Cerca de un año después de que se iniciasen sus obras de ampliación y renovación, el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca presentó el pasado viernes el resultado de la intervención, coincidiendo además con el 50º aniversario de la apertura en el centro, que como sabéis tiene su sede en las Casas Colgadas y nació por iniciativa de los artistas Fernando Zóbel, Gustavo Torner y Gerardo Rueda.
Con motivo de esta transformación, los fondos expuestos del centro, dependiente de la Fundación Juan March, han sido ampliados y reordenados y, en los nuevos espacios abiertos ahora al público, se presentan dos muestras temporales.
El que fue primer director del MoMA, Alfred H. Barr, se refirió a este espacio como el “pequeño museo más bello del mundo” tras visitarlo en 1967, y lo valoró en conjunto como obra de arte por su “equilibrio notable entre pintura, escultura y arquitectura”, y en las obras ahora culminadas Juan Pablo Rodríguez Frade, autor de su proyecto, y Juan González de las Cuevas, director de las mismas, han buscado, precisamente, mantener ese equilibrio alabado por Barr, devolviendo casi todos los espacios originales del Museo a los usos que tuvieron en los primeros años tras su apertura.
El que fue primer director del MoMA, Alfred H. Barr, se refirió a este espacio como el “pequeño museo más bello del mundo”
La ampliación y reordenación de espacios se ha realizado en una parte del edificio del Mesón Casas Colgadas, propiedad del Ayuntamiento de Cuenca, que ha cedido su uso; la imagen exterior de los edificios se mantiene. Sí han quedado modificadas, aunque de forma sutil, la morfología interior y las conexiones entre las distintas plantas y edificios, con el fin de mejorar la accesibilidad, los recorridos y la funcionalidad expositiva y museística de las instalaciones.
La reforma ha tenido como objetivo el aprovechamiento máximo de los espacios, con el fin de que puedan acoger hasta tres o cuatro exposiciones temporales al año. Regresan a Cuenca la colección de obra gráfica y de libros de artista del Museo, que en los ochenta fueron trasladadas a Madrid por falta de espacio, y la amplia y valiosa biblioteca de Zóbel, que, como recordaréis, donó sus fondos a la Fundación March en 1981.
Los espacios con restos históricos se han reabierto a los visitantes y, como la nueva sala de exposiciones, ofrecen ahora condiciones de climatización idóneas para la exhibición de las obras. El espacio dedicado hasta ahora a exposiciones temporales se ha reconvertido en un espacio multiusos tras recuperarse los vanos por los que se cuela la especial luz de la orilla del Huécar: desde el viernes pasado disponemos allí de un auditorio-biblioteca, donde tendrán lugar actos y presentaciones públicas, conciertos, cursos o conferencias y en el que se instalarán la biblioteca, el archivo y centro de documentación del Museo. Junto a él se encuentra el nuevo taller del programa educativo, que también ofrece nuevas instalaciones. Unos 6000 escolares se benefician de él cada año.
Además de la colección ampliada del centro, cuya presentación se ha ideado para cumplir con el deseo de Zóbel de permitir la “rotación lenta de obras”, podemos contemplar en los nuevos espacios del Museo de Arte Abstracto dos exposiciones.
La primera se titula “La otra colección permanente” y muestra una selección de obras de la colección del propio Zóbel junto a otras implementadas por la propia Fundación March. Hay que recordar que este creador fue mecenas y coleccionista además de artista.
Articulada a la manera de las Wunderkammern, antiguas cámaras o gabinetes de curiosidades en las que las obras de arte se mezclaban sin jerarquías con muy diversos objetos, esta muestra consta de lienzos y esculturas de pequeño formato, obras sobre papel, maquetas, dibujos, obra gráfica, libros de artista, fotografías y documentos que en raras ocasiones se han expuesto al público.
La segunda lleva por nombre “Venecia, 1962-Cuenca, 1966” y nos traslada a la 31ª Bienal de Venecia, en la que Zóbel y Torner representaron a nuestro país. Aquel encuentro fue el germen de la posterior fundación, junto a Gerardo Rueda y otros artistas amigos, de nuestro Museo de Arte Abstracto Español, cuatro años después. En esta exhibición veremos obras de ambos, material de archivo perteneciente al legado de Fernando Zóbel, fotografías y distintas imágenes y documentos.
La primera puede visitarse hasta el 5 de marzo del año que viene y la segunda hasta el 21 de mayo.
Por otro lado, si queréis aprender más del museo conquense podéis haceros con alguna de las tres publicaciones especiales que se pueden adquirir en su librería-tienda, o en la de cualquiera de los espacios de la Fundación March: una carpeta de nueve dibujos seleccionados de entre los 133 cuadernos de apuntes realizados por Fernando Zóbel entre 1948 y 1984; la reedición bilingüe del libro de Fernando Zóbel Cuenca: Sketchbook of a Spanish Hill Town, publicado originalmente en 1970 por la Universidad de Harvard, o la tercera edición del catálogo-guía del Museo, revisado y actualizado.
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