Víctor Mira, el arte como transgresión

El CDAN expone desde mañana veintiuna obras, algunas inéditas, que recorren toda la trayectoria de Víctor Mira desde los setenta hasta su muerte en 2003. Sus inicios se ligan a un lenguaje surrealista, sencillo de planteamiento y con extraños personajes de simbología compleja.

 

Tras residir en Madrid y viajar a Alemania en 1977 decide asentarse en Barcelona, donde comienza su ciclo de pinturas “Interiores catalanes con tomate”. Mira trabajaba por series que se superponían en el tiempo.

 

En 1979 aparecen sus primeras naturalezas muertas, en las que ya están presentes los rasgos iconográficos que le acompañarán más adelante. Las series Hilatura y Caminantes son metáfora de un artista en eterna búsqueda que persigue el viaje de retorno a casa.

 

Desde 1987 hasta 2000, intensificó su lenguaje visual en torno a series como Montserrat, donde aparece con fuerza el símbolo de la cruz, pero también los Estilitas, personaje con el que el artista comparte la búsqueda del perfeccionamiento en su aislamiento ascético subido a una columna. En sus últimas series, Imágenes binoculares y Moods, las escenografías domésticas comparten espacio con las visiones externas de un mundo onírico y colorista.

 

Las obras que se exhiben en Huesca proceden del Legado “Víctor Mira” y tres de ellas nunca se han expuesto anteriromente: Caperucita, Evame de de pas y Aliento enamorado.

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Grabados y originales de Víctor Mira. Barcelona, 28/09/2011

 

 

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