La mayoría de sus fotografías tienen muy poco que ver con las de Vivian Maier, y en su caso no podemos hablar estrictamente de descubrimiento, porque sus trabajos sí se han mostrado anteriormente en Alemania, y han formado parte de colectivas en la Albertina de Viena y el Museo de Orsay de París (“¿Quién teme a las mujeres fotógrafas?”), pero la obra de Elisabeth Hase sí supone un hallazgo para la mayoría fuera del contexto de su país y la muestra que le brinda, hasta el 7 de mayo, la Robert Mann Gallery de Nueva York es, en cualquier caso, la primera exposición individual que se le dedica.
Antes de las autodramatizaciones conceptuales de Cindy Sherman, Elisabeth Hase se autorretrató asumiendo diversos papeles y reflexionando sobre los roles de género

Hase, nacida en 1906 en Doehlen, desarrolló su trayectoria como fotógrafa en el periodo de transición transcurrido desde la República de Weimar hasta la irrupción del Tercer Reich, y también con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial y hasta el final de su vida; murió en 1991 en Fráncfurt.
Aunque trabajó en paralelo a fotógrafos de las vanguardias de los comienzos del siglo pasado, podemos decir que su trabajo es fruto de una concepción de la imagen personal e independiente: sabemos que Hase intentó evitar la politización de su producción estableciendo su propio estudio en el año clave de 1933 (pasando así más desapercibida), y aquella decisión resultó ser un acierto atendiendo a su posterior y libre desarrollo artístico.
Antes de las autodramatizaciones conceptuales de Cindy Sherman, Elisabeth Hase se autorretrató asumiendo diversos papeles y siendo plenamente consciente de su doble rol como autora de las fotografías y como modelo que actúa frente a la cámara. En una de sus imágenes más expresivas aparece caída en una escalera, perdiendo su bolso y sus zapatos como símbolo de la supuesta vulnerabilidad femenina; en otras, en contraste, representa fortaleza e independencia, introduciendo una reflexión crítica sobre las diferencias de género, la exploración de la propia identidad y la recepción de esta por terceros. El apunte a injusticias sociales se hace evidente en obras como Dos reclusos, y otros géneros también abordados por la alemana fueron las naturalezas muertas, el reportaje y la fotografía callejera, estos últimos por encargo pero manejados con soltura y talento. Entre sus motivos más fotografiados se encuentran también los preferidos de la vanguardia: máquinas, arquitectura industrial, avances técnicos.

Sus obras forman parte de las colecciones del Museum Folkwang de Essen, la National Gallery of Art de Washington y el Metropolitan de Nueva York, y en la Robert Mann Gallery se exhiben una treintena procedentes de su archivo. En la estela de la Nueva Visión preconizada por Moholy-Nagy, recurrió a los planos cercanos y los puntos de vista originales.

- Elisabeth Hase. Untitled (down stairs), c. 1948
- Elisabeth Hase. Untitled (crying woman), c. 1934
- Elisabeth Hase. Untitled (woman with camera), 1940
- Elisabeth Hase. Untitled (bathing scene), 1932-33
- Elisabeth Hase. Untitled (woman with microscope), 1934
- Elisabeth Hase. Selbstbildnis (self-portrait), c. 1927
- Elisabeth Hase. Kalla (calla lily), 1931
- Elisabeth Hase. Untitled (detail of face), 1947
- Elisabeth Hase. Zwei Gefangene (two prisoners), 1950
- Elisabeth Hase. Untitled (burning car), c. 1947-48
- Elisabeth Hase. Untitled (egg beater with shadow and eggs), 1949
- Elisabeth Hase. Kleinen stapel (small stack), 1949
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