Entrevistas

Entrevista a Rosana Antolí. Por Nicola Mariani

Rosana Antolí (Alcoi, 1981) es sin duda una de las artistas españolas más brillantes de su generación. Su trayectoria creativa decenal -concebida como una carrera de fondo constantemente in fieri e impostada a partir de una sólida formación pictórica- está marcada por una coherencia lúcida que hace de su obra una propuesta muy eficaz y absolutamente creíble en la manera de plasmar sus intenciones expresivas y narrativas.

Sensibilidad poética, inconformismo, hard work y una buena dosis de sense of humor y crítica social son algunos de los rasgos que más caracterizan su producción artística. Hablar del trabajo de Antolí significa hablar, en primer lugar, de su deseo de mejorarse permanentemente como artista; superando los límites preconstituidos de las formas y de las ideas e investigando, sin prejuicios ni complejos, los diferentes  campos de la creación: del dibujo a la escultura; de la animación a la danza; del arte sonoro al performance; de la instalación al videoarte; de la pintura al arte digital. Como afirma ella misma, en la extensa entrevista que se puede leer a continuación, «aunar diferentes disciplinas y crear redes entre varios agentes» es uno de sus objetivos principales en este momento.

Rosana Antolí. Retrato de la artista
Rosana Antolí

Afincada actualmente en Londres, donde en 2015 consiguió un Máster en Escultura y Performance en el Royal College of Art, Rosana Antolí es una ciudadana del Mundo. En los último años su condición nómada, típica de nuestra época globalizada, la ha llevado a trabajar con igual intensidad tanto en España, Inglaterra y el resto de Europa como en Estados Unidos y América Latina, llevando a cabo residencias y proyectos expositivos en diferentes ámbitos artísticos.

Ha sido para mí un gran placer mantener con ella esta interesante conversación, en la que abordamos en profundidad algunos de los aspectos más distintivos de su trabajo, repasando su trayectoria y sus proyectos más recientes. Espero que os guste. ¡Buena lectura!

 

Me gustaría empezar esta conversación hablando de tus proyectos artísticos más recientes. Hace poco fuiste seleccionada como artista invitada para el programa de residencias de la Arebyte gallery de Londres. ¿Me puedes contar en qué consiste dicho programa y sobre qué trabajarás durante tu residencia?

Arebyte es un espacio de arte en Londres, especializado en performance y new media. He sido invitada para realizar una residencia y posteriormente un Solo Show. Mi proyecto consiste en realizar el primer registro de gestos y coreografías virtual. Empezaré a trabajarlo en Hackney Wick, que es el barrio donde está la galería. Va a ser un proyecto de colaboración, donde se unirá arte, sociedad y tecnología. Estamos ahora en pleno proceso de construcción y el proyecto va creciendo exponencialmente. Un ejemplo de quienes participarán es el departamento de arquitectura de la UCA (University of Creative Arts en Carterbury, UK), con los que llevo más de medio año trabajando en las posibles soluciones que cada uno podrá aportar, así como programadores y la misma gente del barrio. Uno de mis objetivos es poder aunar diferentes disciplinas y crear redes entre varios agentes, así que el proyecto me tiene muy motivada.

 

Rosana Antoli. Endless dance. Video-performance. Londres, 2015.
Endless dance. Video-performance. Londres, 2015.

 

Londres es un centro de referencia muy importante para ti en este momento. Además de obtener, en 2015, el Máster en el Royal College of Art, en los últimos años has llevado a cabo allí varios proyectos. ¿Cuáles destacarías especialmente?

Pues, estos años he tenido tres proyectos que destacaría. En el ámbito de la danza, el festival Dance Economies, en el Royal Holloway Theatre (2015) comisariado por Lise Uytterhoeven, donde fui invitada a clausurar el festival. Diferentes investigadores y coreógrafos se reunieron para dar conferencias y presentar sus trabajos. Fue una gran oportunidad, que me sirvió para coger más impulso y apoyo en un campo que llevaba tiempo investigando siempre de forma autodidacta e intuitiva, ya que la aproximación que tengo a la danza contemporánea está más cercana a las artes visuales que a un aprendizaje más tradicional, académicamente hablando.

El performance Yves Klein’s Reply, en Ryder Projects, comisariado por Scan (Spanish Contemporary Art Network) fue otro trabajo realmente emocionante. Viendo que mis performances siempre tienen una parte muy plástica, donde se nota mi formación pictórica, quería revisar al que fue principalmente el padre del performance pictórico: Yves Klein. Klein “utilizaba” a las mujeres en sus acciones, y digo “utilizaba” porque ellas no tenían ninguna autonomía ni decisión en ello. Revisé y di una nueva lectura, que veo muy necesaria, sobre su pieza Anthropometries of the Blue Epoch. 1960. La crítica de arte y performer Sarah Kent, con la que trabajo ya desde hace casi un año, era la figura principal en un baile improvisado e incontrolado dentro de la galería. Fuera de ésta, casi 20 mujeres se unieron a dejar su print en la calle. Fue muy poderoso el poder experimentar la acción del grupo en el espacio público.

Rosana Antoli. Yves Klein Reply. Video-performance. Londres, 2015
Yves Klein Reply. Video-performance. Londres, 2015

Aparte de las exposiciones colectivas y demás experiencias en la ciudad y durante el Máster, destacaría el trabajo Walkative: a Choreography of Resistance. Se trata de una pieza de video-performance que aúna  varios elementos con los que siempre suelo trabajar: serendipity, danza, resistencia, fracaso. Serendipity: que, según me explicó Simon King, uno de mis tutores, es esta casualidad con buen final. A raíz de un encuentro fortuito en la calle con un viandante, entablamos conversación y este acabó siendo el protagonista del vídeo. Baile: porque la crítica social que planteo está establecida desde el punto de vista del movimiento y los gestos a modo de psicogeografía del espacio. Resistencia y fracaso: porque denuncia el contraste económico y social que hay entre dos barrios de Londres, que son la consecuencia del fracaso del sistema capitalista.

 

“Los caminos con incertidumbre son mi día a día”

 

¿Qué es lo que te gusta más de trabajar en la capital británica?

Cuando me mudé aquí me gustó el reto. Es una ciudad muy dura y te empuja a ir para delante todo el tiempo, a superarte a ti mismo. Y también te da recompensas cuando lo vas haciendo. Es medirte en un contexto fuera del confort de tu lengua y de tu país, en el que la gente es internacional y competitiva. Eso te hace más exigente y te hace buscar la forma de encontrar un espacio en donde dar cabida a tu trabajo.

Las políticas que se han venido haciendo últimamente están transformando una ciudad que tiene una larga tradición cultural en un lugar poco flexible para la experimentación y cada vez con menos espacios a precios asequibles. Ahora mismo me noto en transición con la ciudad, porque cada vez tengo más exposiciones fuera, pero, como un boomerang periódicamente voy volviendo, porque siempre estoy vinculada con mi trabajo a la ciudad.

 

Recientemente has estado trabajando mucho fuera de España, no sólo en Londres, sino también en otros países, como por ejemplo Argentina, Colombia o Estados Unidos. ¿Qué crees que está aportando esta fase nómada a tu trayectoria artística?

Tengo que reconocer que nunca he aplicado a ninguna residencia, pero actualmente casi todos los proyectos que me llaman son de fuera. Son retos muy buenos, me aportan mucho, y exigen trabajar durante un par de meses en otro lugar lejos del habitual. Así que he asumido esa condición nómada que implica.

En este último año he tenido la suerte de estar en Estados Unidos presentando el trabajo de fin de máster del RCA, que se presentó paralelamente en Nueva York y Londres; en Colombia gracias a la International Fellowship de Gasworks y Triangle Network; en Suiza por la residencia del coleccionista Olivier von Schulthess y en Argentina y Chile gracias a la beca BBVA de Videoarte.

Es una carrera de fondo, en la que sólo vas viendo el proceso. Es terriblemente excitante y absurdo el elegir un camino en el que no sabes ni tienes la seguridad de cómo acabará, y que así y todo te parezca lo más coherente contigo misma saber que estás andando en él.

 

En diciembre de 2015 tuvo lugar en Zúrich la exposición “Lo que no se ve”, tu primera individual en Suiza. La exposición nació de una apuesta por tu trabajo de Olivier von Schulthess, que acabas de mencionar. ¿Cómo surgió ese proyecto y qué presentase en aquella ocasión?

Olivier von Schulthess es un coleccionista de arte que conoció mi trabajo hace años en Basel, a partir de entonces hemos entablado una buena relación profesional y personal. La exposición se centraba en torno al concepto de los movimientos que forman parte de nuestro día a día, pero que no son perceptibles a simple vista, de la importancia de aquello que no se revela, y del intento de conocer lo que no tiene ni forma ni verbo. Culminamos la exposición siendo invitados por el director de Christie’s a dar una charla en el Museo de Arte Contemporáneo de Zúrich, presentando mi trabajo y hablando de nuevos modos en la relación coleccionista-artista.

Rosana Antoli. Lo que no se ve. Solo Show, Zúrich, 2015
Lo que no se ve. Solo Show, Zúrich, 2015

 

Un tema central de toda tu obra es la dimensión del azar que, en mi opinión, abordaste de manera rotunda en la pieza My Animal Print (2012). A este propósito, en un texto reciente escribiste: «Sólo en los caminos con incertidumbre es cuando soy capaz de asegurar que puede aparecer algo mágico o un nuevo parámetro de algo que desconocía. Entiendo el azar como aquello que el ser humano no puede controlar». ¿Por dónde te están llevando los “caminos con incertidumbre” que estás explorando en la actualidad?

Rosana Antoli. My animal print. Video-performance. Madrid, 2012
My animal print. Video-performance. Madrid, 2012

Los caminos con incertidumbre son mi día a día. He aprendido que cada paso que doy en cada ámbito de mi vida, aunque sepas donde quieres llegar, no se puede controlar. Y eso es bello. Profesionalmente me gusta buscarlo, no ir a por lo seguro, y buscar el riesgo personal o más general a la hora de abordar un nuevo trabajo. La actitud siempre está abierta a encontrar, a dejarme contar y no acomodarme en ningún camino, para así dejar que aparezca esa magia de la que hablo.

 

En la conclusión de su ensayo El mito de Sísifo (1942), Albert Camus escribe: «La lucha por llegar a las cumbres basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo feliz». Según el autor francés, todo esfuerzo que el hombre cumple para resistir a la absurdidad de la existencia lleva implícita una condena ineluctable al fracaso y sin embargo el hombre no para de poner en marcha, cíclicamente, empresas heroicas con el fin de alcanzar la cumbre en determinados ámbitos de la vida. La repetición, la oscilación o el bucle son recursos creativos que utilizas a menudo en tus obras. ¿Cómo de importante es en tu discurso artístico la dimensión de lo absurdo?

 

En mi discurso artístico la dimensión del absurdo es primordial. Cuando estoy en pleno proceso de cualquier obra, me doy cuenta de que, sin buscarlo, ese toque más inquieto de humor oscuro, o inesperado, forma parte de la pieza y es inherente a mí. El crítico de arte Jan Verwoert dio una charla, en el Nottingham Contemporary, en el que era capaz de unir un muñeco de una tienda del “todo a cien”, haciendo la cuenta atrás para el 2000 en pleno 2014, a Frank Zappa y a Jan Bas Ader. Al final de la charla le pregunté sobre su posición respecto al absurdo y sus palabras bien podían ser las mías: “… Adoro el absurdo, porque hay algo de espiritual en él… El momento en el que percibes algo que no encaja o que no tiene sentido, es cuando sientes un entendimiento existencial que no podía ser más grande…”.

 

En tu trabajo siempre han estado muy presentes también otros temas, como la paradoja, la pulsión, la anomia o la utopía. En tus primeras series de pinturas y dibujos tratabas estos aspectos de la condición humana a través de una representación figurativa (a veces con tonos surrealistas) de situaciones de juego, trasgresión o escapismo. En tus proyectos posteriores, me parece que la manera de tratar estas temáticas se ha ido poco a poco expandiendo, para evolucionar hacia la desmaterialización de las formas. Es decir, hacia trascender las dos dimensiones planas, para incluir la animación, el vídeo, la música, el baile, la coreografía etc. Las piezas se han ido convirtiendo así en esculturas, instalaciones, performance, happening, obras efímeras… con una presencia importante de la dimensión experiencial, participativa e interactiva del público. ¿Estás de acuerdo con esta interpretación mía? ¿Cómo crees que han evolucionado tu planteamiento teórico y tus prácticas creativas concretas en los últimos años?

Estoy totalmente de acuerdo, de hecho no sé si lo podría explicar mejor. La evolución que he seguido en mi práctica artística es coherente respecto a las necesidades y objetivos que yo tengo en ella. Mi búsqueda expresiva o narrativa no se limita a un solo lenguaje o a una sola disciplina, y estoy convencida de que la investigación que he tenido estos años respecto al tiempo, al movimiento y a la narrativa era lógico que acabara por simplificar la simbología a algo menos figurativo en la parte plástica, así como incorporar la impermanencia de la presencia física y movimiento en el performance, o la danza.

 

“el tiempo, el movimiento y la narrativa siempre han ido buscándose en cada medio en el que he ido trabajando”

¿Crees que tu apertura hacia el movimiento, el tiempo, la participación y la improvisación en tu trabajo sea un camino irreversible, o puede ser compatible con la pintura y con otros lenguajes formales más tradicionales, como el dibujo, que siempre has trabajado mucho?

Yo creo que nunca se han separado. De hecho, muchas de mis performances tienen siempre una plasticidad inherente, un resto que queda después de la acción, como una consecuencia traducida. Ha habido dos momentos fundamentales en mi carrera artística que me han hecho dirigirme en el camino en el que estoy ahora. El primero fue en la universidad, cuando cursé animación y nos pusieron un vídeo de una pintura en movimiento. Me acuerdo que se me dibujó una sonrisa enorme al ver que podía añadir un tiempo a la pintura y que ésta podía moverse tal como la narrativa funcionaba dentro de mi cabeza. Entonces empecé a trabajar con la animación tradicional: con dibujo y pintura en vídeos, o proyectando estas animaciones sobre los dibujos, creando así diferentes capas de movimientos y silencios.

La segunda fue hace un año cuando pude ver en el teatro Sadler’s Wells, en Londres, una obra de Pina Bausch… ¡Y eso lo fue todo! Era como ver una pintura tridimensional, moviéndose, contándote, callándote, todo. Los performers eran personajes de esa pintura, la composición y los tiempos. Me acuerdo que exclamé: “¡Esto es una pintura!”. Y luego, leyendo sobre ella, vi que la misma Pina Bausch se definía como pintora.

Para mí, el tiempo, el movimiento y la narrativa siempre han ido buscándose en cada medio en el que he ido trabajando.

 

Rosana Antolí. A matter of logical contradiction. Video-performance. Royal Holloway Theatre, Londres 2015
A matter of logical contradiction. Video-performance. Royal Holloway Theatre, Londres, 2015.

 

Volviendo la mirada hacia atrás, hacia los últimos diez años de tu carrera, ¿qué balance haces, en términos artísticos?

Me licencié hace diez años en la especialidad de pintura; empecé a trabajar con galerías hace ocho y de ahí a exponer nacional e internacionalmente. Hace un año acabé el Máster en escultura y performance en el Royal College of Art en Londres. Mi trabajo ha evolucionado conmigo, cosa que me alegra, incluso va por delante de mí a veces, ya que va buscando soluciones a problemas de los que yo todavía no soy consciente. En términos artísticos me noto que tengo más conocimiento e inconsciencia y me noto más valiente para jugar y probar nuevas cosas. Estoy más preparada y me he levantado más veces del suelo para saber definir mi intención de una forma más clara.

 

Y si miras hacia adelante, ¿dónde te ves dentro de diez años?

Si te contesto a esta pregunta de una forma realista, sin proyectar mis egos dentro, yo diría que me imagino que continuaré viajando y estableciendo relaciones cada vez más sólidas con otros artistas, gente y lugares; buscando tener mejores y más honestas discusiones con mi trabajo y mi contexto. Me veo con más contacto con la naturaleza, cada vez lo busco más. Con todo lo que esa palabra implica. Me gustaría seguir colaborando con la gente con la que ya llevo años haciéndolo: la parte sonora de mis obras con Caçacervols o GFE; la edición de vídeo con Ignacio Galgo; discusiones conceptuales con Paula Loren o, en los trabajos de performance, seguir colaborando con la crítica de arte londinense Sarah Kent. Así como seguir abierta para nuevas aportaciones. Y, sobre todo, con proyectos que me sigan motivando tanto cuando me levanto por las mañanas. Seguir moviéndome cada vez hacía ligas mas interesantes, con mejores retos y también con mejores pausas. En definitiva, que la melodía coja una forma más armónica. Ahora mismo es todo un huracán.

 

Para este año tienes en marcha algunas citas importantes. Entre otros, destacan la exposición individual en la fundación Joan Miró de Barcelona, dentro del ciclo Cuando las líneas son tiempo (comisariado por Martí Manen) y una participación en la primera colectiva de performance internacional, en el Centro de Arte Contemporáneo Wilfredo Lam de La Habana (proyecto comisariado por Víctor Wang y Blanca López). ¿Puedes adelantarnos algo al respecto?

En la exposición en el Espai 13 de la Fundación Joan Miró de Barcelona voy a aunar formalmente diferentes disciplinas con las que trabajo, como el dibujo, el vídeo y el performance, bajo el denominador común del movimiento o ausencia del mismo. Voy a trabajar alrededor de la cuestión de cómo poder hacer o representar un continuo movimiento y si eso es posible. El cómo las acciones se repiten y el tiempo se repite, pero siempre habrá una variación incontrolable o una caída.

La exposición en el Centro de Arte Wilfredo Lam en Cuba es un proyecto sobre performance que considero muy importante por varios factores. Por una parte, es la primera vez que ciertos artistas van a exponer en Cuba. Segundo, por el dialogo que grandes pioneros del performance, como Valerie Export, Trisha Brown o Teresa de Keersmaeker, tendrán con artistas más jóvenes que trabajamos el medio, como Cibelle Cavalli o yo misma.

 

 

Nicola Mariani

 

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