Son 144 las generaciones de artistas e investigadores que han pasado por los estudios de la Real Academia de España en Roma y, desde hoy y hasta mayo, podemos conocer en el Centro de Residencias Artísticas de Matadero Madrid los proyectos de los penúltimos veinticinco becados en la muestra “Processi 144_M”.
Ha sido comisariada por Enrique Bordes, arquitecto y becario en Roma anteriormente, y tanto en su montaje como en el recibimiento al espectador (con el retrato grupal Esplendor en la hierba de Miki Leal) busca incidir en lo que estas becas romanas tienen de acto de convivencia y en los lazos que se establecen entre los seleccionados, entre sus proyectos a nivel formal y temático, y entre todos ellos y esa fuente de inspiración atemporal que es la ciudad de Roma. No obstante, sus mutuas contaminaciones llegaron más allá: los becados lo fueron atendiendo a modalidades definidas, aunque muy variadas (de la pintura o la escultura al cine y las artes escénicas), pero en el desarrollo de sus trabajos estos fueron manifestándose en diversas disciplinas. En parte por esa razón, al público se le da la posibilidad de seguir en la exposición un recorrido lineal o fragmentado, enlazando las propuestas más cercanas entre sí.
Esos pasos libres los favorece en buena medida un cambio de escenario: no se presentan las obras, como era habitual, en la Calcografía Nacional de la Real Academia de San Fernando, sino, como decíamos, en Matadero, y es así fundamentalmente por razones de espacio, dado el número de becados y el gran formato de la mayoría de sus trabajos. Es posible que, en futuras ediciones de esta muestra, esta se desarrolle en nuevas sedes buscando alejar un tanto la tradición académica de los clichés que la asocian a cánones pasados.
Aunque son muy diversos los proyectos presentados, y los hay, como veremos, vinculados a la música y al diseño de moda, cobran protagonismo entre ellos la pintura, la ilustración y el cómic. Conviene tener en cuenta que lo que en Matadero vemos es una representación mínima del trabajo que estos autores han realizado en Italia; cada uno de sus proyectos podría dar lugar a exposiciones monográficas y en algunos casos, de hecho, ya están en preparación.
PINTAR LA EXPERIENCIA ROMANA
La pintura en “Processi 144_M” llega de la mano de quienes esperábamos (Miki Leal, Santiago Lara, Giralda y Santiago Ydáñez), pero también hay sorpresas, de la mano del dúo Los Bravú, formado por Dea Gómez y Diego Omil. Trabajan juntos desde 2012 y proceden del cómic independiente, pero en Roma han dado el salto a la pintura y han trabajado con técnicas y estéticas que remiten al Renacimiento, y con guiños narrativos y a la escultura. En su proyecto Ese extraño flow, que probablemente se convertirá en publicación, han mirado retratos del Quattrocento y selfies de las redes sociales para dar cuerpo a una serie propia de retratos, en su mayoría femeninos, que nos proponen reflexionar sobre la frivolidad que nuestra carga visual diaria en Internet ha aportado a este género.
Miki Leal presenta en Matadero dos de los dípticos que componen “Dandys en Roma: en el corazón del Grand Tour”, su colorista aproximación a los escenarios que visitaron en la ciudad y en otras localidades italianas Stendhal, Lord Byron o Charles Dickens. A medida que trabajaba en ellos ganaba peso en sus pinturas una estética italianizante que aquí dialoga con su mundo personal.
De Ydáñez vemos en Madrid una pintura de gran formato acompañada de trabajos dedicados al cuerpo femenino que presenta en el interior de cajas antiguas como las que hace unos meses exhibió en el Lázaro Galdiano. Esa gran pintura forma parte de una serie de tres, El Jardín de las Delicias, y se inspira en las clásicas que conserva la Villa di Livia en el Palazzo Massimo romano, donde más adelante se exhibirán junto a las originales. Hablan de la nostalgia por paraísos perdidos y podemos leerlas teniendo en mente el patrimonio perdido tras la II Guerra Mundial.
Y Santiago Giralda, que actualmente se encuentra trabajando en Nueva York gracias a una beca Fullbright, presenta aquí pinturas con tratamiento digital a medio camino entre el paisaje natural y el urbano. Las dos obras, también de gran formato, que se exponen en Matadero, no componen lo más romano de su proyecto, titulado Ruta a Roma, pero sí nos sirven para entender su modo de inspirarse en la pintura de Turner Roma, desde el monte Aventino, y de repensar la representación pictórica de las vivencias personales en un territorio.
A Santiago Lara le ha interesado el territorio inexplorado, el inframundo romano, por eso su proyecto se llama Catábasis, término que en la literatura clásica aludía al descenso épico de un monte de camino a lo subterráneo. Ha trabajado planteando un storyboard de ese subsuelo, conectando sus ecos míticos y ancestrales con la cultura popular y las emociones de hoy.
LUZ Y FRAGMENTOS PARA MEDIR EL TIEMPO
Una de las propuestas más atractivas, en el fondo y la forma, de esta exposición es la que ha finalizado in situ en Matadero Laura F. Gibellini: Atmósferas e interrupciones. Ella había desarrollado trabajos ligados al clima y la luz en diversos escenarios y en Roma ha realizado otro más: las líneas rectas dibujadas en la pared que aquí vemos parten de un mismo punto central, un metafórico sol, y son interrumpidas en su camino; esas interrupciones cobran todo el peso de la imagen y, según la artista, la generan. Los colores que dominan el conjunto, un beige y un verde suaves, son los que predominaban en las fachadas romanas en los siglos XVII y XVIII, y generan cierta sensación de ingravidez. Junto a su trabajo en la pared, un vídeo y algunos diagramas nos dan las claves para interpretarlo: a Gibellini le interesan las relaciones entre aire, luz y tiempo, y el Panteón romano, que fue también reloj solar, le dio la clave a la hora de trabajar en la distribución radial de la luminosidad del sol, con toda su poética. Puntos, líneas y colores representan así las condiciones temporales y atmosféricas de Roma, lo intangible.
También el tiempo desempeña un rol importante en el proyecto fotográfico que presenta David Jiménez, Continuum, aunque a él no le ha interesado tanto su medición como sus huellas. Nos las presenta en imágenes fragmentadas del pasado y el presente de Roma y en algunas de ellas confronta su rastro en la piedra con el fluir continuo de un agua que nunca es la misma, como señaló Heráclito hace, también, mucho tiempo.
DE ROMA Y MUJERES
El otro proyecto fotográfico que podemos contemplar en “Processi 144_M” es Luz y razón poética. La Roma de Maria Zambrano, de Aitor Lara. Este autor siguió los pasos de la escritora en su exilio romano en los años cincuenta, examinó su Razón poética y en esta obra trata de reivindicar el valor de la poesía como procedimiento filosófico a la hora de conocer la realidad. Zambrano describía Roma como una ciudad laberíntica y secreta y Lara ha partido de esa visión para centrarse en su ruina, en lo escondido, lo sagrado y lo invisible. Estas fotografías son analógicas, y con mucha intención: trabaja con negativos y mima la postproducción en el laboratorio como forma de fidelidad a los antiguos, con todos los ecos que ese procedimiento tiene en un contexto como el romano.
Otra mujer protagoniza la novela gráfica Trastevere Paraíso, el proyecto becado de la ilustradora Antonia Santolaya. Se trata de Valeria, que nace en el Trastevere y en los setenta se introduce en un grupo de protesta estudiantil que con el tiempo vira al terrorismo. La artista nos sumerge a la vez en la intrahistoria de ella y en la historia reciente italiana, que continuamente convergen y se solapan. El deseo de Santolaya ha sido, en sus palabras, entrar dentro de los grandes hechos y dibujar, en un sentido secuencial, lo que no sale en los periódicos, aunando elementos descriptivos e icónicos. Su trabajo, en el que se entrelazan el tiempo histórico, el personal e incluso el vegetal, verá la luz en dos libros (ya se ha publicado uno).
Los lectores de Roberto Bolaño quizá recordéis a los dos hermanos huérfanos que tratan de salir adelante en un sórdido ambiente romano en su obra Una novelita lumpen. Ambos, sobre todo ella, y también la edición de este texto en Anagrama y su portada, fueron la inspiración de Juan Casaramona para su Una novelita gráfica lumpen. A este artista le interesan la narración y el dibujo, pero también la animación, de ahí la presencia de un vídeo en Matadero, la pieza más reciente que forma parte de esta serie, aún en proceso. Este joven barcelonés ha querido reflejar los efectos que produce la lectura de la obra y no tanto su texto; juzgad los lectores el resultado.
Para terminar de hablar de mujeres (en lo que a temáticas se refiere) tenemos que hablar de Estíbaliz Sádaba y Las sobrantes. Apuntes para una cartografía de la ciudad de Roma desde una perspectiva de género. Esta artista suele trabajar con vídeo y performance, y esos han sido los medios básicos en los que ha desarrollado esta propuesta, que confronta la histórica dificultad de las mujeres para hacerse presentes en el espacio público con su situación en la Antigüedad romana, cuando desarrollaban un papel muy activo a la luz de los textos que nos han llegado. Ha realizado entrevistas a mujeres italianas de distintas generaciones dedicadas a la cultura y el cine (sus intervenciones podemos verlas en vídeo y la participación ha sido nutrida), performances en diversos monumentos y posters con collages y montajes fotográficos que remiten a las aportaciones femeninas difuminadas a lo largo de la historia. Le interesa a Estíbaliz servirse de técnicas muy distintas para abordar el asunto común del feminismo.
RASTREANDO PASADOS COMUNES
Los proyectos de Beatriz Ruibal y Xosé Prieto Souto tienen en común la indagación en pasados recientes que son propios (personales, españoles) y compartidos, por su conexión italiana.
Prieto ha explorado las complicidades tejidas entre la oposición al franquismo en el ámbito cultural en España y grupos antifascistas italianos a través de testimonios en vídeo, catálogos expositivos o la cronología de viajes cruzados clandestinos y de publicaciones editadas en colaboración. Ruibal, por su parte, presenta un filme y fotografías que documentan su búsqueda en Roma del círculo artístico con el que compartieron discusiones en los setenta dos familiares artistas emigrados allí, Mercedes Ruibal y Agustín Pérez Bellas. Quería recuperar tiempos, espacios y personas de aquella experiencia italiana conectada con su propio pasado y con su memoria afectiva, porque ella conoció a algunos de aquellos creadores. En los casos en que habían fallecido, logró encontrar hilos que le hablaran de su vida en Italia. También dio con el que durante cuarenta años fue cartero del Trastevere, que compartió batallas con muchos de ellos.
La historia italiana y la española también se conectan en Estatuas que hablan, la propuesta de Estrella Torrico. Ha investigado cómo, en el siglo XVI en Roma, algunos ciudadanos expresaban opiniones sobre la actualidad y los poderosos de entonces disponiendo pasquines, que antes habían redactado en casa, en estatuas que se convertían en parlantes. Y también cómo, a veces, llegaban a contestarse entre ellos, convirtiendo esas esculturas en algo parecido a una red social donde expresar, desde el anonimato, críticas y humor. Ha prestado especial atención Torrico, documentalista, a los pasquines relativos a personalidades españolas; de hecho, el más antiguo que ha encontrado tenía relación con el papa Alejandro VI.
Una etapa anterior, la etrusca, es la que ha rastreado Mercedes Ruiz en su Tema y variaciones. Sobre una mesa ha dispuesto espejos de inspiración etrusca tras estudiar objetos cotidianos de aquella civilización. Eran, los espejos, piezas muy personales, porque solían formar parte del ajuar propio a la hora de acompañar a los muertos en su tránsito. La artista ha trastocado su función al utilizar piedras (volcánicas y romanas) como su soporte, una piedra que remite precisamente a las necrópolis etruscas. La decoración de cada uno de ellos responde igualmente a su interpretación de distintos dibujos etruscos.
También ha constituido un auténtico rastreo la labor de la comisaria Suset Sánchez, que ha rescatado la obra de Jorge Carruana, un artista y activista político cubano prácticamente olvidado tras su exilio cuyos herederos residen en Italia. Ha trabajado catalogando sus obras, digitalizándolas y buscando poner en valor la obra de un creador fundamental en la llegada del Pop Art a la isla. De hecho, el fin de la beca de Sánchez terminó con una retrospectiva de Carruana que ocupó todas las salas de la Academia y que ella misma comisarió.
Su obra está indisolublemente ligada a su biografía (marchó de Cuba en 1968, desilusionado de los frutos de una Revolución que inicialmente apoyó) y la idea de Sánchez es poder elaborar de su producción un catálogo razonado, aunque reconoce que falta mucho material y que será una ardua labor.
CRÍTICA URBANÍSTICA Y ALIMENTARIA
También hay crítica social en esta edición de las becas de AECID en Roma. Llega de la mano de Rosalía Banet, que, tras investigar los banquetes romanos de la época imperial, exuberantes pese al inicio de la decadencia, ha querido comparar ese periodo con el actual (su crisis económica y sus excesos). El resultado: un banquete en el que no encontramos manjares, sino comida que parece quemada; una mesa fúnebre en el que los alimentos no nutren sino que intoxican. En las paredes, presenta una botica humana en papel con reproducciones de fragmentos de cuerpos humanos por dentro y por fuera representados en diversos espacios de Roma; también el Miguel Ángel desollado de la Capilla Sixtina.
El trabajo crítico de Carlos Higinio Esteban, por su parte, tiene que ver con su formación como arquitecto. En los sesenta y los setenta, y previos acuerdos entre los partidos italianos de izquierda y derecha, se desarrollaron en la periferia de Roma intervenciones urbanas que prometían geniales resultados que no fueron tales. Nos los presenta en imágenes tomadas con dron y a través de una serie de vídeos con entrevistas a personajes implicados. Si no tenéis tiempo de verlos completos en la exposición, sabed que se resumirán en una proyección de hora y media en la Cineteca.
DE CINE
Tyto Alba ha cultivado la pintura y el cómic y en Matadero nos presenta “Fellini en Roma”, su reflexión personal sobre la relación entre el cineasta y la ciudad y sobre lo que ambos se aportaron. También recuerda la estrecha relación del director de La Dolce Vita con el cómic; conviene recordar que acudió a la capital italiana, en principio, para ganarse la vida como historietista. Y el cubano Claudio Sotolongo tampoco ha sido indemne al peso del cine italiano en las calles romanas. En su trabajo Cartografías de la ficción propone un mapeo a las respuestas sensoriales y emocionales de un viandante ante el hallazgo de espacios filmados en películas rodadas en Roma. Componen su propuesta mapas intervenidos y serigrafiados, un audiovisual y un libro de artista.
NO SOLO ARTES VISUALES
Hablaremos más brevemente de los proyectos no relacionados con las artes visuales, lo que no significa que sean menos interesantes que el resto (lo son tanto y a veces más). La musicóloga y violinista Ana Lombardía ha investigado la actividad de María Luisa de Borbón en Italia y, partiendo de ella, la de otras mujeres compositoras e intérpretes; para conocer mejor el asunto, podéis buscar el artículo que ha publicado en la prestigiosa revista Scherzo o asistir a los conciertos, con explicaciones previas, que Lombardía ofrecerá en España con el apoyo de los Reales Sitios.
El escritor Juan Gómez Barcena, a quienes quizá conozcáis por sus novelas El cielo de Lima o Kanada, ha trabajado en un proyecto teatral ligado a Ovidio y a su cambio de mentalidad en relación con los bárbaros en la última etapa de su vida, aspecto de su pensamiento que se había estudiado en el ámbito filosófico pero no en el literario. La pieza teatral que ha preparado (podéis escuchar parte en su voz, en un vídeo en la exposición) recrea la relación con su criado bárbaro, cómo este se romaniza y Ovidio se barbariza durante sus conversaciones.
Además, por primera vez, AECID ha becado a un artista visual que trabaja en el campo de la moda: Víctor Resco. En Matadero podremos ver dos conjuntos de los más de treinta que ha diseñado y que pudieron verse en un desfile en Roma. Su colección se llama Diáspora y tiene la guerra como referente temático y el surrealismo como inspiración estética.
Y LA MERIDIANA DE CANTERO
Si miráis al suelo, encontraréis una línea de cobre. Reproduce la meridiana del templo de Santa Maria degli Angeli y forma parte del proyecto de título bíblico de Irene Cantero, Mientras tenéis la luz. Cantero trabaja habitualmente con el cuerpo y la luz, y así lo ha hecho también en Roma, en proyectos site specific en algunos de sus espacios más emblemáticos. Al ser un arte vivo, de él quedan testimonios gráficos y el mapa conceptual de sus procesos, y eso es lo que expone en Matadero. En una de esas propuestas relacionó la cúpula del templete de Bramante con nuestro diafragma, el espacio con nuestra respiración.
“Processi 144_M, Entrelazarse con Roma”
Paseo de la Chopera, 14
Madrid
Del 12 de abril al 27 de mayo de 2018
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