Berenice Abbott: nuestro Nueva York y el suyo

Fundación MAPFRE muestra en Madrid sus visiones de lo moderno

Madrid,

 

Berenice Abbott Autorretrato, distorsión, ca. 1930. Cortesía de Howard Greenberg Gallery © Getty Images/Berenice Abbott
Berenice Abbott. Autorretrato, distorsión, hacia 1930. Cortesía de Howard Greenberg Gallery © Getty Images/Berenice Abbott

Tras cosechar un gran éxito en Barcelona, hoy se ha presentado en las salas de la Fundación MAPFRE en Recoletos “Retratos de la modernidad”, una retrospectiva de Berenice Abbott que recoge todas las facetas de la producción de la fotógrafa: sus retratos, sus imágenes de Nueva York y las dedicadas a la ciencia. Forma parte de la Sección Oficial de PHotoESPAÑA y, según ha avanzado hoy Nadia Arroyo, viajará después a Ámsterdam y Colonia.

La de Abbott, mujer del Medio Oeste que en su veintena viajó a Nueva York y dio sus primeros pasos con la cámara tras iniciarse en la escultura y colaborar con Man Ray en París, fue una mirada moderna, propia, sorprendente, libre de convencionalismos, pero también abierta a la influencia de maestros como el propio Ray, Ródchenko o Eugène Atget, de quien ella aprendió mucho y al que contribuyó a relanzar, tras comprar su archivo personal una vez muerto. Lo consideraba el Balzac de la cámara.

Comisaría esta exhibición en la Fundación MAPFRE Estrella de Diego, quien ha explicado hoy que Berenice, mujer de Ohio con profundas aspiraciones modernas desde su temprana juventud, encontró en Nueva York y en el Greenwich Village su lugar al sentirse cómoda entre intelectuales y artistas de mentalidad y sexualidad abierta. A diferencia de muchos de aquellos bohemios, de posición económica más o menos holgada, ella tuvo siempre que trabajar para vivir y, fuera o no por aquella razón, mantuvo el ingenio de encontrarse en el lugar oportuno en el momento adecuado. Compartió con aquellos contactos (Duchamp, Djuna Barnes, Janet Flanner), como decíamos, libertad y fascinación por la modernidad en lo social, lo artístico y lo urbano, pero no su idealización de las veleidades de la clase media, porque Abbott pertenecía a ella.

Fotógrafa independiente desde 1926, antes de alcanzar la treintena y cuando aún se encontraba instalada en París, retrató a artistas, escritores y almas vanguardistas fundamentales de su tiempo (Edward Hopper, James Joyce, Peggy Guggenheim o el mismo Atget, en un doble retrato semejante al de las fichas policiales que evoca los juegos fotográficos en el género que le antecedieron y que también pone de relieve cómo en ese momento tan temprano ya se ponían en cuestión las etiquetas de fotografía artística y de documento y se reflexionaba sobre sus distancias).

Muchas de sus modelos fueron “nuevas mujeres” como ella: espíritus libres que no tenían miedo a desafiar lo normativo, ni en su vida e imagen, ni profesional y creativamente. En el caso de sus modelos masculinos, tampoco encontramos la masculinidad afinada propia de los retratos de las décadas anteriores. Este conjunto de imágenes tiene mucho de autobiográfico, dado que Abbott compartía amistad con todos ellos. Y el debate sigue presente: la artista quería documentar, pero era consciente de la belleza de sus imágenes y de lo que tenían de personal y casi de íntimo, por su modo de mirar y por sus afinidades profundas con quienes posan.

Berenice Abbott. Eugène Atget, 1927. International Center of Photography. © Getty Images/Berenice Abbott
Berenice Abbott. Eugène Atget, 1927. International Center of Photography. © Getty Images/Berenice Abbott
Berenice Abbott. Vista aérea de Nueva York de noche, 20 de marzo de 1936. International Center of Photography. © Getty Images/Berenice Abbott
Berenice Abbott. Vista aérea de Nueva York de noche, 20 de marzo de 1936. International Center of Photography. © Getty Images/Berenice Abbott
Berenice Abbott. Cañón: Broadway y Exchange Place, 1936. The Miriam and Ira D. Wallach Division of Art, Prints and Photographs, Photography Collection. The New York Public Library, Astor, Lenox and Tilden Foundations © Getty Images/Berenice Abbott
Berenice Abbott. Cañón: Broadway y Exchange Place, 1936. The Miriam and Ira D. Wallach Division of Art, Prints and Photographs, Photography Collection. The New York Public Library, Astor, Lenox and Tilden Foundations © Getty Images/Berenice Abbott

Pero su gran corpus de trabajo lo inició en Nueva York, adonde regresó el año del crack: comenzó entonces su proceso de documentación de las transformaciones de la ciudad, inspirándose lejanamente en el proyecto de Atget en París (once de sus imágenes están presentes en esta antología), pero fijándose sobre todo en los rascacielos, que nos presenta prácticamente como nuevos héroes del medio urbano. Pudo financiar esa larga serie de la mano del programa Federal Art Project y sus imágenes se publicaron, en 1939, en un libro llamado Changing New York. Obtuvieron éxito, de ventas y de crítica, pero disgustó a Abbott que fueran eliminadas algunas de las fotos más conflictivas, aquellas que no mostraban la modernidad de puentes y edificios sino la miseria a pie de calle, el Nueva York menos heroico.

Frente a su cámara, las construcciones inertes narran: sus imágenes urbanas, llenas de curvas y rectas, de poderío geométrico y alturas, relatan la convivencia de lo viejo y lo nuevo y el nacimiento de un imparable bullicio urbano con forma de bloques infinitos, comercios y escaparates variopintos y de gentes bulliciosas movidas por el impulso del consumo, por la fascinación por los objetos.

Quizá el capítulo más inesperado y contemporáneo de la obra de Abbott lo constituyan, sin embargo, sus imágenes dedicadas a experimentos científicos, que inevitablemente remiten al cine de vanguardia y en algún caso, incluso, a El ballet mecánico de Léger. Se dedicó a ellas a fines de los cincuenta y para el prestigioso MIT de Massachusetts y hay que subrayar que en MAPFRE se exhiben tal como la fotógrafa las preparó para su exposición primera: montadas sobre un soporte de masonita sin protección delantera.

Todas las imágenes de la muestra son, por cierto, copias vintage y, cuando no se indica otra cosa, fueron positivadas por la propia Abbott, con una calidad inmensa en sus impresiones y texturas (merece la pena, siempre, acercarse).

Ni siquiera estas últimas fotografías, tan concebidas para documentar fenómenos físicos que aparecieron en libros de texto, escapan a la belleza que, le pesara más o menos, la de Ohio siempre logró: se trata de evidentes documentos, pero su poderoso juego con luces y sombras atrapa al ojo del que no sepa nada de los movimientos de una pelota rebotando en arcos decrecientes.

Con motivo de la presentación de esta exposición en Barcelona, la Filmoteca Catalana proyectó en dos ocasiones el documental Berenice Abbott; A View of the 20th Century, en el que la artista, ya nonagenaria, habla de su trabajo contra el canon. En Madrid también podremos verlo, en la planta baja de la sede de la Fundación en Recoletos, en pases que tendrán lugar cada hora en el horario de apertura de la muestra.

Generosa, emprendedora, libre y políticamente comprometida, Abbott se resistió a hacerse llamar artista por las servidumbres que la calificación implica, por eso se consideró documentalista, aunque fuera muy conocedora de las cualidades estéticas y expresivas de su producción. Justamente, tras aquella primera incursión en la escultura, optó por la cámara por ser la fotografía, desde mediados de los veinte y los treinta, el territorio de libertad que ya no eran ni aquella disciplina ni la pintura. Y porque le permitía ser testigo y cronista de una modernidad de espíritu eterno y efímero, que ni se clausura ni sobrevive.

Berenice Abbott. Pelota rebotando en arcos decrecientes, 1958-1961. Berenice Abbott Collection, MIT Museum. Gift of Ronald and Carol Kurtz © Getty Images/Berenice Abbott
Berenice Abbott. Pelota rebotando en arcos decrecientes, 1958-1961. Berenice Abbott Collection, MIT Museum. Gift of Ronald and Carol Kurtz © Getty Images/Berenice Abbott

 

“Berenice Abbott. Retratos de la modernidad”

FUNDACIÓN MAPFRE. SALA RECOLETOS

Paseo de Recoletos, 23

Madrid

Del 1 de junio al 25 de agosto de 2019

 

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