En el marco de las exposiciones que este año dedicará al arte sonoro y de su programa Fisuras, el Museo Reina Sofía presenta en su Espacio 1 “Auto Sacramental Invisible: Una representación sonora a partir de Val del Omar”, un proyecto del Niño de Elche libremente inspirado en esa obra del artista granadino que le da título, datada a principios de los cincuenta.
Val del Omar, hay que recordarlo, es uno de los artistas más representados en los fondos del MNCARS y la propuesta del creador alicantino se orienta tanto hacia el contexto de nuestro país que vio nacer la obra original como a la España de hoy: se trata de una síntesis de componentes teatrales y musicales, en la estela de la heterodoxia de su producción como cantante, en la que viene aunando referencias al flamenco, la música electrónica, la performance o el rock. Actualmente, y desde hace varios años, se encuentra sumido en un proceso de investigación del legado sonoro de Val del Omar, del que esta muestra forma parte.
Fue en 1949 cuando el artista andaluz comenzó a dar forma a su Auto Sacramental Invisible a modo de instalación sonora, y en 1952 lo presentaría parcialmente en el Instituto de Cultura Hispánica: hablamos de un dispositivo cuyo guion articulaba minuciosamente voces, músicas y ruidos diversos que podían escucharse a través de más de diez altavoces (tecnología avanzada en aquel momento). Supuso aquel trabajo la culminación de los experimentos en el campo de la electroacústica que Val del Omar desarrolló en la década de los cuarenta, ahondando en las posibilidades del almacenamiento, la amplificación o transformación y la repetición del sonido a partir de medios eléctricos, pero también introducía asuntos presentes en su producción cinematográfica posterior, de carácter poético y abstracto, que tendría como emblema el Tríptico elemental de España.
El Niño de Elche califica sus acercamientos a Val del Omar como una experiencia cíborg: Desde el año 2014 vengo entablando diferentes acercamientos a la obra siempre inacabada y, por ende, abierta de Val del Omar. Aproximaciones que en su mayoría fueron formalizadas como improvisaciones vocales inspiradas en la rítmica visual generada, sobre todo, de sus variados y valiosos ejercicios fílmicos registrados en formato Super-8. En cambio, y en lo que se refiere a mi desbordamiento vocal y sonoro, mi práctica consistía en diversos intentos o ensayos de mimetizar las bandas sonoras valderomarianas con la maquinaria de mis voces.
Dos secciones estructuran el proyecto que ahora exhibe el Museo Reina Sofía: por un lado, la contextualización histórica y documental del Auto de Val del Omar; por otro, la propia instalación sonora a cargo del Niño de Elche. En la primera podremos contemplar páginas de uno de los guiones del granadino con notas a mano sobre cómo articular voces para conseguir determinadas tonalidades. Sus apuntes, sin embargo, resultan demasiado genéricos y evocadores (habla de voces resonantes con un tono envolvente) para trasladarse con claridad a la práctica, como subraya el propio Niño de Elche: Sus metáforas poéticas son imposibles de llevar a la realidad, de ahí que haya hecho una reinterpretación libre.
También se han reunido libros relativos al sonido y la música que atesoró el artista, patentes de algunos de sus inventos, documentación de sus encargos para Radio Nacional de España (allí trabajó en la segunda mitad de los cuarenta) y material gráfico relativo a la importancia del sonido para la difusión de la propaganda política entonces y también en relación con los empeños de las Misiones Pedagógicas de la época: a los pueblos se llevaba material para reproducir música y canciones populares y gramófonos que, además de para escuchar esas melodías, se utilizaban para grabar el habla de los habitantes de cada lugar.
A la hora de aproximarnos a la instalación del Niño de Elche, en la segunda parte de la exposición, no está de más recordar el origen de los autos sacramentales: se trata de piezas teatrales de un único acto y temática religiosa que alcanzaron gran popularidad en el siglo XVII y que solían utilizarse para narrar vidas y milagros de figuras religiosas a una población mayoritariamente analfabeta.
Al crear su Auto Sacramental Invisible, Val del Omar tomó como referencias La vida es sueño de Calderón de la Barca y algunos escritos de García Lorca, y el Niño de Elche ha partido de sus guiones originales para releer aquella pieza, dejando a un lado la parte musical de su presentación en 1952 para obrar con libertad absoluta a la hora de incorporar versos suyos o readaptar frases.
La escenografía ha corrido a cargo de Lluís Alexandre, que se ha inspirado en la que pudo ser la puesta en escena del Auto en el Instituto de Cultura Hispánica: cables, focos y bombillas empalmados con regletas y enchufes componen una estructura alámbrica de la que cuelgan quince altavoces (doce se mencionan en los guiones de Val del Omar). Los pabellones de estos dispositivos parecen precipitarse sobre el público (en referencia al funcionamiento de los altavoces militarizados de La Voz del Frente o del Circuito Perifónico) y por su iluminación pueden asemejarse también a lámparas votivas.
Es probable que aquella presentación del Auto en 1952 tuviera mucho de teatral, por eso en el Espacio 1 del Reina Sofía, para acentuar esa vertiente escénica, se han dispuesto butacas donde sentarse. La intención del Niño de Elche es, de todos modos, que también podamos deambular por la sala para dejarnos envolver por luces y sonidos.
Sí es seguro que en el ICH una gran cortina rodeaba el escenario, por eso en el Museo una gran tela negra, cuyos motivos decorativos remiten a la Alhambra pero también a manchas térmicas nucleares, envuelve el escenario.
Niño de Elche. “Auto Sacramental Invisible: Una representación sonora a partir de Val del Omar”
MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA. MNCARS
c/ Santa Isabel, 52
Madrid
Del 6 de octubre de 2020 al 26 de abril de 2021
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: