Es una figura esencial del arte conceptual argentino desde los sesenta, su producción se nutre de referentes muy diversos (de la arquitectura a asuntos sociales pasando por la geografía) y desde los inicios de su carrera afirmó David Lamelas su voluntad de producir formas escultóricas que estuvieran despojadas de volumen físico, reflexionando así sobre las posibilidades de una creación desmaterializada.
En esa senda se ha valido del lenguaje, del diálogo entre la fotografía y la imagen en movimiento y también de referencias del mismo cine, prestando atención igualmente a la representación de la temporalidad y el espacio, la crítica institucional, los vínculos entre arte y medios de comunicación de masas, las repercusiones de la ficción en lo real o las relaciones entre las artes visuales y la literatura.
Hasta el próximo octubre, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo presenta en Santiago de Compostela su primera retrospectiva en España: se titula “Lejos, América” y explora la evolución de su trabajo desde sus inicios en los sesenta y en Buenos Aires (hay que recordar que, en 2009, el Centro José Guerrero granadino le dedicó ya una individual, pero centrada en su producción fílmica). Pivota esta antología en torno a dos asuntos: la relación del artista con Galicia, dado que sus padres emigraron a América, en la Guerra Civil, desde Manzaneda y Castro Caldelas y la relevancia del dibujo en su obra, como disciplina autónoma o como ensayo preparatorio para sus esculturas, fotografías, proyectos públicos o vídeos.
Él mismo ha articulado el recorrido, propiciando el diálogo entre los espacios donde puede verse la muestra. Nos recibe un árbol circunvalado por placas de hierro rectangulares; se trata de uno de los señalamientos de objetos que el argentino viene desarrollando desde 1968 (comenzó con un árbol, una tumbona y una farola en Hyde Park), documentando fotográficamente esas acciones. Su propósito era intervenir sobre espacios y arquitecturas modificando nuestra percepción de los mismos y, en este caso, el gesto de introducir un árbol dentro del museo remite a otra acción realizada en el mismo CGAC, en 1996, por un autor que comparte generación y querencia por lo vegetal con Lamelas: Vito Acconci. En Park Up a Building, el americano desplegó una suerte de escalera metálica por la fachada del edificio de Siza, distribuyendo árboles en los distintos niveles hasta la azotea.
También podemos ver en Santiago Falling Wall, un un panel rectangular soportado por una estructura de vigas de madera sin tratar, subrayándose los contrastes entre lo orgánico y lo artificial, o el cuadro sin título que originaría su intervención pública de 1992 Quand le ciel bas et lourd: si en el lienzo tres hileras de árboles aparecen enmarcadas por un rectángulo, como base; a pie de calle esa superficie rectangular se transformó en un techo metálico que oprimía el crecimiento de las plantas y suprimía para ellas la luz del sol. Son diversas las razones de la presencia recurrente de los árboles en los trabajos de Lamelas: busca subrayar su contraste con los espacios donde expone, pero también podemos considerarlos símbolos de arraigo.
Adentrándonos en la exposición, Situación de cuatro placas de aluminio (1966) remite al periodo en que el argentino dejó a un lado referentes figurativos para sumergirse en un lenguaje austero y abstracto e investigar sus opciones de transformar el espacio. Ese proceso queda aquí patente también a través de la escultura Study of Relationships Between Volume, Space, and Gravity, un ángel abstracto, o de Corner Piece, un trabajo entre lo escultórico y lo arquitectónico: una pirámide invertida que parece pender sobre las cabezas del público.
Han llegado también a Santiago dos versiones de la performance Time, donde podremos asimismo adentrarnos en su evolución hacia la desmaterialización y en su atención al tiempo y el lenguaje, y tres de sus Paredes dobladas, reproducciones de las superficies de distintas paredes de espacios expositivos, en papel y a escala 1:1.
Decíamos que esta retrospectiva incide en sus lazos con Galicia: se han recogido veinte dibujos inéditos, fechados en su etapa de estudiante, que se encuentran entre sus trabajos de carácter más claramente autobiográfico; pueden relacionarse, de forma más o menos explícita, con sus vivencias en España en los cincuenta (vivió en Borruga, Orense, durante un año) y destacan por su humor y por el influjo goyesco.
Contemplaremos asimismo cinco proyectos fotográficos marcadamente austeros y casi antiartísticos, evocadores a veces del cine negro o de la nouvelle vague, junto a piezas fílmicas ya plenamente cinematográficas (The Desert People, de 1975), así como formatos intermedios. Entre estos últimos encontraremos una entrevista con Marguerite Duras en la que descompuso el lenguaje cinematográfico en sus elementos básicos, centrándose no tanto en la figura de la escritora como en su forma de entender la literatura y en las conexiones de sus códigos con los fílmicos.
El Super Elástico, objeto minimalista en expansión inspirado tanto en la vanguardia como en la cultura popular, en el concretismo y la pintura hard-edge y también en el cómic, se adapta ahora a un espacio de muros convergentes y completan esta retrospectiva dibujos y pinturas que prueban la aproximación postconceptual de Lamelas a esas técnicas, o vídeos, piezas donde criticó las dictaduras latinoamericanas y el que consideraba intervencionismo estadounidense desde una perspectiva tragicómica.
En último término, el propósito de “Lejos, América” es cuestionar los límites entre los espacios expositivos y los que, en inicio, no lo son, del mismo modo que aquel señalamiento de un árbol por Lamelas quería difuminar los límites entre lo interior y lo exterior.
David Lamelas. “Lejos, América”
CENTRO GALLEGO DE ARTE CONTEMPORÁNEO. CGAC
Rúa Valle Inclán, 2
Santiago de Compostela
Del 23 de julio al 3 de octubre de 2021
