El componente principal de su producción son las ideas, sean poéticas, absurdas y utópicas, específicas y realizables o imposibles de materializar.
Algo más de una década después de que el Guggenheim bilbaíno brindara a Yoko Ono una retrospectiva que subrayaba la conjunción en sus trabajos de humor y crítica, y la importancia de sus instrucciones -orales o escritas- a la hora de conceder al espectador un rol activo, el MUSAC, y la ciudad de León en su conjunto, rinden tributo a la artista japonesa en la muestra “Insound and instructure”.
Su título procede de un concierto y una exposición que esta autora, nacida en Tokio en 1933 y formada en filosofía, poesía y composición musical, ofreció en la sala Yamaichi de la capital nipona en 1964: aluden esos términos a la relevancia en sus prácticas tanto del sonido como de las citadas instrucciones, planteadas estas últimas como piezas textuales que proponen a quien las lee imaginar, experimentar, realizar o completar la obra de Ono.
Poco antes de aquel proyecto tokiota, la artista había convertido su loft en la Chambers Street de Nueva York en un centro de arte experimental en el que comisariaba, junto a Le Monte Young, performances innovadoras que contribuirían a sentar las bases del movimiento Fluxus. Sus frutos, según su cabecilla George Maciunas, debían ser simples, entretenidos y sin pretensiones y tratar de temas triviales, sin necesidad de dominar técnicas especiales, ni implicar innumerables ensayos ni aspirar a tener valor comercial o institucional.
Más que una corriente, Fluxus fue un fenómeno singular: por su carácter internacional y porque sus artistas desplegaban conciertos, en una sucesión de acciones acústicas y visuales sencillas llamadas actos o actividades, que se realizaban, con o sin el autor, ante el público. Un público, igualmente, participante o no. A veces se servían de instrumentos insólitos, como los juegos Flux-kits: maletas con sellos, pancartas o libros elaborados por los propios creadores.
En ese contexto, y en el mismo año 1964, Ono publicó POMELO [GRAPEFRUIT], una recopilación seminal de más de doscientas instrucciones que invitaban a los espectadores a ejecutar sus piezas por sí mismos. Algunas de las creaciones presentadas ahora en el MUSAC, y representativas de sus siete décadas de carrera, tienen su origen en POMELO; otras, sin embargo, corresponden a las décadas posteriores, cuando ella acentuó su faceta activista y comenzó a abordar temas como el feminismo, la paz y el medioambiente desde un deseo de experimentación e investigación.


Propone “Insound and instructure”, bajo el comisariado de Álvaro Rodríguez Fominaya, Jon Hendricks y Connor Monahan y con la coproducción del Sakip Sabanci Müzesi de Estambul, un diálogo no cronológico entre ideas, acciones y formatos de Ono y una exploración de su vigencia actual, tanto en el terreno artístico como en el social.
No falta en el recorrido la filmación de su performance Pieza Corte, en el Carnegie Hall de Nueva York en 1965 (la ha realizado en media docena de ocasiones, al menos un par de ellas realmente incómodas): sube a escenarios tijeras en mano e invita al público a cortar su vestido. Aunque a priori podría interpretarse como metáfora de la vulnerabilidad femenina ante la mirada ajena, pueden desarrollarla tanto hombres como mujeres y remite a aquello que del artista se toma y el artista da: En lugar de dar al público lo que el artista decide dar, el artista da lo que el público decide tomar. Es decir, tomas y cortas lo que quieras: ese era para mí el propósito.
Contemplaremos, además, una de sus primeras videoinstalaciones en circuito cerrado, la que lleva al interior del museo el cielo cambiante y dinámico de León, enlazando el centro con el exterior; o su primera incursión en el medio cinematográfico: la película MOSCA, que dirigió junto a John Lennon a inicios de los setenta. Cuando empezaba a interesarse por los derechos de la mujer, el cuerpo y la búsqueda de la libertad personal, hizo que una cámara recorriera el cuerpo de una performer siguiendo los movimientos por él de varias moscas. Esos desplazamientos son evocados por el sonido de la filmación.

De 1971 data, igualmente, la primera versión de su Laberinto-Asombra: en el MUSAC se ha dispuesto sobre el suelo un laberinto de plexiglás al que el espectador puede acceder; en su centro, un elemento laminado de espejo unidireccional bloquea la visión desde el exterior en tres y medio de sus cuatro lados. En el medio restante, el visitante pasa de ser observador a ser observado. En versiones anteriores, en ese cubículo central se ha situado un retrate o un teléfono para hablar directamente con la artista.
A León han llegado, asimismo, dibujos: los que componen su serie Verano en Franklin (1994-2006). Quiso realizarlos desde la improvisación y el automatismo, y supuso un reto: En mi granja, rodeada de árboles y flores silvestres y escuchando a las ranas del estanque, empecé a dibujar con puntos siguiendo el método de la escritura automática. Sin embargo, en la escritura automática la naturaleza misma de las palabras y sus conexiones lógicas me impedían en muchos casos ser automática. Con los puntos me resultaba más sencillo.
Los puntos se acumulaban generando masas, y de ellas surgían figuras. Era como si una parte de mi cerebro que hubiera estado cerrada todo ese tiempo se abriera de repente y salieran de ella torrentes de imágenes. Intenté no interferir en el proceso, pero la mente lógica entraba en juego con frecuencia para controlar la dirección de los puntos.

De los noventa datan también la instalación Rayos de la mañana y la serie fotográfica Memoria vertical. La primera hace referencia a la luz que puede emanar de los objetos inanimados; la segunda consta de retratos en superposición de su padre, su marido y su hijo, a modo de repaso metafórico de su propia existencia: Cada foto muestra a un hombre que se preocupó por mí en un momento concreto de mi vida en el que yo pasaba por una situación importante.
Y entre sus propuestas más recientes en el MUSAC destaca la instalación Puertas (2011): en ella dejan de ser umbrales para marcar el ritmo de la deambulación del público; carecen de paredes y podrían simbolizar los retos que enfrentamos. Aquellas rutas que podemos tomar y las que es preferible esquivar.

Yoko Ono. “Insound and Instructure”
Avenida de los Reyes Leoneses, 24
León
Del 8 de noviembre de 2025 al 17 de mayo de 2026
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