Anselm Kiefer, tema a tema

El Centre Pompidou le dedica su muestra más completa

París,
Anselm Kiefer en el Centre Pompidou
Anselm Kiefer en el Centre Pompidou

El pasado 16 de diciembre, el Centre Pompidou de París abrió al público la mayor exposición dedicada hasta ahora a Anselm Kiefer, una muestra organizada en colaboración con la Galerie Thaddaeus Ropac que repasará la evolución de su carrera desde los sesenta hasta hoy a partir de sesenta pinturas e instalaciones cedidas por colecciones públicas y privadas de todo el mundo.

Anselm Kiefer. Margarete, 1981
Anselm Kiefer. Margarete, 1981

Nacido justo cuando finalizaba la II Guerra Mundial, en marzo de 1945, este artista, junto con Georg Baselitz, Gerhard Richter, Sigmar Polke o Jorg Immendorff, fue uno de los artífices del renacimiento de la pintura alemana en los setenta y emergió en un contexto artístico dominado por el neoexpresionismo.

Desde sus inicios, Kiefer convirtió la historia y los mitos de su país en su obsesión y en su fuente de inspiración y buceó en el pasado antiguo en una etapa en que la reflexión sobre el pasado inmediato se hacía insoportable y pesaba aquella afirmación de Adorno de que toda cultura posterior a Auschwitz es basura.

Para Anselm Kiefer, la historia se encuentra arraigada en el mito y se basa en una ideología difusa derivada de mundos muy distantes en el espacio y en el tiempo. No confiaba el artista ni en registros ni en testigos oculares, sino que le fascinaba lo irracional. En sus investigaciones la capacidad de empatía resultaba fundamental a la hora de examinar el pasado.

En 1970 inició una serie de paisajes heroicos de connotaciones simbólicas, seguidos de estudios dedicados a Wagner, los Nibelungos y Parsifal, temas que se introdujeron en una imaginería de un patetismo evocador y convincente, cuya ambivalencia deja mucho espacio a la libre interpretación del espectador. Estas telas evocan los vínculos entre lo positivo y lo negativo, el bien y el mal.

Anselm Kiefer. Barjac, 2011-12
Anselm Kiefer. Barjac, 2011-12

Por su parte, la serie de la Tierra abrasada, los interiores heroicos y los paisajes campestres como Arena de la Marca tienen también una carga simbólica que permite distintas interpretaciones. Pocas veces en el arte reciente una referencia histórica inmediata se ha expresado de manera tan clara como en la representación del artista de la llamada Operación león marino, la planeada invasión alemana de Gran Bretaña. Kiefer preparó esta pieza en una bañera.

Es difícil saber si a Kiefer le puede más la piedad y el arrepentimiento hacia esos capítulos recientes de la historia alemana o su amor por el mito y lo irracional. Trabaja con texturas densas y con combinaciones poco usuales de materiales y su pintura es reflexiva, seria y también, por qué no decirlo, muy germánica, aunque se desvíe de los parámetros de la figuración tradicional occidental para adentrarse en terrenos simbólicos, y a veces por eso.

Hay que recordar que Kiefer cita a menudo en sus composiciones el poliedro presente en el grabado de Durero Melencolia (1514), aunque la melancolía kieferiana no radica tanto en el registro de esa figura geométrica sino en el duelo por una cultura contaminada por el totalitarismo y en la meditación sobre las ruinas como fuente de inspiración artística. Aparecen tanto en sus motivos arquitectónicos como en el material de sus obras (plomo, ceniza…) y suelen tener un sentido alegórico en relación con la vanidad del ser humano en general y del artista en particular.

 

Comentarios