Francis Kéré. Los principios universales de un arquitecto enraizado en lo local

El Museo ICO recorre su producción a través de 27 proyectos y 6 instalaciones

Madrid,
Francis Kéré ante una maqueta de Gando, su localidad de nacimiento y donde realizó su primer proyecto, una escuela de primaria, en 2001.

El Museo ICO acaba de abrir al público una exposición dedicada al arquitecto de origen africano Francis Kéré, convertido no solo en el más importante de ese continente sino en una de las figuras más demandadas actualmente a nivel mundial. Su producción está íntimamente ligada a su historia vital, y viceversa, y su afán de superación se ha convertido en ejemplo para muchos. No es la primera vez que la obra de Kéré se exhibe en esta sala de la calle Zorrilla; ya lo hizo en 2014 en el marco de la muestra colectiva “The Architect is Present”. En ella se hablaba de arquitectura responsable, de austeridad y economía de medios, sin obviar por ello la estética o la belleza de las formas y los materiales. De todo esto es un buen ejemplo Kéré, uno de los mejores, como podemos descubrir ahora, ya en profundidad, a través de los 27 proyectos presentados en esta muestra, que lleva por título ”Elementos primarios”.

De entrada, podemos decir que se trata de una exposición “diferente”, tal y como la definía ayer la nueva directora de la Fundación ICO, Gloria Peñafiel. Lo es porque refleja esa vocación de su protagonista por trabajar por un mundo mejor, atendiendo a quien más lo necesita –algo a lo que desgraciadamente la sociedad se ha ido poco a poco desacostumbrando–, pero también por su complejo y ambicioso montaje, que incluye seis instalaciones artísticas, varias de ellas a tamaño real, de algunas de sus edificaciones más significativas.

Aunque afincado en Berlín, donde tiene actualmente su estudio, la obra de Kéré tiene su origen e inspiración en África, y concretamente en Gando, la aldea de Burkina Faso donde nació y creció. A pesar de ser este uno de los países más pobres del mundo, su posición, podríamos decir privilegiada, como primer hijo del líder de su pueblo le permitió asistir a la escuela y posteriormente acceder a una beca para estudiar en la Technische Universität de Berlín. Pero, en realidad, Kéré nunca se fue de Gando y fue allí donde quiso realizar su primer proyecto, la Escuela Primaria (2001), siendo aún estudiante universitario. Resulta emocionante escucharle contar cómo toda la aldea se involucró en este proyecto, en parte bajo la premisa de que una comunidad no puede dejar que uno de sus miembros fracase en su empeño, y es sorprendente también que consiguiera en Alemania parte de la financiación para llevar a cabo el proyecto, constituyendo para ello una pequeña fundación. En Gando todos ganaron; no solo consiguieron una escuela sino que, trabajando, adquirieron amplios conocimientos, desde cómo crear un ladrillo a cómo colocarlo, y se potenció el  valor del trabajo en equipo. Kéré, por su parte, logró gracias a esta obra el Premio Aga Khan, con el consiguiente reconocimiento y apertura internacional que eso supuso. Su proyecto no había hecho nada más que empezar. Tras la escuela –y su ampliación– llegaron las casas para los maestros, la biblioteca (de la que se recrea el techo a la entrada de la exposición) y el Centro de mujeres. A pesar del éxito alcanzado y de los encargos internacionales, el desarrollo de Burkina Faso y el bienestar de sus habitantes sigue siendo para Kéré una actividad primordial. “Keep doing, that’s de idea”, repitió en varias ocasiones durante la presentación en ICO. En la exposición podemos ver proyectos finalizados y otros aún en construcción, como la Escuela secundaria en Dano; el Centro de salud y promoción social y el Opera Village de Laongo; el Liceo Schorge de Koudougou; la Clínica y las viviendas para médicos de Léo o la construcción del Parlamento en Uagadugú, aún en curso. Es precisamente este proyecto, junto con la Comunidad Residencial Benga Riverside de Tete, en Mozambique, uno de los que marca un punto de inflexión en la producción del estudio Kéré. En ellos el estilo cambia ligeramente y comienza a introducir otro tipo de materiales. Ya no responde tanto a las necesidades de su comunidad como a peticiones externas que le empiezan a llegar, manteniéndose, eso sí, fiel a los principios de optimización de recursos, de empleo de materiales disponibles en el entorno más próximo, y poniendo en práctica las técnicas de eficiencia energética que caracterizan todo su trabajo. En el caso del Parlamento, un encargo recibido tras la caída de un gobierno dictatorial, que conllevó el derribo de la sede de la Asamblea Nacional en 2014, Kéré opta por diseñar un edificio con forma de pirámide escalonada transitable y abierta a los ciudadanos. Con un carácter bastante diferente a los parlamentos de la tradición occidental, él se inspira en la local y convierte el edificio en un espacio para la comunidad. En las terrazas coloca huertos, que sirven para regular la temperatura pero también como herramienta educativa donde experimentar nuevas técnicas agrícolas.

Tras estos, llegaron el encargo del Pabellón de la Serpentine, en 2017, y otros proyectos internacionales como el del Museo de las Termas Reales de Meroe, en Sudán, una escuela Waldorf en Alemania o el Pabellón en el Centro de Arte Tippet Rise de Fishtail, en Estados Unidos.

 

"Francis Kéré. Elementos primarios". Museo ICO
“Francis Kéré. Elementos primarios”. Museo ICO

Una vez contemplados todos ellos a través de paneles, maquetas y fotografías, la muestra continúa en la planta de arriba del museo, donde el espectador podrá conocer en vivo –o reconocer, si se ha fijado bien en las fotografías– algunas de las estructuras o de los detalles presentes en la arquitectura de Francis Kéré. Por ejemplo, se ha desplegado un muro y una plataforma de adobe –construidos por alumnos que formaron parte de un taller de arquitectura con tierra organizado el pasado mes de julio con motivo de esta exposición– que recrea parte del muro del atelier de Kéré en Gando; una plataforma de madera que reproduce la realizada para el Louisiana Museum de Dinamarca; o una versión reducida del Pabellón de la Serpentine.

Allí también se explican los tres pilares sobre los que Luis Fernández-Galiano, comisario de la muestra, ha querido construir este recorrido por la producción del burkinés, haciendo hincapié en los tres principios codificados en su día por el arquitecto y teórico alemán Gottfried Semper: el suelo estereotómico, que se modela, en el caso de Kéré directamente pisándolo o aplastándolo con herramientas que el arquitecto ha querido que estén también presentes en la muestra; el techo tectónico, en relación a esa labor de carpintería y de trabajo con la madera como elemento local, pero también en alusión a la presencia del árbol como símbolo de cobijo para la comunidad; y el muro textil, con el que nos topamos en el inicio mismo de la muestra: son varias las cortinas que tenemos que sortear para acceder a la primera sala y muchas las telas traídas de Burkina Faso desplegadas a modo de muros en la planta superior, con las que se alude a la riqueza cromática de los textiles africanos, cuyos patrones pueden ser llevados a los muros. Esto no sería un simple acto decorativo a través de la copia de motivos ornamentales, sino que estos se forman con la propia colocación de los materiales, como en el caso de los ladrillos que  componen el muro del Pabellón para la Serpentine.

Diébédo Francis Kéré es un ejemplo de que con talento y determinación se puede llegar lejos en la vida. Como señala Férnandez-Galiano, quizás no sea una casualidad que su primer nombre, Diébédo, signifique “el que viene a arreglar el mundo”. En definitiva, una exposición de la que se pueden aprender muchas lecciones, y no solo de arquitectura.

"Francis Kéré. Elementos primarios". Museo ICO
“Francis Kéré. Elementos primarios”. Museo ICO

 

“Francis Kéré. Elementos primarios”

MUSEO ICO

C/Zorrilla, 3

Madrid

Del 3 de octubre de 2018 al 3 de febrero de 2019

 

 

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