Bolin y Bruggmann contra la fugacidad de las imágenes

El Museo del Eliseo de Lausana indaga en el devenir de la fotografía y su relación con la sociedad en una doble muestra

Lausana,

El Museo del Eliseo suizo ha emprendido una línea de trabajo en la que quiere ahondar en las transformaciones sociales que están modificando tanto nuestra visión de la fotografía como el rol actual de los mismos fotógrafos, y en el marco de esa investigación abre al público hasta enero una doble muestra en la que recoge performances fotografiadas del chino Liu Bolin y trabajos bélicos de Matthias Bruggmann a medio camino entre la imagen documental y la artística.

Sus lenguajes visuales son, obviamente, muy distintos, pero cada uno sondea a su manera cuál es la misión del fotógrafo (si la hay) en el actual contexto social y si su obra ha de responder a la realidad de su entorno, sea geográficamente lejana, como la guerra siria en el contexto de Bruggmann, o mucho más cercana, como la China contemporánea a la que Bolin dedica su producción. Igualmente ambos plantean las distancias entre lo que una fotografía muestra y lo que puede transmitir, y para ello requieren que el espectador desacelere el ritmo y se tome su tiempo para adoptar una postura en relación con las imágenes: los dos luchan contra la fugacidad de su vigencia y contra la rapidez al contemplarlas.

Liu Bolin, Mobile Phones, de la série « Hiding in the City », 2012 © Liu Bolin / Courtesy Galerie Paris-Beijin
Liu Bolin. Mobile Phones. Serie Hiding in the City, 2012 © Liu Bolin / Cortesía de laGalerie Paris-Beijín

 

Liu Bolin, Water Crisis, de la série « Hiding in the City », 2013 © Liu Bolin / Courtesy Galerie Paris-Beijing
Liu Bolin. Water Crisis. Serie Hiding in the City, 2013 © Liu Bolin / Cortesía de Galerie Paris-Beijing

La exhibición de Bolin, “El teatro de las apariencias”, es la primera presentación de su obra en un museo suizo y cuenta con medio centenar de fotografías de gran formato y varias esculturas, realizados en su país entre 2005 y 2017. Ilustran los temas fundamentales que el artista ha abordado en su carrera: la evolución de la política y la economía en China, el peso actual de sus tradiciones ancestrales, sus símbolos religiosos y culturales, el consumismo y la transformación de las sociedades urbanas y las repercusiones ecológicas de esos cambios. Destaca su serie de 2005 Hiding the City, que se inicia con un autorretrato de un Bolin hierático, cubierto de pintura y mezclado con los materiales de desecho de su propio taller, ubicado en un barrio de artistas arrasado por el gobierno. Para él, cualquier lugar es un potencial estudio de trabajo, pero solo se nos muestra en ellos parcialmente: al mismo tiempo imperceptible y completamente presente.

Por este tipo de obras se le conoce como el hombre invisible: desafía al espectador a encontrar su cuerpo camuflado, sumergido en su entorno, que es su circunstancia, sea una pared, un monumento o un paisaje. Le ayudan pintores que son sus asistentes, pero, por lo demás, no hay en estas imágenes ninguna manipulación: la fotografía congela sus acciones de inmersión en escenarios, aparentemente burlonas pero con un trasfondo significativo amplio: él dice que no desaparece en el paisaje, sino que es este el que se apodera de él.

No le importa la destreza plástica de sus proyectos, sino la elección de escenarios que transmitan mensajes precisos: ha convertido el gesto de aparecer y desaparecer como artista en un acto de crítica o denuncia hacia aspectos concretos de la situación política y social en China: a lo largo de su carrera, ha prestado mucha atención a los vaivenes económicos y políticos de la República Popular y a sus repercusiones a pie de calle; de hecho, los lemas políticos, convertidos en herramientas pseudoeducativas para las clases populares, son un elemento recurrente en esta serie. Bolin ha detectado que la mayoría de los chinos están tan habituados a la presencia en su vida diaria de estas consignas que no les presta atención: han perdido su significado. Al pintar en su cuerpo algunos de ellos, Liu invita al espectador a entender el verdadero calado y la problemática real que implican esos lemas, en el fondo igualmente grabados en la piel de sus vecinos.

La ecología, como decíamos, es otro de los temas frecuentes en su trabajo, en el que la desaparición de paisajes devastados quiere apelar emocional y moralmente al espectador y ser una advertencia para las próximas generaciones.

Desde hace algunos años, Bolin ha revelado ocasionalmente al público detalles del proceso de ideación de sus performances, como los trajes que se ha puesto para hacerse invisible o capturas videográficas de su producción; uno de esos trajes se exhibe en esta muestra, posible gracias a la colaboración de la Galerie Paris-Beijing, que lo representa.

Matthias Bruggmann. Piscine de l’hôtel al-Khair, au-dessus de Marmarita
Matthias Bruggmann. Piscine de l’hôtel al-Khair, au-dessus de Marmarita

Matthias Bruggmann, por su parte, expone en el Eliseo tras recibir el Prix Elysée en su segunda edición por su proyecto en Siria, compuesto por imágenes explícitas y brutales, tomadas sobre el terreno porque el fotógrafo desea ante todo despertar en la audiencia occidental una “comprensión visceral” de la violencia intangible presente en cualquier conflicto.

El sirio nos es relativamente lejano en lo geográfico pero muy cercano a través de los medios (más en sus inicios) y Bruggmann llama nuestra atención sobre esas paradojas en lo que consideramos que nos atañe más y menos.

Cuando este fotógrafo, suizo pero nacido en Aix-en-Provence, viajó a aquella guerra, se preguntó por qué centenares de imágenes tomadas por los propios sirios no atraían la atención del público occidental y qué podía hacer él, que ni siquiera hablaba árabe y no conocía el contexto, para atraerla. Decidió no reflejar los horrores de la contienda sin más, sino ofrecer sobre ellos una mirada crítica y propia, que transmitiese una mirada sobre la violencia matizada por su interés humano: en los resultados se difuminan las fronteras entre el fotoperiodismo y la imagen artística.

Inició este proyecto en 2012, cubriendo Siria y un área más amplia alrededor y deseando cuestionarse sus propios límites morales y comprender mejor los orígenes y el devenir de la violencia, y esperando que el espectador hiciera lo mismo. Uno de sus recursos para lograrlo ha sido pervertir los códigos utilizados normalmente en la fotografía documental para aumentar la identificación con el sujeto, la posibilidad de empatía.

Bruggmann cuanta ya con experiencia en conflictos: se inició en 2000 en Irak, acompañando a Antonin Kratochvil. Allí pudo explorar la naturaleza de las relaciones entre la realidad fotografiada y lo transmitido en reportajes a miles de kilómetros. Después, sus proyectos personales lo llevaron a Egipto, Haití, Libia y Somalia.

 

 

Liu Bolin. “Le Théâtre des apparences”

Mathias Bruggmann. “Un acte d’une violence indicible”

MUSÉE DE L´ ELYSÉE

18, avenue de l’Elysée

Lausana

Del 17 de octubre de 2018 al 27 de enero de 2019

 

 

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