Con motivo de la celebración de la exposición “Rubens en privado. El artista retratando a su familia”, que podrá visitarse en la Casa de Rubens (Rubenshuis) en Amberes hasta el próximo 28 de junio de 2015, os proponemos una escapada a la ciudad flamenca en la que el artista vivió y trabajó entre los años 1589, cuando regresó con su madre y sus hermanos desde Alemania, hasta su muerte en 1640.
Llegar a Amberes desde el aeropuerto de Bruselas es fácil, ya que desde el propio aeropuerto puedes coger un tren que en aproximadamente 30 minutos te deja en la Estación Central de Amberes (Antwerpen Centraal). Solo por ver la estación, considerada una de las más bonitas del mundo, merece la pena el viaje en tren. Fue mandada edificar por Leopoldo II de Bélgica en 1895 y el encargo recayó en el arquitecto Louis Delacenserie, a quien el monarca pidió que se inspirara en la estación suiza de Lucerna y en la estética del Panteón. La zona de las vías fue ideada por el ingeniero Clement Van Bogaert, quien instauró un sistema revolucionario en el momento, que gracias a las impresionantes dimensiones del techo de cristal con soporte de metal, con una altura de 43 metros y una extensión de 180 metros, evitaba que el vapor de las locomotoras cayera sobre los pasajeros. La estación ha recibido el sobrenombre de “Templo de mármol” o “Catedral ferroviaria” debido a su enorme cúpula, de 75 metros de altura, y al empleo en su construcción de más de veinte tipos de mármoles, así como columnas de todos los estilos arquitectónicos.
Amberes no es una ciudad muy grande, por lo que buena parte de la ciudad puede recorrerse a pie. Tanto si llegáis por la noche como si lo hacéis en alguno de los primeros trenes de la mañana, la visita a la ciudad puede comenzar cogiendo fuerzas en alguno de los cafés próximos a la zona donde se ubica la Rubenshuis o Casa de Rubens. Y es que si hemos llegado a Amberes siguiendo la estela de Rubens, la parada más importante del día será la que realicemos en el número 9 de la calle Wappen. Allí se encuentra la casa en la que vivió y su taller y allí también es donde hasta el mes de junio permanecerán reunidos los retratos familiares más valiosos del artista. Dado que la exposición “Rubens en privado” sólo estará abierta durante tres meses y que las visitas dentro de la casa se hacen en grupos reducidos, conviene sacar con antelación las entradas desde la web de la Rubenshuis. Para saber más sobre la exposición podéis leer la noticia sobre la misma en masdearte.
Junto a la Rubenshuis se encuentra el Rubenianun o Centro de Estudios sobre Rubens. Entre otras cosas, los investigadores del centro preparan el catálogo razonado definitivo. Un duro trabajo, pues se estima que hay más de 3 000 obras entre grandes pinturas, cuadros medianos, dibujos, bocetos preparatorios…
Tras la visita a la exposición, podría estar bien una parada más pausada para comer. Cerca de allí, hay dos sitios en los que merece la pena detenerse: el Bourla Cafe Restaurant (Graanmarkt 7) y De Foyer, dentro del Teatro Bourla (Bourla Schouwburg, Komedieplaats 18).
Para completar este día dedicado a Rubens, conviene saber que su tumba se encuentra a unos pasos del centro, en la Iglesia de Santiago. Allí, en una de las capillas alrededor del altar, encontramos su epitafio y una de sus obras, Virgen con los santos, elegida por el propio artista para este lugar.
Además de los lugares directamente reacionados con Rubens, Amberes esconde otros pequeños tesoros como el Museo Mayer van den Bergh, una colección privada que abarca obras desde la Edad Media hasta el Renacimiento, incluyendo algunas pinturas de Brueghel.
Si después de esto os siguen quedando ganas de ver museos, las opciones son varias y algunas de ellas pasan por acerarse hasta Zuid, uno de los barrios de moda, al sur de la ciudad. Allí está el M HKA, Museo de Arte Contemporáneo (Leuvenstraat 32) y el de Fotografía, el FoMu (Waalsekaai 47), así como varias galerías de arte.
Si preferís dedicar unas horas a conocer la ciudad histórica, la mejor opción sería pasear por las callecitas del centro, hacia la Catedral de Nuestra Señora (en cuyo interior también se encuentran algunos Rubens) y la Grote Mark, o Plaza Mayor, donde se erigen el Ayuntamiento, con su puntiaguda torre y los tradicionales edificios flamencos, en este caso correspondientes a los gremios que tanta riqueza proporcionaron a la ciudad en los siglos XVI y XVII. La zona del centro es también un animado núcleo comercial, con la calle Meir como punto neurálgico, con todo tipo de cadenas de ropa. Aunque no está de más acercarse a ver el restaurado Palacio de Meir, el que fuera Palacio Real y posteriormente, en 1811, adquirido por Napoleón como su vivienda, merece la pena, sin embargo, salirse de ella para descubrir algunas calles, a nuestro juicio más interesantes para ver tiendas, como Huidevetters, Schuttershofstraat, Kammenstraat o Ijzerenwaag, un pequeño callejón donde encontramos dos estupendas tiendas de diseño: HAY y Moose in the city.
Si habéis planificado vuestra escapada para pasar dos días en la ciudad, enhorabuena, porque aún podréis disfrutar de muchas más cosas. Los amantes de la moda están de suerte, hay todo un recorrido pensado para ellos, desde el Museo de la Moda, MoMu hasta la visita a las firmas más exclusivas o los locales de la zona de Zuid. Desde hace ya casi dos décadas Amberes goza de fama internacional en este sector gracias al impulso que le han dado los llamados Seis de Amberes, un grupo de diseñadores amberinos que han situado la ciudad en lo más alto del panorama de la moda mundial. Sus nombres: Dirk Bikkembergs, Ann Demeulemeester, Walter Van Beirendonck, Dries Van Noten, Dirk Van Saene y Marina Yee.
Si os va más la cerveza, merece la pena saber que a partir de junio la fábrica de su cerveza local, De Koninck, abrirá al público tras una restauración para ofrecer un espacio renovado en el que se podrá conocer el proceso de elaboración, además de, como no, degustarla. Y si sois auténticos fanáticos de la cerveza, siempre podéis posponer la visita a la exposición de Rubens hasta su último fin de semana, el del 28 de junio, y hacer coincidir vuestra estancia en la ciudad con su festival cervecero, el bierpassieweekend.
Otra buena alternativa es visitar el Middelheim Museum, un espectacular parque con más de doscientas esculturas al aire libre, fácil de llegar en transporte público. Entre los artistas cuyos trabajos sorprenden al visitante en su paseo están Auguste Rodin, Rik Wouters, Henry Moore, Juan Muñoz, Carl Andre, Panamarenko, Franz West y Erwin Wurm.