Figura clave en el actual panorama portugués y uno de los artistas más reconocidos, junto a Sarmento, de nuestro país vecino, Pedro Cabrita Reis es autor de dibujos, fotografías, pinturas y esculturas elaboradas tanto con objetos manufacturados como con materiales encontrados. En ellos ha dejado patente su fascinación por las huellas de la presencia humana en espacios vacíos en el presente, por lo que se ve cuando se apaga la luz y por lo que se oye cuando permanecemos en silencio; podemos decir que el conjunto de su producción es una alabanza a la belleza de lo cotidiano y a la capacidad poética de lo material para evocar lo que no podemos tocar.
Artífice también de escritos, a la par precisos y poéticos, a los que él otorga un valor similar al de sus trabajos en papel, el de ejercicios mentales que te animan a expresar más con menos, el artista presenta, hasta el 4 de marzo en la Galería Juana de Aizpuru de Madrid, “Herbarium”, una selección de dibujos que fueron concebidos específicamente para esta sala.
UN RECOLECTOR DE RECUERDOS
A diferencia de otros creadores, Cabrita Reis no se sirve del papel como medio preparatorio, sino como mera expresión de un pensamiento. Dibujar es para el portugués una actividad total y constante que implica, eso sí, una disciplina mental que le ayuda a clarificar y ordenar el resto de sus procesos creativos a la vez que le suscita interrogantes propios de su propia naturaleza como obra en papel.
En Juana de Aizpuru vemos trabajos de grandes dimensiones que Cabrita ha llevado a cabo en sus talleres de Lisboa y la sierra de Tavira, al sur de Portugal, y que incorporan aspectos autobiográficos: vemos invitaciones de sus exposiciones pegadas en algunos de ellos, en otros ha integrado raíces de algarrobo o troncos de jara que ha encontrado en sus paseos por el campo. Él se autocalifica como un “recolector de recuerdos” al que todo le interesa, un curioso absoluto que quiere mirar más allá de lo que ve.
En sentido estricto y tradicional, no podemos hablar de estas piezas como “dibujos”, aunque el artista los llame clásicamente así: se trata de obras realizadas con grafito, oleo, barnices, acrílico, collage, esmaltes, lápiz de cera y bolígrafo y dispuestas directamente sobre la pared que, en esta muestra, adquieren cierto carácter objetual o escultórico. Para Cabrita Reis, el papel no es sólo el soporte de la obra, es también en sí mismo una materia tan importante como otras.
Si algo tiene en común el conjunto de la producción del portugués, independientemente del formato utilizado, es la presencia de materiales sencillos, a veces cotidianos, a veces tomados de la esfera industrial, que Cabrita recicla para dar lugar a reflexiones sobre la memoria y el espacio, y la memoria en el espacio, y para crear asociaciones con carácter metafórico.
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