El poder del pasado. 150 objetos para 150 años de arqueología en España

Una exposición sobre la evolución de la disciplina y nuestra riqueza arqueológica

Madrid,
El poder del pasado. Trajano de Itálica. 150 años de arqueología en España.
Trajano de Itálica, s. II d. C.

España posee el segundo patrimonio arqueológico más importante del mundo, por detrás de Italia, y una generación de arqueólogos, salida de las últimas promociones de nuestras universidades, altamente cualificada que forma parte de importantes excavaciones en los cinco continentes. Pero tanto la figura del arqueólogo como la disciplina han sufrido una gran transformación desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días, pasando de la tradición del solitario anticuario a la arqueología moderna, una tarea colectiva basada en una precisa metodología, en la que la mayor revolución está relacionada con las analíticas y el conjunto de técnicas de trabajo que se engloban dentro de la arqueometría.

El Museo Arqueológico Nacional, dentro de las actividades organizadas este año con motivo de su 150 aniversario, presenta una exposición que ofrece, por primera vez, una visión general, actualizada y crítica de la evolución de la arqueología en España. Para ello, su comisario, el catedrático de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, Gonzalo Ruiz Zapatero, ha seleccionado 150  piezas o conjuntos representativos de la historia de la ciencia arqueológica en nuestro país. Son objetos muy significativos procedentes de 70 museos, instituciones y colecciones privadas –en algunos casos sus tesoros más preciados–, escogidos por representar todo el territorio nacional, diferentes épocas y diversos contextos culturales. La muestra es también un homenaje a todos esos museos provinciales por su labor y esfuerzo en la conservación y difusión de nuestro patrimonio. El reto del comisario ha sido el de no presentar solo un catálogo de objetos sino conseguir ponerlos en contexto y ofrecer una visión de la historia limpia y honesta, que mire de frente a todos los ciudadanos y que estos se sientan bien con ese pasado compartido. En cuanto al título de la muestra, “El poder del pasado”, Ruiz Zapatero incide en que las piezas transmiten una conexión real con el pasado y con las experiencias vividas por sus pueblos.

La transformación en la forma de hacer y de concebir la arqueología en nuestro país se cuenta en la exposición a través de tres espacios o ámbitos cronológicos, desde la época de los pioneros de la segunda mitad del siglo XIX, a su consolidación como disciplina y su evolución científica hasta nuestros días. “La etapa pionera de la arqueología española (1867-1912)” expone los precedentes, la figura del anticuario, la búsqueda de piezas de gran valor y belleza pero con muy escasa proyección social de los hallazgos. Se inician los primeros estudios prehistóricos y la noción de la antigüedad en la Humanidad con la gran contribución de Marcelino Sanz de Sautuola y el descubrimiento de Altamira; la arqueología de los primeros pobladores y la influencia de los colonizadores mediterráneos que formarán el sustrato de lo que será la base de la arqueología medieval. Las fechas las marcan también la creación del Museo Arqueológico el 20 de marzo de 1867 y la primera Ley de Excavaciones arqueológicas española, un importante punto de inflexión y el momento a partir del cual comienzan las mayores transformaciones. “La consolidación de la arqueología moderna (1912-1960)” analiza la profundización en la materia y su vinculación a la historia, con nuevos campos de estudio más allá de la arquitectura, la numismática, la escultura o los objetos de adorno. Es también el momento en el que se abren nuevas vías para el estudio de los reinos cristianos y Al-Andalus. La arqueología se asienta en el ámbito universitario y los métodos de campo mejoran. En tercer lugar, “La configuración de la arqueología contemporánea (de 1960 a la actualidad)” presenta los grandes hallazgos del Paleolítico, bien simbolizados en Atapuerca y el esplendor de la arqueología romana ejemplificada en los conjuntos de Emérita y Tarraco, pero también la madurez de la arqueología medieval. Son los años de la profesionalización, la representación de especialistas en todos los ámbitos de la Administración, pero sobre todo de la arqueología moderna, tecnificada y profesionalizada.

Para entender mejor las metodologías de trabajo de los arqueólogos, la exposición también incluye algunos audiovisuales que ilustran cuales son los principales hitos de cada época en la forma de excavar, registrar y documentar las excavaciones, así como los objetivos de cada proyecto.

Entre las piezas que se exhiben, todas ellas de gran valor por ser documentos históricos, se encuentran piezas protohistóricas, fenicias, griegas, del mundo romano, prerrománico y medieval. Figuran desde elementos muy humildes, como herramientas o útiles de trabajo, a ajuares o lujosos tesoros, vasijas, botes, arquetas, esculturas, relieves o fragmentos procedentes de arquitecturas. El Pie “Prometeo” de Atapuerca, del 500.000 a. C.; la Mandíbula de Bañolas, del 66.000 a. C.; el tesoro de “El Carambolo”, s. VIII a. C.; el Trajano de Itálica, s. II d. C.; el Mosaico de las Tres Gracias, s. III-IV d. C.; la Arqueta Hissam II, 974-976 d. C.; la Corona de Recesvinto, s. VII d. C., o una Lauda sepulcral de Sancho III de principios del siglo XIII son apenas unos ejemplos de la riqueza y diversidad del conjunto.

Para explorar el impacto en la cultura y en la sociedad española, la muestra también dedica una revisión a plasmar cómo se ha reflejado la arqueología en los manuales escolares, el arte, la literatura, el cine o la televisión.

 

Mosaico de las Tres Gracias. 150 años de arqueología en España.
Mosaico de las Tres Gracias, s. III-IV d. C.

 

 

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