Anne-Marie Schneider, agitación entre líneas

El Museo Reina Sofía le dedica su primera exposición española

Madrid,
Anne-Marie Schneider. Sans titre (Tríptico), 2012. Cortesía de la artista y Michael rein, Bruselas
Anne-Marie Schneider. Sans titre (Tríptico), 2012. Cortesía de la artista y Michael rein, Bruselas
Anne-Marie Schneider. Sans titre (Sin título), 2013. Cortesía de la artista y Peter Freeman
Anne-Marie Schneider. Sans titre (Sin título), 2013. Cortesía de la artista y Peter Freeman

Son fundamentalmente líneas, trazos que suelen ser escasos, pero aunque no planteen relatos específicos sino alusiones a elementos y hechos biográficos es muy posible que cada espectador pueda articular a partir de ellas interpretaciones propias.

La artista francesa Anne-Marie Schneider es autora, sobre todo, de dibujos de una inocencia ambigua, porque la tienen y no hay en ellos doblez, pero tampoco ocultan sentimientos propios a veces amargos, pensamientos críticos y reflexiones ácidas sobre el funcionamiento de la sociedad y sobre la propia evolución personal de esta artista, que ha optado por no acudir a las inauguraciones de sus exposiciones para que únicamente su obra hable por ella.

Así que no pudimos verla ayer durante la presentación de su primera muestra española, que hasta el 20 de marzo nos ofrece el Museo Reina Sofía, aunque Manuel Borja-Villel, comisario del proyecto, aseguró que sí había colaborado estrechamente en su organización.

Además de con su propia vida, los dibujos, pinturas y vídeos que forman parte de esta exhibición entablan relaciones entre ellos (que como espectadores debemos desgranar) y también con obras literarias, cuyas referencias se incorporan, en ocasiones, junto a ellos: fragmentos bastante clarificadores de textos de Samuel Beckett, Virginia Woolf, Franz Kafka… escritores que, como Schneider en su producción, no tuvieron inconveniente en plasmar en sus escritos su confusión vital, intimidades muy personales que también tienen algo de colectivo, aunque se reconozca menos de la cuenta.

Los dibujos de Schneider tienen relación con el cómic, con la noción de lo grotesco y con la caricatura contemporánea, con la plasmación de negruras que ya llevaron a cabo Goya o Phillip Guston, pero justamente el trabajo desde la propia experiencia, desde la intimidad personal, distancia a la francesa de esos referentes: las líneas que componen sus dibujos, y las densas pinceladas de sus pinturas, vivamente coloristas, son frutos de una agitación interna que ella ha proyectado más en el espacio doméstico y en los paisajes -con múltiples referencias a lo femenino, la maternidad, el sexo, la muerte o la soledad- que en otro tipo de entornos de carácter más social (aunque en algunos de ellos se aluda a ciertas represiones contra inmigrantes, a los métodos empleados en la lucha contra el terrorismo o a ciertos gregarismos, a veces sobre todo desde la ironía y otras, sobre todo, desde la crítica).

Anne-Marie Schneider. Sans titre (La Belle et la Bete-Metamorphose de la Bete en humanin), 2009. Cortesía de la artista y Peter Freeman
Anne-Marie Schneider. Sans titre (La Belle et la Bete-Metamorphose de la Bete en humanin), 2009. Cortesía de la artista y Peter Freeman

Los 250 trabajos de Schneider que podemos ver desde hoy en la tercera planta del reina Sofía se fechan entre 1988 y la actualidad, y ponen de relieve su evolución clara desde las líneas sobrias iniciales, que parecían negar la pintura. De ellas pasó a la introducción, ya en los noventa, de manchas de colores intensos y luego a un cierto regreso al origen que no negaba su trayectoria al alternar blanco y negro y color y abriéndose también a otras técnicas, como el cine.

Aunque en sus óleos recientes el color ocupe por completo los lienzos, el dibujo sigue siendo su formato predilecto, y esas obras sobre papel suponen el grueso de esta exposición. En ellas la absoluta sencillez de los trazos hace que podamos asimilarlos a signos de una escritura gestual, hasta cierto punto espontánea (hay método en su libertad a la hora de “escribir” dibujos) y totalmente íntima: figuras, animales y objetos parecen dar forma a sus propios sueños, obsesiones y penas, también a su visión de la actualidad política.

Si, viendo algunos de sus proyectos, pensáis que podrían perfectamente ilustrar cuentos, no necesariamente infantiles, no andáis desencaminados: fábulas, leyendas y parábolas son en muchas ocasiones su material de  trabajo, aunque jamás los aborde respetando su literalidad, sino como punto de partida para improvisar y crear imágenes propias que escapen a convenciones.

Ese mismo propósito lo logra en sus vídeos, y el MNCARS nos enseña los cuatro que hasta ahora Schneider ha llevado a cabo (Sans titre, Code Barre, Boda y Comme un chien), utilizando el montaje para imitar movimientos de seres y objetos. Sentaos a verlos y comprobad cómo ese montaje lo maneja la artista a modo de collage, con metrajes muy cortos y haciendo un uso muy creativo de las tomas y la música.

Este año oiréis hablar más de ella: su obra está presente en la Bienal de Rennes, que se clausura el 12 de diciembre.

Anne-Marie Schneider. Sans titre, 2012. Cortesía de la artista y Michael Rein
Anne-Marie Schneider. Sans titre, 2012. Cortesía de la artista y Michael Rein

 

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