Botubol, el bodegón y la cinta de embalar

El artista lleva su personal imaginería al Centro de Arte Alcobendas

Alcobendas,

Si una palabra pudiera definir el estilo de la obra multiforme de Alejandro Botubol sería, precisamente, la variedad. Nos resulta fácilmente reconocible por su manejo del color, pero este nace tanto de los pinceles como de las herramientas tecnológicas o las cintas de embalar. Aunque estudió Bellas Artes en Sevilla, él ya creaba antes: pintaba al aire libre, en la calle, y montaba sus propias exposiciones junto a amigos, explorando posibles medios, materiales, fronteras para sus proyectos. Por eso, en alguna entrevista temprana, se definía más como investigador que como artista: le atrae todo aquello que no conoce o no alcanza a comprender, su pintura es siempre una búsqueda y, cuando emplea los nuevos medios, lo hace siempre concibiéndolos como herramienta y no como fin.

Alejandro Botubol. Pink-Tape (detalle).
Alejandro Botubol. Pink-Tape (detalle).
Alejandro Botubol. Pink-Tape
Alejandro Botubol. Pink-Tape

Su diversidad de medios, de técnicas, nace de la necesidad de contar esos caminos abiertos; emprende rutas que constantemente generan otras y en las que a veces no encuentra un final. Como dice David Barro en el texto que acompaña “Tapes”, la exposición que desde hoy presenta el artista en el Centro de Arte Alcobendas, para quien ejerce la pintura no hay descanso y Botubol seguramente la viva así, aferrado al “hacer” pintura, trabajando a partir de los géneros clásicos pero haciéndolos suyos y olvidando posibles mímesis.

Lo que veremos en este espacio madrileño, que aún conmemora el cuarto de siglo de los inicios de la colección de fotografía del Ayuntamiento de la localidad con tres exposiciones dentro y fuera de sus instalaciones, son precisamente naturalezas muertas. No parten de una compilación de objetos, sino de la reunión de distintos tipos de cintas adhesivas (de embalar, americana de colores, de carrocero) que devienen paisajes a los ojos del espectador, escenas lumínicas y atmosféricas que han de construirse con la mente.

No es la primera vez que esos paisajes, ni la luz oculta en eclipses, aparecen en la obra de Botubol: como pudo apreciarse en su exposición “Macropintura”, abierta en la Galería Ponce + Robles a principios del año pasado, su imaginería tiene vías de conexión con el barroco, aunque en esta ocasión esas cintas monumentalizadas descontextualicen plásticamente el bodegón y sugieran al observador que decida tomarse su tiempo atmósferas detenidas, retardadas gracias a la pintura y también a ese juego de escalas.

Más o menos en el último año, y esto se hacía también visible en su muestra gaditana “Todas las tardes del mundo”, el pasado verano en la Sala Rivadavia, el artista se ha dejado seducir e impresionar por la luz que entraba por la ventana de su estudio a la caída de la tarde. Era siempre evocadora, pero diferente cada día, y él ha procurado transformarla en pintura, manejando con mimo la reverberación de los colores de modo que pudieran proyectar misterio y aludir a esos múltiples paisajes distintos que la puesta de sol puede alumbrar sin que nos movamos del sitio. En cierto modo, comulga en este sentido con Morandi y su esfuerzo por convertirse en testigo y cronista de cómo la pintura ocurre ya sin que se la llame. Materializa lo efímero, “pinta la pintura” que encuentra alrededor.

Cuando se acuerda del italiano, lo imagina Botubol compartiendo justamente luz: Hay veces que me imagino a Morandi entrando en mi estudio, componiendo sus botellas o chismes de porcelana con mi luz de la tarde, y esos momentos de charla de taller me transportan a otros tiempos de la pintura…

Además, esas cintas de embalar que ha utilizado en estas obras recientes, por su propia forma y por el efecto de sus gradaciones cromáticas, remiten a sedimentaciones de la tierra y de la memoria, a capas que esconden lo desconocido por accidente o secreto, algo así como el murmullo de algo que desborda su lugar, dice Barro. La luz es su sherpa al articular estas tapes; el rol del artista consiste en darle una dimensión física, transformando lo íntimo en monumental y lo sensible primigenio en experiencia estética.

En estos trabajos hay quietud y sencillez, pero también la vibración de los caminos inexplorados que lo cotidiano nos suministra continuamente y ecos del claroscuro barroco.

Vista de la exposición "Tapes" en el Centro de Arte Alcobendas
Vista de la exposición “Tapes” en el Centro de Arte Alcobendas

 

 

Alejandro Botubol. “Tapes”.

CENTRO DE ARTE ALCOBENDAS

c/ Mariano Sebastián Izuel, 9

Alcobendas

Del 16 de enero al 2 de marzo de 2019

 

 

2 respuestas a “Botubol, el bodegón y la cinta de embalar”

  1. alejandro botubol

    muchas gracias por publicar el articulo. es para mi un orgullo que hayais captado la serie con tan buen criterio, calidad y sensibilidad!

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Comentarios