Pertenece a una dinastía de artistas que trabaja en Valencia, y representa a una escuela que difunde las innovaciones estilísticas del renacimiento italiano en la pintura levantina. Posiblemente se educa con Fernando Yáñez de la Almedina y Fernando Llanos, quienes le introducen en el mundo leonardesco que poco a poco desaparece para dejar paso a la influencia de Rafael. Su estilo se caracteriza por la serenidad compositiva y gestual y su empleo de un dibujo muy correcto y de un firme modelado. Entre sus obras más importantes destaca el retablo para el altar mayor de la Catedral de Segorbe (1535) y un tondo sobre la Degollación de Santa Inés, en el Museo del Prado. A su escuela se le atribuye la repetición de una serie de imágenes muy cercanas a la sensibilidad religiosa del momento; entre ellas figura el tema de La Última Cena, el Salvador o la Inmaculada.