Art et Liberté: no abrir, peligro de vida

El Reina Sofía arroja nueva luz sobre el Surrealismo egipcio

Madrid,
Mayo. El pájaro, 1937. Centro Cultural Europeo de Delfos
Mayo. El pájaro, 1937. Centro Cultural Europeo de Delfos

Tras pasar por el Centre Pompidou de París, donde se clausuró en enero, desde hoy mismo podemos contemplar la primera y única gran muestra dedicada al Surrealismo egipcio tanto dentro como fuera de las fronteras del país, un proyecto que se ha gestado a lo largo de cinco años y que cuenta con un centenar de obras prestadas en su mayor parte por colecciones privadas internacionales (más de cincuenta de doce países): casi todas se ven por primera vez públicamente fuera de Egipto.

Los artistas egipcios que encontraron en el Surrealismo la vía más adecuada para expresarse a finales de los treinta se fijaron en la relación de lo popular y la élite del movimiento original, en su plasmación de lo extraño y de mundos imaginarios y en sus composiciones de cuerpos fragmentados y deformados, pero poniendo de manifiesto que esta fue una corriente a la vez internacional y local y que también podía entenderse como lenguaje común de una época, ajeno a fronteras.

Entre las improntas propias del tan desconocido Surrealismo egipcio destaca su cariz feminista: además de reunir a un buen número de creadoras, fue favorecido por mujeres mecenas y el tratamiento del cuerpo femenino en la producción de estos artistas difiere del dado por los surrealistas europeos: no encontramos musas ni mujeres-objeto del deseo masculino, sino representaciones del sufrimiento de ellas a costa de las guerras y las luchas de ellos.

No encontramos musas ni mujeres-objeto del deseo masculino, sino representaciones del sufrimiento de ellas a costa de las guerras y las luchas de ellos

Además, los miembros del grupo Art et Liberté, que así se llamó el colectivo surrealista egipcio, reflejaron en su obra, de modo bastante más evidente que sus colegas europeos, su preocupación por la destrucción y violencia generada por la guerra (El Cairo pasó, a raíz de la II Guerra Mundial, de ser una ciudad pequeña pero cosmopolita, refugio de artistas internacionales, al dominio de los aliados británicos, lo que incentivó sus relaciones con la metrópoli pero también generó una industria del entretenimiento muy distinta de la representada por las vanguardias europeas), y también su rechazo a las injusticias y desigualdades sociales, hasta el punto de que entendieron el Surrealismo como un llamamiento a la revolución social, y también moral.

Ida Kar/Idabel. Estudio surreal, hacia 1940. National Gallery, Londres
Ida Kar/Idabel. Estudio surreal, hacia 1940. National Gallery, Londres

Contrario al fascismo, a las ideas de Marinetti –nacido en Alejandría-, al nacionalismo y al dominio colonial, Art et Liberté tuvo como figura fundacional al poeta Georges Henein, nacido en El Cairo en la significativa fecha de 1914. Dado el oficio de diplomático de su padre, viajó a menudo en su niñez y juventud y el periodo 1924-1926 lo pasó en España, de ahí que el manifiesto original del movimiento fuese ilustrado con una imagen del Guernica y que Henein compusiera algunos poemas dedicados a nuestro país con motivo de la Guerra Civil, traducidos por primera vez con motivo de esta muestra.

Henein, como prueba un mural de la exposición, mantuvo estrechos contactos con surrealistas internacionales (Breton llegó a asignarle la secretaría de CAUSE, la coalición internacional de surrealistas de posguerra) y en buena parte de las obras de la muestra, independientemente de su autor, no es difícil encontrar referencias o evocaciones a creadores internacionales del periodo, como De Chirico o Yves Tanguy. Al titular el manifiesto fundacional del que hablamos “Viva el arte degenerado” (1938), y en su propio contenido, se solidarizaba además con sus colegas europeos víctimas de la cruzada nazi contra las vanguardias. El texto podemos leerlo en el Reina Sofía.

Forman parte de la exhibición obras de Inji Efflatoun, Amy Nimr, Samir Rafi´, Antoine Malliarakis (Mayo), Ramses Younane, Fouad Kamel, Hassan El-Telmisani o El-Gazzar, y también imágenes de Lee Miller, que jugó un rol fundamental en la introducción del Surrealismo en El Cairo y llegó a celebrar en su casa charlas surrealistas con miembros de Art et Liberté.

El fin del grupo tuvo mucho que ver con la escalada nacionalista en Egipto. En 1946 algunos de sus integrantes (El-Gazzar, Nada y Rafi), bajo el desprecio de Henein, fundaron la facción Grupo de Arte Contemporáneo, que se mantuvo activo hasta mediados de los cincuenta con éxito y que quiso distanciarse del Surrealismo que cultivaron en sus inicios para identificarse con un arte nacional egipcio que se inspiraba en la artesanía y el arte tradicional del país.

Mientras allí tuvieron éxito, llegando a ser percibidos como generadores de un arte genuinamente egipcio, los miembros de Art et Liberté que no se les unieron los consideraron portavoces “artísticos” de una nueva forma de nacionalismo, ese que antes tanto habían rechazado.

Comisariada por Till Fellrath y Sam Bardouil, la exposición viajará próximamente a Düsseldorf y Liverpool.

 

“Art et Liberté. Ruptura, guerra y surrealismo en Egipto (1938-1948)”

MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA. MNCARS

c/ Santa Isabel, 52

28012 Madrid

Del 15 de febrero al 28 de mayo de 2017

 

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