Dice Arancha Goyeneche que intenta no tirar nada a la basura porque la experiencia le dice que “las obras, o las líneas de trabajo, muchas veces surgen de forma casual e inesperada”. Las piezas que exhibe en la muestra que, durante este mes de mayo, presenta en la Galería gijonesa Gema Llamazares se inspiran precisamente en la caja de zapatos común y corriente en la que ha ido guardando los residuos que genera durante sus procesos de trabajo: recortes de materiales que pueden, quizá, ser el germen de piezas nuevas.
Y así ha sido, lo que antes fue resto se convirtió después en origen de su serie Juegos cromáticos: formas amorfas sobrantes de otro proyecto componen hoy pequeñas esculturas que esta artista santanderina muestra por primera vez. Suponen un paso más en su reinterpretación de la pintura como materia, en su cuestionamiento del soporte, pero, aunque se sirva de materiales como el vinilo adhesivo, el pvc, la fotografía o los fluorescentes, Goyeneche respeta las esencias: la búsqueda del resultado deseado en cuanto a color, luz, volumen o perspectiva.
Lo logra superponiendo capas de distintos materiales cuya nota dominante son sus tonalidades vivas. Hay en la obra de Arancha reminiscencias a la tradición, pero también cierto carácter instalativo: las paredes de Gema Llemazares pueden entenderse como grandes lienzos en blanco donde se expanden fragmentos de pintura en relieve. A veces, la utilización de luz cromática a través de fluorescentes hace que, en nuestra percepción, los límites físicos de las obras sean aún más imprecisos, menos definidos, porque el color crece fuera de los trabajos: en la sala, los techos, o el suelo, rodeando al espectador.
Más que pinturas expandidas o de esculturas nacidas de ellas, podemos decir que Goyeneche crea paisajes pictóricos que tienen mucho que ver con su experiencia de los paisajes naturales: entiende la vivencia en ellos como vital e imprescindible. Los trabajos que ahora exhibe en Gijón son también fruto de su observación atenta de la naturaleza y sus ciclos vitales, tan a menudo desapercibidos para el urbanita hiperconectado.
Una de las obras fundamentales de esta muestra es Sticked painting, que Goyeneche inició en 2012 y en la que aún trabaja. Se trata de una pieza inspirada en la azulejería mudéjar de la casa de Pilatos de Sevilla. No ha buscado la reproducción medianamente fiel del azulejado ni tampoco emplear su técnica, sino más bien construir una visión contemporánea y personal de los mismos y, sobre todo, de las sensaciones que provocan. Ha utilizado en ese empeño pequeños recortes de vinilo autoadhesivo a modo de stickers o pegatinas de colores mates, brillantes o reflectantes pegados sobre una superficie de pvc.
Una de las obras fundamentales de esta muestra es Sticked painting, inspirada en la azulejería mudéjar de la casa de Pilatos de Sevilla
Esos stickers componen módulos que remiten a la fragmentación del alicatado; con ellos ella realiza distintas composiciones mediante paneles que adapta a las necesidades del espacio expositivo. En esta ocasión ha compuesto media docena paneles que conforman un mural enorme.
Muchas de estas unidades modulares, pequeñas obras pictóricas en miniatura, las ha descontextualizado, llevándolas a otra escala y adaptándolas a otras soluciones técnicas. De esa manera nació la serie Pequeños paisajes, piezas que llevan por subtítulo Maquetas para piezas imposibles. Se trata de apuntes o bocetos que, siguiendo la espiral creativa habitual de Goyeneche, posiblemente darán lugar a obras futuras.
En Gema Llamazares también se puede contemplar la serie Paisajes fragmentados, basada en el empleo de fluorescentes de colores. Son estructuras esculto-pictóricas realizadas con vinilos autoadhesivos sobre PVC y fluorescentes. A través de la suma de terminaciones filo-industriales, de luz artificial y de abstracción, sugieren los constantes cambios que la climatología y el tiempo provocan en la naturaleza.
“Arancha Goyeneche. Caprichos cromáticos”
c/ Instituto, 21
33201 Gijón
Del 5 de mayo al 30 de junio de 2017
