Hijo de un litógrafo italiano con el que inicia su aprendizaje, estudia desde 1848 en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. En 1857 marcha como pensionado a Roma acompañado de
Eduardo Rosales y Luis Álvarez Català; realiza aquí obras en las que muestra su predilección por la pintura intimista y emotiva, y en la que los preceptos académicos se combinan con motivos extraídos del presente, tal y como demuestra en Pasuccia. Conocido fundamentalmente como pintor de historia, pertenecen a este género algunas de las grandes creaciones de su carrera como Sermón en la Capilla Sixtina (Salamanca, colección de la Caja de Salamanca y Soria), galardonada con la primera medalla en la Exposición Nacional de 1866 y Los fusilamientos del 3 de mayo en la montaña del Príncipe Pío (Ayuntamiento de Madrid, 1871). Tras su matrimonio con Sofía Reboulet en 1866, se establece en Madrid donde muy pronto gana prestigio en los círculos artísticos de la capital como magnífico retratista. Se caracterizan sus retratos por un tratamiento elegante en el que una atmósfera interior, serena y delicada, rodea a unas figuras de suaves y vaporosas calidades que infunde en los personajes retratados una ternura y sensibilidad propia del
romanticismo. La Infanta Isabel de Borbón (Patrimonio Nacional, Palacio Real de Madrid, 1866) es claro ejemplo de ello. Nombrado académico de San Fernando en 1872, director de la Academia de Roma en 1882 y director del Museo del Prado en 1893, es éste el cargo que ocupa hasta su fallecimiento en 1896. Su obra se encuentra representada en el Museo del Prado de Madrid.