con el mundo de ultratumba es la creación mexicana un terreno abonado a lo quimérico e imaginario. La Casa de ese país en Madrid, que celebra ahora su tercer aniversario, acoge hasta el próximo febrero la muestra “Fábulas fantásticas”, que se nutre de las colecciones del Museo de Arte Moderno de México a la hora de estudiar la presencia de lo fantástico en su arte contemporáneo, haciendo hincapié en los vínculos de esa noción con lo paranormal, el surrealismo, el misticismo y las formas populares de religiosidad y el imprescindible día de muertos.
Recuerda esta muestra, comisariada por responsables de dicho Museo de Arte Moderno, que el arte mexicano, estrechamente vinculado al nacionalismo y al muralismo (movimiento que tuvo en David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera a sus grandes artífices) se vio fuertemente influenciado por la llegada desde Europa, en los años treinta, de artistas ligados a la corriente surrealista que buscaban esquivar el ascenso del nazismo o la irrupción de la II Guerra Mundial. Su estética se integraría en una cultura autóctona y una tradición visual que no podemos entender sin un poderoso componente irracional.
No es por ello casual que, cuando André Breton recaló en México en 1938, considerara el país como el lugar surrealista por excelencia, encontrando en él el espacio, físico y creativo, más propicio para la maravilla y la fantasía. Esta muestra quiere adoptar su mirada, tratando de no caer en tópicos ni en simplificaciones, y cuenta con obras de casi cuarenta artistas datadas desde los años veinte hasta el siglo XXI, incluyendo pinturas, litografías, esculturas y fotografías. No faltan Orozco, Tamayo y una nutrida representación de creadoras femeninas, muchas de ellas prácticamente desconocidas en España: Ruth Bernhard, Lola Álvarez Bravo, Leonora Carrington, Ángeles Garduño, Flor Garduño, Rosario Guillermo, Graciela Iturbide, María Izquierdo, Kati Horna, Joy Laville, Lucía Maya, Alice Rahon, Cordelia Urueta, Elena Villaseñor y Marysole Wörner Baz.
Aquí conocemos especialmente a Carrington, cuyos lienzos están poblados por seres excéntricos, plantas, animales y un mundo de objetos de evocación onírica que nos hablan de temores y deseos; también de referencias a leyendas y tradiciones celtas, católicas, judías y mesoamericanas; así como a Iturbide, cuyas fotografías aúnan lo documental y lo poético e incorporan igualmente alusiones a la cultura popular mexicana, en forma de lazos estrechos entre lo humano y la naturaleza y entre la religión y la vida cotidiana, en este caso en forma de un rico despliegue de ritos, prehispánicos y católicos. También hemos podido visitar muestras de Lola Álvarez Bravo, otra de las fotógrafas mexicanas más prolíficas del siglo pasado y una figura clave del renacimiento artístico posrevolucionario de su país.
“Fábulas fantásticas” se vertebra en torno a tres núcleos temáticos: Lo inusual cotidiano, La magia de los hechizos y El sentimiento de lo fantástico. El primero reúne trabajos de autores que, por sus inquietudes personales y valiéndose de múltiples técnicas, han buscado reflejar las dimensiones de lo extraño en lo cotidiano aunando su identidad y su imaginario, naturalmente enraizados en la cultura mexicana, con sus búsqueda estéticas, ligadas estas al arte de su tiempo; la segunda sección ahonda en otra fusión, la de las devociones propias de la época precolombina con el misticismo, de origen medieval, que era familiar a los exiliados europeos, quienes en México acentuaron su inquietud por la incapacidad del hombre para acercarse al misterio. Por último, El sentimiento de lo fantástico se nutre de trabajos de autores que, en sus temáticas, recursos formales y soluciones compositivas, cuestionaron el realismo imperante hasta entonces en México para suspender, como proponían las novelas de Julio Cortázar, las órdenes impuestos por la lógica, la causalidad del tiempo o el espacio. En sus manos, las visiones racionales quedaban en el aire y lo que se ofrecía al espectador era algo muy distinto, eso que el mismo Cortázar llamaba lo fantástico.
“Fábulas fantásticas”
c/ Alberto Aguilera, 20
Madrid
Del 20 de octubre de 2021 al 13 de febrero de 2022
