Diálogos intrusos: todo es presente en el MNAC

Arte contemporáneo de la Fundación Suñol dialoga con sus fondos

Barcelona,

Hasta noviembre del año que viene, el Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Cataluña acoge “Diálogos intrusos. Todo es presente”, un proyecto que se entronca en su voluntad de renovar las narrativas de su colección, compuesta por fondos románicos y góticos, arte renacentista, barroco y moderno; dibujos, grabados y carteles, fotografía y numismática. En este caso, sus salas se han abierto a una selección de obras de arte contemporáneo procedentes de la Fundación Suñol, una de las instituciones privadas con las que el MNAC ha vertebrado alianzas para subrayar el valor de fondos de referencia.

Han sido diecinueve las piezas fechadas en la segunda mitad del s. XX que han emigrado de una a otra institución barcelonesa y se nos presentan diseminadas, entablando nexos con otros trabajos datados a lo largo de mil años y abriendo lecturas nuevas de unos y otros, por analogía o por contraste.

Sergi Aguilar, director de la Fundación Suñol y Alex Mitrani, conservador de Arte contemporáneo del MNAC han comisariado la muestra vertebrándola a partir de la idea de que el pasado en lo creativo no es tal, de que el arte, tanto anterior como reciente, plantea preguntas y respuestas sobre nuestras vidas y de que no existen más barreras, temporales y culturales, de las que cada uno quiera imponerse a la hora de disfrutar de experiencias estéticas personales e intensas.

Diálogos intrusos nace con la voluntad de convertirse en proyecto de vida larga, que suscite diálogos múltiples entre ese acervo histórico del MNAC y colecciones contemporáneas, y en esta primera edición nos propone reflexionar a partir de las piezas seleccionadas en torno a cuestiones consustancialmente humanas, como la identidad y el sufrimiento o lo invisible y el misterio.

El recorrido de la exhibición se ha articulado en las Salas de Arte Moderno, Renacimiento y Barroco, Gótico y Románico y se completa con audios y lecturas, para lograr del visitante una participación activa a la hora de estrechar lazos entre piezas separadas por varios siglos; las llegadas de la colección Suñol Soler pertenecen a Sergi Aguilar, Richard Avedon, Claudio Bravo, José Manuel Broto, Joan Brossa, Carmen Calvo, Eduardo Chillida, Lucio Fontana, Joan Hernández Pijuan, Eva Lootz, José María Sicilia, Susana Solano, Tàpies, Jaime Xifra, Darío Villalba y Evru/Zush.

A cada una de esas diecinueve obras se le ha asignado un concepto como punto de partida propuesto para la reflexión crítica; así, Concetto spaziale. Pillola de Lucio Fontana se vincula a las esculturas de Julio González a partir de la noción de revoluciones; las manos del segundo gritan, los cortes o perforaciones del primero abren heridas.

Richard Avedon. Igor Stravinsky, 1975. Col·lecció Suñol Soler © The Richard Avedon Foundation
Richard Avedon. Igor Stravinsky, 1975. Col·lecció Suñol Soler © The Richard Avedon Foundation

Los retratos de Igor Stravinsky de Avedon se han ligado aquí al de un muy joven Picasso para hablarnos de identidad y de cómo el rostro nos define; los austeros estudios de la relación luz-color-espacio-gesto en la producción de Hernández Pijuan se ha confrontado con el estallido cromático de los paisajes de Joaquim Mir y la noción de apego se ha insertado en la exposición a partir de Estantería (1990) de Carmen Calvo, que llama nuestra atención sobre cómo el poseer, el ordenar y el mostrar han determinado nuestra visión del interior burgués y también nuestros modos de relacionarnos con espacios y objetos, de modo que nuestras estanterías serían también la proyección de nuestras mentes, necesitadas de orden, en buena medida por su fragilidad.

Brossa, en Capitomba, nos presenta una taquilla de banco girada de la que caen aparentes monedas, que no son sino piezas de chocolate. Desde el humor y la desmitificación, y con la apropiación como recurso, desenmascaraba el artista y poeta una de las vertientes de nuestros comportamientos que no queremos ver: nuestros anhelos materiales (el dinero).

Comparte lúcidamente espacio con las pinturas románicas de Santa María de Aneu Dos-Tres núm. 1 (1978) de Sergi Aguilar, para hablarnos, cómo no, de misterio. Se trata de contenedores cerrados que han devenido aquí vehículos para la trascendencia, en su cercanía con las representaciones de la verdad revelada. En esa línea, los ojos de Evru/Zush (Zeyemax, 1974) se han emparentado con los de las plumas del pavo real en la simbología cristiana para recordarnos que, en el medievo, cuando la imagen tenía una presencia más reducida, la metáfora de la visualidad más recurrente no era una proyección sino directamente aquello que mira. Para el artista contemporáneo, esos ojos son también símbolo de conocimiento.

Evru/Zush. Zeyemax, 1974. Col·lecció Suñol Soler © Evru/Zush, VEGAP, Barcelona, 2020
Evru/Zush. Zeyemax, 1974. Col·lecció Suñol Soler © Evru/Zush, VEGAP, Barcelona, 2020
Círculo del Maestro de Pedret. Ábside de Santa María de Aneu, siglos XI-XII. MNAC
Círculo del Maestro de Pedret. Ábside de Santa María de Aneu (detalle), siglos XI-XII. Museo Nacional d´ Art de Catalunya

Dialoga además con la pintura mural medieval primitiva Flor marco negro (1987), de José María Sicilia: comparte con aquella frontalidad, textura rugosa y también una apelación a lo invisible: qué era el Cuadrado de Malévich sino un equivalente de la Cruz o el rostro divino. Y es sabido que el dolor y el sufrimiento hoy nos asustan, pero el arte románico tendía a mostrárnoslos con una precisión gráfica que hoy nos resulta ingenua. De Xifra, pionero del arte conceptual, veremos una silla de aspecto intencionadamente horrible que no servirá para acomodar sino para sugerir tormentos.

Con los interiores de Santa María de Tahull, que aún hoy nos sorprenden por su dignidad, se ha confrontado la escultura Colinas huecas núm. 15 de Susana Solano, severa y contenida, a medio camino entre el objeto de mobiliario y el paisaje. Contiene belleza, pero de un tipo distinto. Y por el camino del cromatismo ocre y la representación emocional se han enlazado Broto y una imagen gótica de pathos.

La luz y las sombras vinculan asimismo en el MNAC a Eva Lootz con la mística medieval y la estética refulgente asociada a los objetos divinos. Se ha seleccionado una de las pinturas en las que propone el vacío como fuente de conocimiento y serenidad, pero también de comunicación con el misterio. El Museu ha enlazado, además, Butaca (1987) de Tàpies con una Virgen sedente y trono de Cristo, en su regazo. Frente a la angulosidad y los dorados de la silla gótica, la del catalán se encuentra envejecida y resulta ruda, remarcando la ausencia de una presencia humana que se interrogue en ella sobre su lugar en el mundo.

Antoni Tàpies. Butaca, 1987. Col·lecció Suñol Soler © Comissió Tàpies, VEGAP, Barcelona, 2020
Antoni Tàpies. Butaca, 1987. Col·lecció Suñol Soler © Comissió Tàpies, VEGAP, Barcelona, 2020
10.Lluís Dalmau. Mare de Déu dels Consellers. Detall, 1443-1445. Museu Nacional d’Art de Catalunya
Lluís Dalmau. Mare de Déu dels Consellers (detalle), 1443-1445. Museu Nacional d’Art de Catalunya

En las salas de Renacimiento y Barroco nos esperan Evru/Zush, Darío Villalba, Eduardo Chillida y Claudio Bravo. Junto a las heridas de los santos barrocos veremos Sabina eyeya (1974) del primer artista, una figura invertida en cruz, con una espiral por cabeza a modo de caja de resonancia o antena, y los Pies vendados de Villalba, fechados el mismo año, se han acercado a imágenes del pie humano como alegoría de humildad.

Por último, Rumor de límites IX, pieza de Chillida que evoca una austeridad monacal, se ha enlazado al recogimiento y la meditación que sugieren varias pinturas tenebristas y Pan tostado, de Claudio Bravo, al pan estático, monumental y misterioso de un bodegón de Zurbarán.

Dario Villalba. Pies vendados, 1974. Col·lecció Suñol Soler © Dario Villalba, VEGAP, Barcelona, 2020
Dario Villalba. Pies vendados, 1974. Col·lecció Suñol Soler © Dario Villalba, VEGAP, Barcelona, 2020
José de Ribera. Martirio de San Bartolomé, 1644. Museu Nacional d’Art de Catalunya
José de Ribera. Martirio de San Bartolomé, 1644. Museu Nacional d’Art de Catalunya

 

 

 

“Diálogos intrusos. Todo es presente”

MUSEU NACIONAL D´ ART DE CATALUNYA. MNAC

Palau Nacional, Parc de Montjuïc

Barcelona

Del 13 de noviembre de 2020 al 7 de noviembre de 2021

 

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