González, Julio


Barcelona, 1876 – París, 1942.
Escultor español.

Hijo y nieto de orfebres catalanes, aprende el oficio inicialmente en Barcelona en el ámbito familiar. Se forma en la Escuela de Bellas Artes y en el Cercle Artistic de Sant Lluc y conoce a Picasso, Hugué, Rusiñol, Torres García, etc, en el café de Els quatre gats. En 1900 su familia se traslada a París; allí contacta de nuevo con Picasso y entabla amistad con Modigliani, Brancusi, Max Jacob, etc, en visitas frecuentes al Café Versailles. Dibuja, trabaja y expone con su hermano Joan, al que se siente muy unido. Su muerte en 1908 supone una pérdida irreparable que le lleva a iniciar un período solitario en el que pinta pasteles, cincela joyas, hace objetos de arte,… y en 1910 las primeras máscaras con planteamientos cercanos al cubismo. En 1918 aprende la técnica de la soldadura autógena y hace una tentativa en escultura con este procedimiento, que recupera definitivamente entre 1927 y 1931 cuando decide abandonar la pintura. Datan de estos años las primeras obras en hierro, elemento que ya le es familiar y fácil de encontrar, al tiempo que cumple las exigencias de elasticidad y resistencia al paso del tiempo. La nueva escultura surge de la idea de romper con la dependencia de la masa, el volumen y el macizo, y así concibe el espacio como nuevo material. Respecto al estilo, insiste en las imperfecciones y huye de las formas claras y definidas. Pocas veces utiliza la soldadura con oxiacetileno, la técnica más precisa para unir materiales. Él suelda y vuelve a soldar, y si no le convence, forja y martillea la pieza. Es uno de los primeros artistas que opta por la utilización del hierro en función expresiva. Empieza trabajando planchas de hierro recortado para recalar en lo tridimensinal a partir de 1931, fecha en la que estudia el valor sugerente del vacío, como Tête dite “Le Tunnel” (1932-33), al tiempo que dibuja en el espacio y logra figuras de gran fuerza y dinamismo. Desde 1927 colabora con Picasso en el montaje de obras en hierro soldado, y oscila entre la abstracción sin perder las referencias figurativas. En los años treinta se une a Cercle et Carré y Abstraction-Creation. En 1937 realiza La Montserrat, obra de marcado carácter expresionista, para el Pabellón español de la Exposición Universal de París. El mismo año se traslada a Arcueil donde permanece hasta su muerte. Su papel es trascendental en el contexto de la vanguardia, tanto en la utilización de materiales como en la creación de una estética que niega el clasicismo al desmaterializar la figura, sin desvincularse totalmente de los temas y la verticalidad de la escultura propias de la tradición. La colección más completa de su obra se encuentra en el IVAM de Valencia.

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