Adrián Navarro fuera del anillo

El artista estadounidense presenta su tercera individual en Pilar Serra

Madrid,

Su obra continúa implicando muchas paradojas, al sugerir tanto reclusión como la expansión de lo orgánico, pero el vocabulario de Adrián Navarro ha evolucionado desde que la Galería Pilar Serra mostrara su obra por primera vez en Madrid.

Este artista nacido en Boston en 1973, que reside y trabaja actualmente en Madrid y es arquitecto de formación, inició su trayectoria creativa en los 2000 y presentó en esta sala su primera muestra en 2011: expuso su “Ciclo Anillos”, compuesto por aros que parecían flotar en el espacio y que jugaban con las dualidades entre lo interior y lo exterior, llamando nuestra atención sobre las posibilidades plásticas del volumen en el espacio bidimensional y sobre las coordenadas espaciales y sociales contradictorias en las que los individuos han de desenvolverse cotidianamente: constata el artista que nuestra libertad es solo aparente, que el hombre es un ser alienado que piensa que es libre y a la pintura le ocurre lo mismo.

Los pinceles podrían ser una herramienta para expresar desde la libertad la propia visión del mundo, sino fuera porque en este ese libre albedrío no es posible en origen. Su tránsito entre la pintura pura y lo digital, entre las tramas de puntos ordenadas y las formas biológicas que parecen llamadas a desbordarse, tenemos que entenderlo como un ejercicio de exploración de los confines de su medio en el que no ha dejado de lado esos estudios de arquitectura que inevitablemente condicionan la mirada de Navarro y sus formas de construir imágenes por las que el espectador puede tener la sensación de poder caminar.

Adrián Navarro. Redes #2, 2018
Adrián Navarro. Redes #2, 2018

Su segunda muestra en esta galería llegó dos años después, en 2013, y se llamó “Espacio Rojo” porque en aquella ocasión ese color cobraba en sus obras un protagonismo equiparable al de los espacios: la materia pictórica, monocromática entonces, se transformaba en energía con un cierto sentido telúrico, hasta el punto de que que generaba ambientes de una gran calidez comparables a los que pueden suscitar las instalaciones, con un componente dramático incluso. Utilizaba entonces Navarro el rojo en todos sus variantes (escarlata, cadmio, carmín) y lo aplicaba en pinceladas fluidas, mucho más espontáneas que en sus anteriores anillos. Buscaba dar lugar a sensaciones que únicamente la pintura pudiera posibilitar.

La muestra que ahora presenta Pilar Serra, “Paraísos Artificiales”, ahonda en esa evolución anterior: Navarro no crea ya anillos que articulan ritmos, ni emplea un único color, sino que elabora tramas tupidas que sugieren, desde su difuminación, paisajes semiocultos sumidos en el misterio. Se ayuda para ello del blanco, que gana terreno en los lienzos dejando fragmentos a la imaginación, aunque no ha abandonado el que ya es un sello bien reconocible en su trabajo: las líneas curvas creadoras, junto a las tonalidades, de un evidente dinamismo. Puede que resten complejidad aparente a su producción, pero también aportan matices interesantes en lo formal (lo sabéis si visitastéis el stand de la galería en la última edición de ESTAMPA).

Adrián Navarro. Topos #2, 2018
Adrián Navarro. Topos #2, 2018

 

 

Adrián Navarro. “Paraísos Artificiales”

GALERÍA PILAR SERRA

c/ Santa Engracia, 6 – Bajo Centro 

Madrid

Del 27 de octubre al 28 de noviembre de 2018

 

 

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