El viaje infinito de Bill Viola

Espacio Fundación Telefónica recorre la trayectoria del videoartista a través de una veintena de piezas

Madrid,

Tras su exhibición en La Pedrera, donde se clausuró el pasado mes de enero, llega a Espacio Fundación Telefónica “Bill Viola. Espejos de lo invisible”, una selección de veintiuna obras del artista que profundizan en las emociones humanas y en el paso del tiempo a través del uso magistral de la tecnología. La exposición se abre con Incrementation (1996), un autorretrato de Bill Viola acompañado de un contador de respiraciones, donde el autor se enfrenta a su propia mortalidad y con el que, de alguna forma, nos invita a cambiar nuestro ritmo, a abandonar las prisas y a aceptar la pausa necesaria para la contemplación de sus creaciones. Y es que el trabajo de Viola exige tiempo ese que él nos regalay demanda del espectador una mirada atenta a cada detalle dibujado en el tiempo, en la oscuridad y en el silencio. Solo así es posible alcanzar esa conexión casi espiritual con su obra, que genera una relación tan íntima que inevitablemente provoca nuestra reacción.

Bill Viola. Water Martyr, Martyrs Series, 2014. Bill Viola Studio
Bill Viola. Water Martyr (Martyrs Series), 2014.

Las obras escogidas para la muestra abarcan cuatro décadas de la trayectoria de Viola, desde la temprana pero hipnótica Reflecting Pool (1977-1979) hasta otras piezas más recientes como las que forman parte de la serie Martyrs, realizada en 2014 para la Catedral de Saint Paul en Londres. La condición humana, sus pasiones, y el ciclo de la vida son los principales temas que se abordan aquí. La evolución de estos intereses ha ido creciendo en paralelo con el desarrollo de las tecnologías, como se puede apreciar en las obras mencionadas, mientras que en Reflecting Pool encontramos las primeras experimentaciones de Viola con la cámara de vídeo, utilizando una cámara fija y grabando repetidas tomas hasta lograr la transición de imagen que él deseaba: la de ese hombre (él) suspendido en el espacio y en el tiempo mientras la vida sigue fluyendo en el interior del estanque. Esta obra introduce, además, dos de los temas que serán recurrentes en toda su producción: el agua y el tiempo. Por su parte, para la serie Martyrs el artista contó ya con los más sofisticados sistemas de vídeo, pantallas led y técnicas como la cámara lenta y el montaje en bucle. Cuatro pantallas atrapan la lucha con los elementos (tierra, aire, fuego, agua) y la aceptación final de la muerte, traduciendo en imágenes de enorme intensidad conceptos como los de resistencia, sacrificio, perseverancia y fortaleza.

“Mi material no es el vídeo, ni la cámara. Es el tiempo”

Una de las piezas más originales de la exposición es Heaven and Earth (1992), en la que aborda y confronta las etapas de la vida y la muerte, a través de los rostros de una anciana y un recién nacido. Entre las menos conocidas podemos citar Ablutions (2005) y, aunque más vistas, siempre es un placer detenerse ante las cinco piezas que componen Catherine’s Room (2001) o ante Emergence (2002).

Bill Viola, Heaven and Earth, 1992 @ Bill Viola Studio
Bill Viola. Heaven and Earth, 1992.
Bill Viola, Catherine’s Room, 2001 @ Bill Viola Studio
Bill Viola. Catherine’s Room, 2001.

La muestra concluye con Self Portrait, Submerged (2013), otro autorretrato del artista, esta vez dentro del agua, con los ojos cerrados y sin respirar. El agua se interpreta aquí como elemento esencial de vida, de cambio y del paso del tiempo en continuo fluir, cerrando así el ciclo de la vida y la muerte tan recurrente en su trabajo y que tiene una de sus mejores representaciones en la impactante Ocean Without a Shore, la instalación permanente de la Fundació Sorigué. “El yo es un océano sin orilla. Mirarlo no tiene principio ni final, ni en este mundo ni en el siguiente”, recordaba hoy Kira Perov, esposa de Viola, comisaria de la muestra y directora del Studio Bill Viola, citando al artista.

Esta exposición marca el inicio de una colaboración entre Fundación Telefónica y Fundació Catalunya La Pedrera, que además de ofrecer esta muestra en Madrid permitirá llevar a Barcelona la magnífica retrospectiva de William Klein que pudimos ver en el espacio de la calle Fuencarral el pasado verano.

 

“Bill Viola. Espejos de lo Invisible”

ESPACIO FUNDACIÓN TELEFÓNICA

C/ Fuencarral, 3

Madrid

Del 6 de febrero al 17 de mayo de 2020

 

 

 

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