NOMBRE: Cristina
APELLIDOS: Ferrández Box
LUGAR DE NACIMIENTO: Alicante
FECHA DE NACIMIENTO: 1974
PROFESIÓN: Artista
A nuestra fichada de esta semana, Cristina Ferrández, la conocimos el pasado 2018, un año especialmente fructífero para ella en lo que a exposiciones se refiere: presentó individuales en la Galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbao, el Centro de Arte Alcobendas, el Centre LE LAIT de Albi, en Francia y Puxagallery, coincidiendo con la celebración de APERTURA.
En esta última sala, que la representa desde 2016, descubrimos sus Campos de utopía, un proyecto formado por obras en técnicas diversas (instalaciones, fotografías, dibujos, pinturas y audiovisuales) en las que Ferrández nos llamaba a detenernos ante la fragilidad y el misterio de paisajes cercanos a lo sublime, invitándonos a pensar en sus energías en relación con las radiaciones cósmicas imbricadas en la historia del universo. En esos campos que la artista había elegido mostrarnos era posible, en una contemplación detenida, atender a lo primario: comprender lo telúrico, la formación de la vida y de la materia. Y en algunos de los trabajos encontrábamos siluetas femeninas, elemento a la vez identitario, autorreferencial y reivindicativo.
La geografía y la metafísica también estaban presentes en “The Non Visible”, la exposición que, meses antes, podíamos visitar en el Centro de Arte Alcobendas: destacaba por lo envolvente de su escenografía y por aunar lo estético y lo ético, creación y ecología. Se adentraba Ferrández en paisajes aún no explotados, esos que fascinaron a los exploradores de fines del siglo XIX y principios del XX por la posibilidad de dar nombre a lo desconocido y recuperar conexiones íntimas con la naturaleza. Nos presentó montajes simultáneos de la Antártida y el Polo Norte en los que confluían fuerzas complentarias más allá de lo geofísico, energías que, como en Puxagallery, ella subrayaba mediante haces de luz. Y también cobraba importancia la cartografía como vía de acceso a eso no visible, al conocimiento de la tierra y a su posterior y no inocente aprovechamiento.
Licenciada en Bellas Artes en la Facultad de Cuenca, Ferrández desarrolló un doctorado sobre la especificidad del conocimiento artístico, en relación con las prácticas del Land Art, en la Universidad Miguel Hernández de Elche, así como un posgrado de vídeo digital en la Pompeu Fabra, con una beca Cajastur. Antes de 2018, también había presentado individuales en espacios como el Centro Municipal de las Artes y la Lonja de Alicante, el Museu del Ciment Asland de Castellar de n’Hug, las galerías Cornión y Mediadvanced en Gijón, el Centre Cultural Blaise Pascal de Clermont-Ferrand, la Sala Borrón y la Galería Texu de Oviedo, la Casa de Cultura de Avilés, la Drill Hall Gallery de Portland, el Colegio de España en París, el Museo Antón de Candás, el Instituto Juan Gil-Albert o el Centro de Cultura Antiguo Instituto gijonés.
Desde 2011 ha participado en ferias como la Feria de Arte de Oviedo, SWAB, MIA Photo Fair (Milán) y Art on Paper (Bruselas), con la galería asturiana ATM Contemporary, que también la representa desde 2014, y ARTESANTANDER, JustMAD, ESTAMPA… y entre sus reconocimientos figuran su selección en la XV Mostra Gas Natural Fenosa, la última que programó el MAC coruñés antes de su cierre; el Premio a la producción de un proyecto expositivo en el Centro Valey (2016), el primer galardón del Certamen Nacional de Arte de Luarca en 2014 (con la obra audiovisual Paso de gigantes, que antes había mostrado en LABoral, con motivo del Festival Miradas de Mujeres), su tercer premio en el I Concurso del Espacio AVAart de Asturias (2013) o los primeros en el IV Certamen Internacional de Pintura Miradas de la Fundación Jorge Alió (2004) y en el Concurso de Pintura de la Universidad de Alicante en 2001.
Citaremos también que, hace cinco años, participó en el Festival Photoalicante con el proyecto Crónica, de fotografía y videoinstalación interactiva, y en la Noche Blanca gijonesa con Pangea / Panthalassa, que pudo verse en la galería Altamira ATM Contemporary.
Además, ha obtenido becas de la Diputación de Segovia, Talens España, el citado Instituto Gil-Albert, Bilbao Arte, Al Norte, la Consejería de Turismo de Asturias (de su mano asistió a la bienal mexicana de Chapingo), el Blacklock Nature Sanctuary de Minnesota, el Museo Antón de Candás, la Fundación Municipal de Cultura de Gijón y la Factoría Cultural de Avilés, además de una beca Artistas Europeos en Residencia, de Europa Creativa, en el marco del proyecto The Spur 16/18 Project, desarrollada en LE LAIT, en Albi, como decíamos.
Hechas las presentaciones, os contamos que Ferrández se suma esta semana a nuestros Fichados porque nos interesa su trabajo a partir del paisaje, poniendo en valor el territorio, en dos vertientes: la técnica, por la diversidad de medios que utiliza para que obtengamos una dimensión de la naturaleza física y cultural, emocional y vinculada a lo social, y la significativa: su exploración de lo que implica habitar en el paisaje, relacionarnos con él y hacerlo desde un punto de vista lo más consciente posible.
Hemos preguntado a Cristina por sus inicios y los liga a sus estudios, aunque nos cuenta que el crear a partir de la naturaleza es para ella un modo de comunicación, valga la redundancia, natural: Comencé a trabajar al terminar la carrera de Bellas Artes, combinándolo con cursos de Doctorado y diversa formación extra constante, como un posgrado en vídeo digital en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. ¿Por qué? Porque siempre lo he llevado dentro. Es una de mis formas para expresar hacia el mundo, es casi un proyecto de vida en coherencia con un habitar en contacto con la naturaleza.
Como ya hemos avanzado, sus intereses tienen que ver con el hallazgo de emociones no condicionadas en espacios naturales que resisten a la intervención humana. Todos sus trabajos son fruto de investigaciones en las que se entrecruzan la ecología, la sociología, la antropología y la geografía humana y hay en ellos mucho de compromiso con el propio tiempo: Habiendo pasado por la observación crítica para otorgar lecturas líricas a parajes transformados irreversiblemente por la actividad humana (canteras, acantilados de vertidos siderúrgicos, campos y montes repletos de estructuras abandonadas, zonas calcinadas, etc), lugares donde se dio un traumatismo que deja al territorio incapaz de volver a ser naturaleza, busco la emoción pura en los espacios indómitos no mancillados. De la búsqueda del traumatismo, la herida y el deterioro, transito hacia la puesta en valor de los parajes prístinos, relacionándolos con la ampliación de la conciencia y la reconexión con el pulso natural, en aras de una renovatio vital y una evolución en armonía con el planeta.
No se trata tanto de representar como de ir más allá, de la creación de metáforas visuales e instalativas que nos arrastren a un viaje hacia lo indómito y desconocido.
En ese camino de sirve de disciplinas y técnicas diversas, partiendo de la imagen fija y recurriendo a los medios que cada proyecto le demanda: Me valgo tanto de tanto de elementos primarios encontrados en la naturaleza como de técnicas audiovisuales. Utilizo el videoarte a nivel instalativo, conjugando elementos que configuran un todo donde imagen y espacio invitan al tránsito.
Desde proyectos donde la fotografía era el aspecto dominante, he pasado a explorar otros formatos gráficos y montajes que atienden a cada propuesta y al desarrollo de su concepto.
Comenzaremos hablando de algunos de sus trabajos más destacados por Huertos urbanos, la videoinstalación que, hace justo una década, le llevó a ganar el mencionado Premio Astragal de Instalación en Asturias. Planteaba en esta pieza un discurso sobre la construcción del espacio urbano y sobre su relación con la naturaleza, tomando los huertos más como metáfora de vida y crecimiento que en su definición literal de espacios urbanos destinados a la horticultura.
En este trabajo, pone Ferrández de relieve que dichos huertos producen oxígeno y alimentos, pero son también espacios verdes en los que se enlaza lo público y lo privado y se generan expectativas nuevas para el habitar humano.
Tenemos debilidad por las fotografías y vídeos que componen La fuga de Perséfone (desde 2011), en los que esta autora alicantina examina de nuevo nuestra imbricación en el paisaje proponiendo una renaturalización del ser humano, noción que implica la sostenibilidad ambiental pero también la igualdad entre sexos. Proponía acabar con las jerarquías que separan la cultura de la naturaleza, el cuerpo de la mente, la ciencia y el saber tradicional, la emoción y la razón y, desde luego, a hombres y mujeres, vertebrando un ecofeminismo que vence los clichés que asocian a la mujer a la naturaleza, al cuerpo y al mundo siempre inestable de las emociones. En 2017 pudo verse esta serie en el Centro Cultural Antiguo Instituto, bajo el comisariado de Natalia Alonso Arduengo.
Entre sus proyectos de entonces destaca también Instante Entropía, de nuevo compuesto por vídeo y fotografía. Tomó como escenario de sus imágenes el Cabo Negro, en concreto el Paraje Natural del Cabo Peñas, donde durante años (más de una década) ha vertido sus escombros la industria siderúrgica pese a tratarse de un área protegida.
Su trabajo nos presenta este territorio como espacio casi metafórico de los sucesivos episodios que generan y degeneran los paisajes, suscitando debates sobre su preservación para las futuras generaciones.
Las figuras que encontramos aparecen cubiertas por plásticos, del mismo modo que la basura cubre como una costra el cabo. Pudo verse en el Museo Barjola hace cuatro años.
Nos referíamos antes también a Paso de gigantes (2011-2013), otra videoinstalación. Hablamos de una suerte de cartografía visual de insfraestructuras de obra pública, que no llegan a finalizarse y que transforman el paisaje, aludiendo asimismo al uso de dinero público para levantar construcciones de fin cultural o científico que también quedan inconclusas.
Ferrández encuentra en estos enclaves urgencia de futuro y llama nuestra atención sobre el carácter a menudo colosal de esos proyectos, paralizados, pero caros y transformadores del territorio.
De 2015 data Framed Landscapes, serie formada por dibujos, fotografías realizadas por satélite y una proyección en vídeo que pudimos contemplar en la Lonja alicantina ese mismo año. En este caso, la artista se servía de nuevas tecnologías para ofrecernos visiones de la tierra como espacio reconocible, dejando a un lado la abstracción de líneas y colores que a veces pueden devolvernos los mapas. La altura nos permite comprobar cómo la huella humana ha generado divisiones, trazando murallas, repoblando espacios naturales o construyendo infraestructuras: geopolítica de impacto natural.
Hablamos al principio de The Non Visible, la propuesta que el año pasado llevó al Centro de Arte Alcobendas. Esta vez, el dibujo y la vídeo instalación se completaban con la escultura para generar una atmósfera envolvente. Muchos recordaréis la instalación Rupes Nigra et Altisima, que constaba de un tablero hexagonal en el centro de la sala, a modo de volumen simbólico, y dos grandes dibujos inspirados en los casquetes polares que quedaban unidos, estando en paredes enfrentadas, por haces de luz simbólicos de las energías de sus paisajes. Esos dibujos se inspiraban, libremente, en cartas batimétricas con sus referencias geopolíticas: líneas de partición que evocaban el reparto de recursos naturales por explotar. Los paisajes vulnerables y bellos de los polos se reproducían también en las tres dimensiones en aquella muestra.
Otros trabajos, con implicaciones científicas y ecos ecológicos, son Oceanic Pulse, Premio a la producción de proyecto 2016 por el Centro Cultural Valey; Bio-logical Degrowth, que se expuso en el Instituto Gil-Albert en 2014 y Longed for Landscapes, que tres años antes se exhibió en el Portland Sculpture and Quarry Trust británico. Recuerda también Cristina la importancia en su carrera de las muestras colectivas “Aesthetics of real nature” y “The enviromental paradigm”, ambas presentadas en San Francisco en 2008: la primera en Proyecto X y la segunda en la Mina Dresden Gallery.
Y cómo no hablar de sus E-Landscapes, serie abierta en la que es difícil dilucidar dónde empieza la fotografía y termina la gráfica. Estas imágenes nacen de la experiencia directa de Ferrández con la naturaleza: captura fotográficamente sus paisajes y a partir de ellos trabaja, sobre papel de algodón, construyendo estampas subjetivas más allá de las físicas que apelan a las emociones del espectador. Las sensaciones placenteras y armónicas derivadas de estas obras proceden, según la autora, de su equilibrio entre lo real y lo ideal. Consigue paisajes físicos, pero también mentales, interiores.
Le hemos preguntado a Ferrández qué será lo próximo: Actualmente me encuentro imbuida en proyectos donde arte, ciencia y pensamiento se conjugan, y a través de conceptos como la simbiogénesis y la simbiosis universal, interrelaciono disciplinas como la filosofía de la ciencia con movimientos y procesos científicos contemporáneos de ámbito ecológico y la creación artística. Es un proyecto a desarrollar con la Beca de Arte, ciencia y sociedad de la Fundación Imera en la Universidad de Marsella, en Francia.
Además, hasta el 8 de julio podemos disfrutar en el Centro Municipal de Arte y Exposiciones de Avilés de “Terra Incognita”, propuesta que compendia nuevamente videoarte, dibujo, pintura, fotografía, instalación y materias naturales; cartografías subjetivas, inmanencias y radiaciones cósmicas. Consta de algunos de sus trabajos recientes, en los que propone viajes desde las realidades físicas hacia paisajes interiores por explorar.
Conoced mejor a Cristina, aquí: www.cristinaferrandez.art