Fichados

Elena de la Rúa

Elena de la RúaNOMBRE: Elena

APELLIDOS: De la Rúa

LUGAR DE NACIMIENTO: Madrid

FECHA DE NACIMIENTO: 1978

PROFESIÓN: Artista

 

Hacía ya tiempo que no hablábamos de fotografía en Fichados (la última vez fue nada menos que en diciembre, repasando la trayectoria de Antonio Guerra). Regresamos al medio con Elena de la Rúa, última artista en sumarse al ciclo expositivo EnFoco, que CentroCentro dedica a talentos de la fotografía que hasta la fecha no han presentado muestras individuales en instituciones. Allí, en su cuarta planta, podemos contemplar hasta el 22 de julio su serie El miedo como herida, compuesta por once imágenes en las que Elena explora nuestro sentimiento del temor ante peligros reales o imaginados.

Elena de la Rúa. El miedo como herida, 2013-2014
Elena de la Rúa. El miedo como herida, 2013-2014

Es, como decíamos, su primera monográfica institucional, pero no su primera individual: Elena presentó su trabajo en PHotoEspaña 2009, en una muestra llamada “In a Glass Case” en la Galería Tercer Espacio, y también ha participado en numerosas colectivas, en centros como EFTI, la Real Sociedad Fotográfica madrileña, el INJUVE, el Círculo de Bellas Artes, el Outono Fotográfico de Orense, la Casa de Vacas o la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid.

Es licenciada en Bellas Artes por la Complutense, cuenta con un máster de fotografía en EFTI y en 2006 fue una de las artistas seleccionadas en los Circuitos de la Comunidad de Madrid, también lo ha sido en dos ocasiones (en 2006 y 2009) en el Premio Purificación García y en 2005 obtuvo un accésit en el Premio INJUVE.

De la Rúa es la primera de nuestros fichados en reconocer que una exposición -que muchos recordaréis- tuvo mucho que ver en su decisión de dedicarse a lo artístico: Siempre quise dibujar tan bien como mi hermana mayor. Hice Bellas Artes y todo, pero nunca lo conseguí, así que me pasé a la fotografía.

En 1990 hubo una exposición en el Museo del Prado de Velázquez y lo recuerdo como uno de los momentos más especiales de mi infancia. De camino iba emocionada en el coche leyendo unos apuntes que me había preparado. Fue fascinante. Ya tenía interés por el arte, pero creo que en ese momento comenzó todo.

Elena de la Rúa. El miedo como herida, 2013-2014
Elena de la Rúa. El miedo como herida, 2013-2014

Como podemos comprobar en su actual exposición en Cibeles, las emociones son el germen de los proyectos de Elena. Le interesa profundizar en lo que hay en ellas de intuitivo o espontáneo y de construcción cultural y social, y en sus imágenes más recientes se ha aproximado, en estética y procedimientos, a esa pintura que le fascinó cuando era niña. Aúna intuición y reflexión: Mi trabajo parte de una experiencia, un estado mental o emocional personal que desarrollo dependiendo del proyecto. Al principio, los procesos de creación eran más intuitivos y ahora combino esa intuición con una mayor profundización en los conceptos con los que trabajo.

Algunos de los temas que me interesan son los estados y las construcciones mentales y de la realidad interior. El pensamiento mágico, la pérdida de creencias, el miedo y la esperanza que participan en estas construcciones.

Me interesa la estética de la imagen, en el sentido del conocimiento y revelación que adquirimos a través de ellas.

Intento crear imágenes que puedan transmitir por sí mismas y que, de alguna manera, contengan ese estado mental o emocional con el que trabajo y los pensamientos con los que entiendo y construyo la realidad.

En las últimas obras he dejado de fotografiar lo que ya existe en el exterior y lo he construido para luego fotografiarlo. Quería acercarme a la pintura y perder la referencia a la realidad que te da la fotografía. Pero al construir ha tenido que existir, lo he visto y he estado allí. A la vez es y no es, y esto me gusta.

Otro elemento al que presto mucha atención son los actos inexplicables y la toma de decisiones por el inconsciente en el proceso de creación. Son pequeños saltos mortales que me traen nuevas visiones. Visiones que me generan muchas dudas y abismos por su falta de lógica y coherencia. Pero cuando el trabajo está terminado, lo interior ha salido al exterior y el resultado es lo que tenía que ser.

Elena de la Rúa. La bailarina, 2009
Elena de la Rúa. La bailarina, 2009

Nos cuenta que sus artistas de referencia cambian con el tiempo, pero cita tres: Mis influencias van y vienen. Las últimas que han llegado Zuloaga, Berlinde De Bruyckere y Le Petit Pierre. El primero no necesita presentaciones (y si sí las necesita, podéis pasar por aquí); Berlinde De Bruyckere es una escultora belga que ha examinado el cuerpo como materia cambiante, relativa y siempre vital en obras a la vez crudas y poéticas, despojadas de rostro, y Le Petit Pierre (Pierre Avezard) es ese entrañable artista que, con todo en contra, sordo, mudo y en la pobreza, construyó un enorme carrusel mecánico con elementos que obtenía en vertederos. Murió dos años después de aquella exposición de Velázquez que supuso un revulsivo para Elena, en 1992.

Ella, por cierto, continúa trabajando en analógico, sin dejarse llevar por ansias de velocidad: Trabajo con mi cámara de medio formato y en analógico. Esto me permite trabajar despacio, no poder deshacerme de mis errores y no evaluar las imágenes en el momento. A veces tardo un mes en terminar y revelar un carrete. Este tiempo es bueno para desprenderme de la imagen que he creado en mi cabeza y mis intenciones, y ver la fotografía como algo ajeno, nuevo e independiente. Y entonces aparecen imágenes, muy pocas, que me devuelven mucho más de lo que yo tenía planeado. Esta es la mejor parte.

Elena de la Rúa. In a Glass Case, 2007-2008
Elena de la Rúa. In a Glass Case, 2007-2008

Trabaja en series, pero entiende su obra como un conjunto unitario, así que no da prioridad a unas sobre otras: No hay proyectos principales. Me gusta ver mi trabajo como un todo dividido. Antes de en El miedo como herida, trabajó Elena en Casa Encerrada (sobre un estado mental encontrado en los escenarios del viaje físico; una transformación de lo exterior en interior), In a Glass Case (un trabajo sobre el interior y la relación con el exterior), La Bailarina (sobre la construcción mental del futuro motivada por la esperanza y la imaginación), El último pensamiento mágico (en relación con la pérdida de las creencias) y Delicious Gardens y otras perversiones (sobre el deseo y el desencanto en un estado de confusión entre las memorias del pasado inexistente y las memorias de un posible futuro).

Elena de la Rúa. In a Glass Case, 2007-2008
Elena de la Rúa. In a Glass Case, 2007-2008
Elena de la Rúa. La bailarina, 2009
Elena de la Rúa. La bailarina, 2009
Elena de la Rúa. El último pensamiento mágico, 2010
Elena de la Rúa. El último pensamiento mágico, 2010

 

Profundizaremos algo más en In a Glass Case, el proyecto que mostró en Tercer Espacio en 2009: encontrábamos interiores con motivos vegetales donde dejaba ya patente su interés por la naturaleza muerta. En ellos se adivina un exterior, del mismo modo que en las imágenes del afuera se percibían adentros; nos hablaba la artista, en último término, de lo que somos y de lo que poseemos y cómo ambos mundos se interrelacionan. También de las dualidades entre lo natural y lo artificial, entre lo propio y lo ajeno y entre lo conocido y apacible y el afuera temible o incomprensible.

Elena de la Rúa. In a Glass Case, 2007-2008
Elena de la Rúa. In a Glass Case, 2007-2008

Y en este punto entra en juego el miedo, y la escasa confianza en nuestra capacidad de afrontarlo, que enlaza aquella serie con el proyecto que nos enseña ahora en CentroCentro. Porque, como ella señala, parece que en estos días vivimos indefensos, vulnerables y amenazados por temores imaginados que nos acechan. Tal como explica el sociólogo Hugues Lagrange, se trata una angustia reciclada social y culturalmente y un miedo derivativo que orienta su conducta tanto si hay una amenaza inmediatamente presente como si no. Es como un sedimento de una experiencia pasada de confrontación directa con la amenaza: una herida que sobrevive a aquel encuentro y se convierte en una conducta aun cuando ya no exista amenaza directa alguna, y que está relacionada con la ausencia de confianza en las defensas disponibles. Esa experiencia de confrontación no es irreal, no es imaginada. Son las imágenes y mensajes de terror a las que estamos expuestos a diario en nuestras casas y que nos han herido como una posibilidad a la que ahora estamos expuestos y ante las cuales no hay defensa posible. El historiador Lucien Febvre hablaba de la omnipresencia del temor a la oscuridad que empezaba al otro lado de la puerta de la choza y envolvía el mundo existente más allá de la granja. Pero la oscuridad ya no está fuera. La oscuridad se ha colado dentro de casa, en nuestras mentes. Como expone el escritor y periodista Mark Danner ‘lo inconcebible, lo inimaginable, se ha vuelto brutalmente posible’.

Se trata de imágenes en blanco y negro de encarnaciones de esos temores, más o menos fundados pero siempre amenazantes: huesos roídos, carnes sufrientes, entrañas al desnudo.

Sabemos algo de lo próximo: Mi nuevo trabajo, que saldrá pronto, es sobre la esperanza postmortem. Y pasará por su web, donde también podéis conocer mejor todos los demás: www.elenadelarua.com

Elena de la Rúa. El miedo como herida, 2013-2014
Elena de la Rúa. El miedo como herida, 2013-2014

 

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