Albarracín gana la Medalla Richard H. Driehaus a la Preservación del Patrimonio

Alberto Castro Nunes y Antonio María Braga han sido reconocidos con el Premio Internacional Rafael Manzano de Nueva Arquitectura Tradicional

Madrid,

La Fundación Richard H. Driehaus sigue sumando iniciativas para poner en valor la arquitectura tradicional y reconocer la labor de los arquitectos que trabajan por la recuperación y conservacion de esas construcciones populares, así como de los artesanos que forman parte también de los procesos de restauración. Todas las iniciativas que el filántropo norteamericano Richard H. Driehaus ha llevado a cabo en España superan ya los 2 millones de euros.

En esta ocasión, es noticia la concesión de la Medalla Richard H. Driehaus a la Preservación del Patrimonio al arquitecto Antonio Almagro Gorbea y a Antonio Jiménez Martínez, Director y gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, en Teruel. Se premia así el trabajo realizado para la recuperación de esa localidad aragonesa, convertida en un referente turístico, y la gestión de la Fundación, que aborda la restauración y mantenimiento de los bienes muebles e inmuebles del municipio. El jueves 17 de octubre, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, tendrá lugar la ceremonia de entrega.

La recuperación del pueblo de Albarracín, Teruel, gana la Medalla Richard H. Driehaus a la Preservación del Patrimonio
Albarracín

A la vez que la Medalla, también se otorgará el octavo Premio Internacional Rafael Manzano de Nueva Arquitectura Tradicional, dotado con 50 000 euros, que en esta edición ha recaído en los arquitectos portugueses Alberto Castro Nunes y Antonio María Braga. El jurado del premio ha querido reconocer su fuerte compromiso con el mantenimiento de las tradiciones arquitectónicas portuguesas, el uso de materiales naturales y el empleo de oficios tradicionales en sus construcciones. Cada una de ellas es representativa del carácter propio del lugar, recuperando su equilibrio con la naturaleza y con la cultura local. Alberto Castro Nunes y Antonio María Braga son autores, entre otros edificios, del Museo Arqueológico de Odrinhas, en Sintra, y de la sede de la Cinemateca Portuguesa en Lisboa.

Premio Internacional Rafael Manzano de Nueva Arquitectura Tradicional 2019 para Alberto Castro Nunes y Antonio María Braga
Alberto Castro Nunes y Antonio María Braga

 

En estos días en los que la arquitectura contemporánea ha cobrado un particular interés y protagonismo en la ciudad de Madrid con eventos como los recién celebrados Open House, que crece en cada edición, no solo en el número de edificios que se pueden visitar sino también en sus actividades e iniciativas; o la Semana de la Arquitectura organizada por el COAM, es interesante pensar también en otras formas de expresión arquitectónica más vinculada con lo autóctono y en cómo nos afecta la configuración de la ciudad y sus edificios, públicos y privados.

Al hilo de esta preocupación y de la implicación de la arquitectura en nuestras vidas queremos dedicar unas líneas a Leon Krier (ganador de la primera edición del Premio Richard H. Driehaus de Arquitectura Clásica, en 2003) y a su propuesta de ciudad sostenible y ecológica. El reconocido arquitecto y urbanista luxemburgués, que el próximo 17 de octubre participa en el Seminario Internacional Nueva Arquitectura Vernácula, organizado por la Fundación Richard H. Driehaus e INTBAU, estuvo en Madrid hace unos días y en un encuentro con representantes de distintos medios de comunicación explicó en qué consiste su modelo residencial y urbano, basado en la sostenibilidad y en colocar al hombre, de nuevo, en el centro de la construcción.

“El verdadero desafío ecológico reside en la reorganización territorial para facilitar el desplazamiento sin necesidad de vehículos privados”. Leon Krier

Cómo crear ciudades sostenibles, construidas a partir de materiales ecológicos, que respeten el medio ambiente y que, a su vez, faciliten la vida y el tránsito de sus ciudadanos es uno de los grandes retos de nuestros días. La ciudad de Poundbury, en el Ducado de Cornualles, es un buen ejemplo de ello. Allí, Leon Krier, asesor del Príncipe Carlos de Inglaterra, ha levantado un modelo piloto para todos los desarrollos urbanos, con el que se ha vuelto a una arquitectura respetuosa, de escala humana, en la que cada barrio es como un pequeño pueblo. Krier habla de “ciudades transitables”, en la que la “agregación de barrios permita recorridos de un máximo de 10 minutos a pie y con una mezcla de usos que los haga autosuficientes para las necesidades de sus habitantes. Una forma de ciudad con espacios públicos, calles y plazas abiertas y acogedoras, que posibiliten la convivencia de diferentes razas, credos, edades y clases sociales en armonía”.

El arquitecto no esconde en ningún momento la escasa simpatía que siente hacia la arquitectura moderna basada en el hormigón y vidrio, por considerarla la “antítesis de la ecología”, y aboga por el empleo de materiales tradicionales “de acuerdo con las necesidades de los seres humanos y adaptados a la climatología”. Sus posicionamientos también han encontrado oposición por parte de algunos sectores, aunque es cierto que Poundbury se ha convertido en punto de peregrinaje para urbanistas y estudiosos. Su participación en el Seminario Internacional Nueva Arquitectura Vernácula versará sobre este nuevo urbanismo en el territorio de Centro América, donde está desarrollando algunos proyectos.

También participó en esa charla Lluc Mir, maestro marger —experto en la técnica de construcción con piedra en seco declarada patrimonio inmaterial por la UNESCO— y ganador del Premio de las Artes de la Construcción 2019. El mallorquín defendió la importancia de “buscar alternativas respetuosas con el medio ambiente en el plano del urbanismo y la construcción”, para los que los oficios tradicionales son una gran fuente de soluciones ecológicas y sostenibles. En el caso concreto de los muros de piedra en seco, resaltó cómo este tipo de construcciones ayuda al medio ambiente al no producir residuos ni escombros, reducir el impacto de la erosión, suavizando las pendientes, y actuando como filtros para el agua.

Como ya hemos señalado, la Fundación Richard H. Driehaus crea y financia distintos proyectos en España entre los que destacan el Premio Rafael Manzano, que reconoce la labor de los arquitectos nacionales e internacionales que contribuyen a conservar el patrimonio español; el Concurso de Arquitectura Driehaus, que busca recuperar espacios olvidados de regiones españolas; o el recién mencionado Premio de las Artes de la Construcción, que reconoce la labor de los artesanos; además de organizar seminarios y talleres internacionales de Arquitectura en España. Otra inciativa que nos parecen muy interesante es la puesta en marcha de una Red Nacional de Maestros de la Construcción Tradicional: un directorio de buenas prácticas en los ámbitos de la construcción tradicional y su restauración que cuenta actualmente con información de un gran número de maestros en activo en el estado español, accesibles a través de una búsqueda tanto por provincias como por sus áreas de actuación.

 

 

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