Arikha 1966-2010
Muchos niños dibujan, pero los dibujos de Avigdor Arikha ya llamaban la atención a sus doce años, cuando fue deportado a un campo de concentración rumano y plasmó en sus obras las escenas desgarradoras que lo rodeaban, cosechando el interés de miembros de la Cruz Roja. En 1944 fue enviado junto a otros 1500 niños a Palestina y estudió en la Escuela Bezalel de Arte de Jerusalén. Recibió una beca de la Escuela de Bellas Artes de París y entabló amistad con Alberto Giacometti y Samuel Beckett, decisivos en su evolución hacia un naturalismo post-abstracto, como él mismo lo definió.
La Marlborough londinense ofrece, hasta el 2 de noviembre, una muestra que repasa sus últimas cuatro décadas de carrera y que incluye dibujos, grabados, acuarelas y pasteles. En 1965 dejó de pintar y empezó a dibujar, sólo del natural. Continuó de esta suerte, pintando y grabando, durante ocho años, hasta 1973, en que sintió la necesidad de reencontrarse con la pintura. Desde entonces, pinta directamente el objeto, sin dibujo previo.