CentroCentro ha presentado esta semana su programación expositiva para los próximos meses, concebida desde la nueva dirección artística de Soledad Gutiérrez. Acompañada por Getsemaní de San Marcos, directora general de Programas y Actividades, y por la alcaldesa Manuela Carmena, Gutiérrez ha desgranado las líneas de actuación del centro, que estarán basadas en la práctica artística más contemporánea, como reflejo de las preocupaciones de la sociedad actual, y sustentadas en tres pilares fundamentales: los artistas, los comisarios y agentes culturales y el público. Para ello se llevará a cabo un pionero programa de producción propia pensado para dar visibilidad al trabajo de los creadores y para proporcionar a los comisarios el tiempo y el marco adecuado para desarrollar proyectos a medio-largo plazo, más allá de las prisas de la preparación y el montaje de una única exposición temporal. En este sentido destaca el ciclo curatorial de duración anual, que permitirá a los elegidos generar un discurso completo y entrar en contacto con el trabajo continuado dentro de la institución. A ellos se les concede el espacio de la quinta planta y la primera en estrenarse allí es Sonia Fernández Pan con su Mirror becomes a razor when it’s broken, un proyecto centrado en la objetualidad y la materialidad del mundo. Su primera artista invitada ha sido Lúa Coderch, pero ya sabemos que tras ella pasarán por allí Rubén Grilo, Josu Bilbao y Eva Fábregas. “Vida de O”, de Coderch, arranca el ciclo y plantea una curiosa relación entre lo humano y el objeto mediante la mutua transferencia de atributos. Hay algo de enigmático y de humor en todo el planteamiento, comenzando por el mismo título, que con esa “O” puede hacer referencia al objeto o a alguien cuyo nombre empiece por esa letra. Es algo que la artista deja abierto a interpretaciones. Y lo que nos encontramos en la sala es todo un dispositivo de investigación para pensar sobre la objetualidad y sobre la proyección que solemos hacer sobre los objetos, sin poder acercarnos a ellos desde un punto de vista que no sea humano. Pero, ¿qué pasaría si cambiásemos la dimensión antropocéntrica que nos rodea? ¿Cuáles serían los atributos de lo inerte que verían los objetos en las personas? ¿Podrían ellos establecer una relación empática con nosotros? Ese es el planteamiento de la artista y de la instalación con la que, desde la ironía, nos introduce en una nueva realidad en la que los objetos tiene boca y voz…
Conscientes de la personalidad del edificio, que, como sede del Ayuntamiento de Madrid es además un lugar reseñado en las guías de turismo, en la nueva programación este estará mucho más presente en todas las actividades. Y “Vida gallega”, la muestra de Carme Nogueira (Vigo, 1970) que hoy abre sus puertas al público, parte precisamente de una investigación sobre el arquitecto Antonio Palacios, artífice del edificio, y de las intervenciones puntuales, y muchas veces de carácter efímero, que llevó a cabo en él Alejandro de la Sota entre 1961 y 1984. A partir de una instalación central a modo de biombo-dispositivo que va desplegando sus partes –haciendo las veces de modulador del espacio y de expositor–, la artista hace referencia a una de esas intervenciones funcionales y temporales que realizó de la Sota. La exposición se completa con otros dispositivos informativos que sirven para presentar diferentes trabajos realizados por la artista en los últimos quince años, repasando así buena parte de su producción. Llegamos así a otra de las líneas de actuación dentro de la programación de CentroCentro, que utilizará la cuarta planta para acoger a creadores que, por falta de oportunidades, no hayan tenido la visibilidad que se merecen. El modelo se repetirá, aportando en cada ocasión una pieza nueva y un recorrido por otras obras anteriores que pongan en contexto la trayectoria del creador o creadora a quien se dedique la muestra.
Sobre el edificio de Palacios también se ha pronunciado Manuela Carmena, quien ha comentado que ya se ha licitado el proyecto de decoración de la plaza central, uno de los lugares emblemáticos del que fuera Palacio de Telecomunicaciones, que pretende convertir esa zona en un lugar de uso, de encuentro y de conexión. Quienes entren al edificio, independientemente del motivo de su visita, se podrán encontrar con una presentación, una performance, un concierto, o, a partir de la próxima primavera, pasar a tomar el vermú un sábado al mes, cuando se retome el ciclo Vermús en el patio. El objetivo es dar vida al edificio y que la gente lo integre dentro de sus actividades culturales pero también de ocio.
Otra importante novedad de la nueva etapa expositiva en CentroCentro es la ruptura con las imposiciones por espacio o materia. No encontraremos ya las pequeñas áreas destinadas en exclusiva a la fotografía, como EN FOCO, que también inaugura hoy la que será su última exposición, dedicada a Esther Navarro (Valencia, 1988). En ella, titulada “Light out”, la artista utiliza la fotografía como medio de registro para hacer pintura, llevándonos a ver más allá de lo que nos permite la visión de nuestros propios ojos, activando así nuestra imaginación. Con ella, como decíamos, se cierra este ciclo iniciado en 2017, pionero en seleccionar el trabajo de los participantes por concurso público, por el que han pasado Juan Aballe, Lukasz Michalak, Elena de la Rúa y Lara Albuixech.
De la misma forma, desaparece La ciudad en viñetas, el espacio comisariado por Ana Galvañ dedicado al cómic, por el que en los últimos seis años han pasado más de treinta artistas e ilustradores que centran su actividad en esta disciplina y que recogían visiones inéditas sobre la ciudad de Madrid, sus emblemas y sus gentes. Ahora, a modo de balance, podemos ver una selección de los mejores trabajos que se han exhibido en este tiempo y entre los meses de octubre y noviembre los artistas Miriam Persand, Carla Berrocal, Roberto Massó, María Ramos y Javier Arce volverán a CentroCentro para realizar sobre un fragmento de muro de la cuarta planta una intervención colectiva, transformándolo en una gran historieta.
Que estas dos secciones concluyan una etapa no significa que fotografía y cómic queden desterradas de la programación del centro. Tampoco el diseño, que esporádicamente contaba también con muestras especializadas. A partir de ahora serán disciplinas integradas, sin distinciones, como el resto de las artes en la programación general. La idea de narrativa que vertebrará todo el programa propone incluirlas en él de manera natural.
La quinta exposición que marca este inicio de temporada es “Saliva” y nace de un grupo de estudio, siendo el primer ejemplo de otra de las iniciativas que Soledad Gutiérrez quiere poner en práctica, pemitiéndonos contemplar la creación artística como proceso y no solo como una obra terminada o un conjunto de ellas reunidas para una exposición. El poder contar qué sucede durante el desarrollo de un proyecto y tratar de acertar con la manera de aislarlo o fijarlo físicamente por un periodo de tiempo concreto es otro de los retos que se plantea la nueva directora. En el caso concreto de “Saliva”, comisariada por Ainhoa Hernández y Andrea Rodrígo, se parte de una investigación de largo recorrido y de la necesidad, en un momento concreto, de darle visibilidad y cuerpo a esas preocupaciones, preguntas y respuestas compartidas, con el interés por encontrar prácticas y estructuras que permitan nuevas formas de comunicación y de convivencia o de trabajo que involucren lo sensible. Así, en el pequeño pero llamativo espacio de exposición que se ha montado, que nos acoge como un refugio para la percepción, se nos invita a experimentar con los conceptos centrales de la investigación de Ainhoa y Andrea, involucrando el olfato, el oído y el tacto. Pero “Saliva” es más que este lugar, es un completo programa de conversaciones, performances, sesiones de lectura, experimentación con comida, y otra serie de acciones enfocadas a hacernos reaccionar, a accionarnos de alguna manera y sumergirnos en otra forma de sentir y por extensión de disfrutar y de vivir. El programa de actividades comienza hoy, a las 19:00 horas con la performance Rave, de Aleksandra Lemm y Emma Daniel.
Los sentidos se despertarán a fondo en esta muestra, pero no será el único espacio en el que el sonido jugará un papel importante. La programación musical, orientada a todos los públicos, será clave en CentroCentro. Desde la clásica, con Bach en familia, hasta la más contemporánea, incluyendo también festivales como COMA o JAZZMADRID.
Como veis, la oferta es más que amplia, acorde con los casi 6000 m2 de espacio expositivo con el que cuenta CentroCentro. Se romperán barreras en muchos sentidos, se jugará con el espacio y, sobre todo, se convocará a todos a participar de las numerosas actividades que desde ya empiezan a celebrarse. Para podernos mantener al tanto de todo lo que se mueve en esta nueva etapa, la página web del centro tendrá un papel importante. Se ha renovado y aspira a convertirse en un archivo indispensable y en fuente de información útil que nos permita una vía más de contacto con la ya realidad de este céntrico espacio madrileño que quiere “afianzarse como un espacio para vivir el arte”.
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