Era un sueño para Martín Chirino según el mismo ha declarado: por fin abrió sus puertas, el pasado 28 de marzo en el Castillo de la Luz de Las Palmas de Gran Canaria, la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino, que en un principio alberga veinticinco esculturas fechadas entre 1956 y 2014, pero que, con el tiempo, pretende constituirse en un centro que potencie las actividades artísticas y el pensamiento en la isla, así como el estudio y la difusión del legado de este creador y la completa catalogación de su obra.
La puesta en marcha de la Fundación ha sido posible gracias al apoyo económico del Ayuntamiento de Las Palmas y el Cabildo de la isla. Aunque a día de hoy, y durante unos meses, la entrada a la Fundación será gratuita, está previsto que más adelante se adopte una tarifa “razonable” de acceso y también que se programen talleres, conferencias y cursos que conviertan este espacio en una plataforma de debate llamada a suceder al Centro Atlántico de Arte Moderno en lo relativo a la organización de los “cursos de arte y pensamiento” que Chirino organizó tiempo atrás en el CAAM, en el periodo en que fue su director.
El Castillo de la Luz, sede de la Fundación, es una de las construcciones más antiguas de Las Palmas, una fortaleza datada a finales del s XV y recientemente restaurada que en 1941 fue declarada Bien de Interés Cultural. Entre las piezas de Chirino que ahora pueden verse en el Castillo destacan Lady Harimaguada, El Pensador o La Espiral del Viento.
El propio escultor ha escogido también a los profesionales que estarán al frente de su Fundación: su director será el gestor cultural, comisario y consultor de arte Jesús María Castaño, colaborador de Chirino desde 1996, y el sociólogo, periodista y escritor Antonio Puente será el director de Comunicación.
El artista nació en Las Palmas, y a la isla, y a su infancia en la playa de las Canteras, está ligado buena parte de su trabajo. Él dice considerarse sólo un artesano del hierro, un herrero, pero pocos como él han logrado alcanzar mayor expresividad con la austeridad de medios que caracteriza sus obras. Precisamente las veinticinco piezas que ahora constituyen la base de los fondos de la Fundación Martín Chirino formaron parte en 2013 de la muestra “Martín Chirino, obras para una colección”, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
En el centro de estos trabajos, y del conjunto de la producción del canario, se encuentra la forma espiral, ya presente en las creaciones de los aborígenes de las islas como elemento de connotaciones mágicas que formaba parte de sus ritos de ascenso hacia las cumbres para mirar y rendir adoración a las estrellas.
Pese a su evidente solidez y a su peso, las obras de Chirino transmiten sensación de elevación, de acercamiento al cosmos. El escultor nunca ha abandonado la espiral, pero nunca ha creado dos iguales: todas suponen un punto de partida nuevo y también un regreso al origen.
Nacido en 1925 y formado en Bellas Artes en Madrid, Chirino viajó por Europa con el fin de conocer a fondo los principios de la escultura clásica y también los trabajos de Julio González, Barbara Hepworth, Henry Moore o Constantin Brancusi. Miembro del grupo El paso en los últimos años de la década de los cincuenta, una década más tarde comenzaría a alternar su residencia entre España y Nueva York y a exponer en esta ciudad. Entre los galardones que ha recibido figuran el Premio Nacional de Artes Plásticas (1980) y la Medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes (1985) y el año pasado fue nombrado Académico de honor por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: