Morley, Malcom

Londres, 1931 Artista británico.


Se forma en la Camberwell School of Arts and Crafts de Londres (1952 1953) y en el Royal College of Art. Impresionado por una exposición de arte americano celebrada en la Tate Britain (1956), en la que observa obras del expresionismo abstracto, decide visitar Estados Unidos un año más tarde, instalándose en Nueva York en 1958. Por aquellos años se libraba en la ciudad americana un debate estético de decisivas consecuencias; el expresionismo abstracto mostraba claros signos de agotamiento y se imponía un descenso de la temperatura creativa que llevaría a dilatar la distancia entre el sujeto y la acción; la pintura pasó a convertirse en objeto. En un principio su idioma es abstracto, muy influido por Newman, limitando su lenguaje a bandas horizontales en blanco y negro. Con el tiempo la atracción que siente por la pintura emocional y convulsa de De Kooning le mantiene en una tensión entre la neutralidad y el pictoricismo, entre el plano y la ilusión que alimenta toda su obra y le confieren una peculiar fuerza. Durante unos años opta por obras de figuración minuciosa que le encuadran en el hiperrealismo: pintando al óleo y sirviéndose de fotografías que agranda por medio de una cuadrícula, realiza cuadros como El oficial de marina en Valley Force (1968); son obras de brillantes colores e iconográficamente deudoras del arte pop que abandona a principios de los ochenta. Recurre a partir de entonces a sus propias acuarelas, que dan lugar a formas más violentas y menos acabadas de alusiones biográficas y mitológicas que presagian el inicio de la bad painting. Su obra se alinea con esa vertiente más “sucia” y cálida del pop, encarnada en la obra de artistas como Rivers, Rauschenberg o Dine. La lección distorsionadora de De Kooning parece más fresca que nunca en sus obras de los años ochenta, realizadas con una intensidad y un cromatismo arrolladores. En los noventa predomina la imaginería de la Primera Guerra Mundial: los barcos y aviones que siempre hemos visto surcando sus lienzos aparecen revestidos de tintes más sombríos al final del milenio. Entre sus últimas creaciones se cuenta una serie de maquetas de barcos y aviones, a la que el artista se refería recientemente como sigue: “El pintor es, literal y figuradamente, un piloto de planos que lleva a cabo representaciones reales e imaginadas de distintas agresiones sobre el plano de la pintura. Las maquetas de los aeroplanos son representaciones tridimensionales de pintura”.

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