“Mi intención ha sido lograr una atmósfera de fluida transparencia, de comunión con una cierta energía en lenta expansión; esa energía se refiere a la sensibilidad y a la emoción, a una vivencia poética. Quizás haya un aspecto espiritual o místico, pero no creo que sea específicamente religioso o sagrado: la sensualidad de la vida sencillamente, el aquí y el ahora de este acontecimiento”. Así explicaba hace una década José María Yturralde el aura de sus pinturas, marcadas por las texturas, los contrastes y las transiciones cromáticas y por la reflexión en torno al universo y la noción de vacío: en sus composiciones suelen cobrar tanta importancia las líneas y los ocasionales motivos geométricos como los espacios que los rodean.
Entre sus series más reconocibles se encuentran Horizontes, en la que exploraba a través del color, la materia y la textura las ideas de tiempo e infinito, o Eclipse, un tributo a Malevich iniciado en la década de los noventa en el que trabajó partir de la nada y el silencio. A la hora de plantear cuestiones relativas al cosmos, el conquense se sirve de la numerología y de conceptos ligados tanto al arte en sí como a la ciencia y la metafísica: cree en el valor de la energía, de la luz o la incidencia del propio tiempo y del espacio en la creación y en nuestras vidas, por eso su obra parece aunar vías contradictorias: lo científico y lo trascendente, lo razonado y lo sentido.


Similares inquietudes las ha volcado Yturralde en sus trabajos sobre papel y a ellos se dedica la exhibición que, hasta el próximo octubre, le dedica el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, la ciudad donde él mismo nació: “Una línea de papel”. Consta de piezas de índole diversa, que tienen como nexo común la estética que le es propia, y su inclinación a lo cósmico, pero responden a procesos creativos muy distintos: se trata de dibujos, maquetas, ensayos, cometas, dibujos preparatorios para sus series pictóricas, pruebas de delineación y color, maquetas para carteles, fotografías y experimentos con varias técnicas de impresión, desde los realizados en los computadores tempranos del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense, activo a finales de los sesenta y principios de los setenta, hasta las últimas impresiones digitales de la serie Enso.
Todas ellas responden, no obstante, a la concepción del artista de su producción, y de los procedimientos de elaboración de la misma, como caminos de conocimiento hacia terrenos abiertos tanto a la ciencia como al arte: al ser fruto de viajes, estudios, experiencias personales u observaciones detenidas, han ido consolidando su perfil como creador en el que el rigor geométrico y la propensión al orden son compatibles con la celebración de las posibilidades del color y de la luz y el estudio de esos asuntos clave de la física o la astronomía.


Otro geométrico conquense, Gustavo Torner, ocupa este verano las salas de las Casas Colgadas, en el año de su centenario. La exhibición “Sur-Géométries, homenaje a nueve arquitectos” recoge otras tantas serigrafías que este artista llevó a cabo en 1972, con la colaboración de Abel Martín, quien estampara centenares de los grabados de Sempere. Rinden tributo a figuras fundamentales, occidentales y orientales, desde el Renacimiento hasta el siglo XX, cuyas aportaciones fueron tanto teóricas como prácticas: Brunelleschi, Leon Battista Alberti, Andrea Palladio, Juan de Herrera, Wendel Dietterlin, Kobori Enshu, Franceso Borromini, Étienne-Louis Boullée y Mies van der Rohe. Los eligió por encontrar con ellos algún tipo de afinidad; su admiración hacia algunos fue confesada.
Este homenaje arquitectónico se explica por el hondo interés de Torner por esa disciplina -colaboró en un buen número de proyectos arquitectónicos y diseñó varios- y puede contemplarse en la sala negra de este museo, un espacio concebido por el mismo Torner junto a Zóbel en 1966 para aquel centro destinado a impulsar la producción gráfica entre autores de nuestro país en las décadas siguientes, y con ella el coleccionismo de grabados, ediciones y libros de artistas y el conocimiento de esas técnicas gráficas.
Resumen asimismo quizá, estas nueve imágenes, lo fundamental de su repertorio: el tratamiento sutil y pulcro de geometrías, espacios, colores y planos, definitorios tanto o más de sus modos de pensar que de los de hacer.

Gustavo Torner. “Sur-Géométries, homenaje a nueve arquitectos”
MUSEO DE ARTE ABSTRACTO ESPAÑOL
Casas Colgadas, s/n
Cuenca
Del 13 de julio al 26 de octubre de 2025
José María Yturralde. “Una línea de papel”
MUSEO DE ARTE ABSTRACTO ESPAÑOL
Casas Colgadas, s/n
Cuenca
Del 12 de junio al 12 de octubre de 2025
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