El Orden es

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“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.

Dijo Dios: «Sea la luz», y la luz fue.”

Génesis 1:1-3

Así comienza el Génesis y es, por tanto, la forma que tienen las culturas judía y cristiana de entender la creación. Crear es ordenar. Poner orden donde solo había caos. Una vez establecido el orden ya se pueden incorporar el resto de elementos, pero la primera acción a realizar es suprimir el caos. El Génesis quizás nos indique que la forma de introducir orden a las cosas es mediante la luz, lo que a los arquitectos nos resultaría bastante atractivo ya que solemos usar estas palabras de Le Corbusier para definir la arquitectura: “el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz”. Otra posible interpretación es que el propio Dios sea el orden en sí. Un orden que existe, un orden que es. Pese a que en la tierra dominaba el caos el orden existía aleteando por encima de las aguas, sin llegar a entrar en contacto con aquella. Y el primer acto para inundar a la tierra de orden fue crear la luz. Y es en esta interpretación donde encajan perfectamente las palabras de otro de los grandes maestros de la arquitectura Louis I. Kahn:

“El Orden es

Diseñar es dar forma en orden

La forma emerge de un sistema de construcción

El crecimiento es una construcción

Hacer las cosas en orden, es fuerza creativa

Diseñar es el medio dónde, con qué, cuándo, con,

cómo.”

Publicado en Perspecta 3, Yale Architectural Journal, 1955

 

Pero no solo la cultura hebrea y la cristiana nos hablan de la creación y su relación con el orden. En la mitología nórdica la creación se explica en el Völuspá (La profecía de la vidente).

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“Fue en los tiempos primeros cuando Ymir vivió;

no había arena ni mar, ni las frías olas,

tierra no había, ni el alto cielo,

solo el vacío abismo, tampoco había hierba”

 

Ymir es el primer Gigante de Escarcha, del cual nacen el resto. En la mitología nórdica los gigantes (Jotun) son la representación del caos, la naturaleza en estado puro, la naturaleza sin razón, la naturaleza sin orden.

 

“Mas los hijos de Bur formaron la tierra,

aquellos que crearon el famoso Midgard;

brilló el sol desde el sur sobre el palacio,

y surgió en la tierra la verde hierba.

 

Desde el sur lanzó el sol, compañero de la luna,

su mano derecha al confín del cielo;

no sabía el sol dónde estaban sus salas,

no sabían las estrellas dónde tenían su lugar,

no sabía la luna cuál era su poder.

 

Se reunieron los dioses, todos, en asamblea,

y tomaron consejo los sagrados dioses;

la luna llena y la nueva ellos designaron,

nombraron la mañana, también el mediodía,

la tarde y la noche, para contar los años.”

 

Bur (o Bor) es el hijo de Buri, el primer dios de la mitología nórdica. Los hijos de Bur son Odín, Ve y Vili, los primeros Æsir, habitantes del Asgard y principales dioses de esta mitología. Ellos representan el orden, la razón. Son quienes crean el mundo de los hombres (el Midgard).  Pero ¿cómo crearon ese mundo? Los hijos de Bur mataron al gigante Ymir y con su carne crearon la tierra, con su sangre crearon los mares, con los dientes y huesos crearon las piedras, con el pelo los árboles y con su cráneo crearon los cuatro puntos cardinales. Es decir, el mundo se creó mediante la victoria del orden sobre el caos, sobre los restos de este último. Con la muerte de Ymir cayeron el resto de gigantes excepto dos que se salvaron y que obligaron a los dioses del Asgard a tener una constante vigilancia para evitar que vuelvan a hacerse fuertes. Según la mitología nórdica al final de los tiempos los gigantes lanzarán un ataque desde su residencia liderados por Loki y vencerán llevando el caos a toda la creación. El Ragnarök.

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¿Qué sucede en la mitología griega? Pues según cuenta Hesíodo en su Tegonía al principio todo era caos (nos suena, ¿verdad?). De ese caos surgieron Gea (representación de la tierra), Erebos (representación de las tinieblas) y Nix (representación de la oscuridad). De la unión de estos últimos surgieron Eter y Hemera, que representan a la luz celeste y terrestre respectivamente. La luz le otorga a Gea personalidad y capacidad para engendrar por si sola y es así como surge Urano, representación del cielo. Entre ambos son los artífices de la creación del resto de elementos.

En este resumen podemos ver que para los griegos del caos surgen elementos sin orden hasta que aparece la luz, que permite a la tierra establecer los elementos con voluntad y criterio… con orden.

 

Si profundizamos en otras culturas y mitologías encontraremos relatos de la creación parecidos, pero eso ya os lo dejo a vosotros.

 

Toda esta reflexión nos lleva a interpretar la creación como el hecho de ordenar un caos existente. Crear es poner orden en las cosas. Un orden que es inherente al caos. Un orden que está siempre latente. Un orden que es. La labor del creador consiste en estudiar los elementos y encontrar el orden que existe en ellos para hacerle aparecer e impregnar a dichos elementos con él.

Pero la creación no termina ahí, pues el caos siempre sobrevive. Vivimos en una permanente lucha contra el caos. Como bien nos relata la mitología nórdica el caos sigue presente y debemos estar vigilantes y en constante lucha con él, hasta que llegue el día en que sea más fuerte que nosotros y nos invada. Podréis decir que la mitología nórdica es eso, una simple mitología, que no tiene credibilidad. Y es cierto. Es una mitología sin valor científico alguno. Lo que sí tiene valor científico es el concepto de entropía. No voy a hacer aquí un ensayo sobre la teoría del caos pues ni soy experto ni creo que sea el sitio adecuado. Así pues tendréis que confiar en mis afirmaciones (o, lo que sería aun mejor, contrastarlas por vuestra cuenta). La primera y más importante es que la entropía mide el caos que existe en la naturaleza. En realidad es el grado de desorden molecular interno de un sistema físico, pero como esto es un blog de arquitectura nos quedamos con la primera definición que es más sencilla.

La Segunda Ley de la Termodinámica nos dice que un sistema solo puede cambiar de estado si el estado final tiene una entropía mayor que el estado inicial. Es decir, con mayor desorden. ¿Sorprendidos? Pues es así, la cantidad de entropía del universo tiende a incrementarse con el tiempo. El universo tiende al caos, al desorden. En realidad es un proceso que vemos todos los días. Los edificios se caen, los humanos envejecen, las cosas se descomponen… El ejemplo clásico es que si tiramos un vaso de vidrio al suelo éste se rompe y se hace añicos, pero si tiramos un puñado de añicos estos jamás formarán un vaso.

Nuestra vida consiste en una lucha contra el caos. Vivimos en permanente guerra contra él. Una lucha constante y eterna… ¿he dicho eterna? Pues no, algún día llegará el Ragnarök y habremos perdido la guerra. Pero aún queda mucho para ello y mientras tanto merece la pena combatir y ganar batalla tras batalla hasta la derrota final. Y ya hemos visto cuál es nuestra arma para luchar contra el caos. Sí amigos, luchad contra el caos.

Cread.

 

 

PD: Todas las imágenes de este post pertenecen a la serie “Oh my God”  de Hey Studio.

 

 

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