Sus objetivos son nuestros ojos allí donde no queremos mirar y sus imágenes, una llamada a la conciencia. Sobre todo desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, nuestra percepción, tanto de la actualidad como del periodismo, no sería la misma sin la labor sufridísima de los fotorreporteros; lo afirma Ramiro Villapadierna, que lo fue cubriendo los conflictos de Europa Central y los Balcanes y que actualmente dirige el Instituto Cervantes de Praga: Un nuevo “desorden” mundial se abre tras el 11 de septiembre. En él se ha formado la generación más internacional de fotorreporteros hispanos de la historia.
En esa sede checa del Cervantes, con la colaboración de AECID y del Centro Cultural Conde Duque, se ha organizado “UPFRONT”, una muestra que hasta el 31 de enero podemos visitar en ese espacio madrileño y que reúne la obra de veintitrés profesionales que han documentado conflictos conocidos y olvidados, actuales y pasados, desde Afganistán a Haití, pasando por Siria, Congo, Libia o Centroamérica. La crisis económica ha disminuido sus medios pero no los riesgos a los que se enfrentan.
Además de poner de relieve las enormes dificultades de su profesión, esta exposición quiere rendir homenaje a los fotorreporteros que se juegan la vida en su trabajo y, de manera especial, a Miguel Gil-Moreno, que murió en el ejercicio de su profesión durante una emboscada en Sierra Leona, en 2000, y que antes había puesto imagen a las tragedias de Bosnia, Chechenia, Kosovo, Congo, Liberia, Ruanda y Sudán.
En Conde Duque pueden verse 74 imágenes, 3 vídeos, una banda sonora, un libro y un poema, porque “UPFRONT” no se ha planteado solo como una exposición visual: según Villapadierna, su comisario, “se ha concebido de una manera experiencial, con la intención de reproducir sensaciones o situaciones que los reporteros viven habitualmente” ya que “en nuestra sociedad ha cambiado la tecnología, ha cambiado todo, lo único que no ha cambiado es el dolor”.
Al espectador le recibe una sala fría y oscura en la que se ve rodeado por distintas imágenes colgadas de un techo que no percibe. La falta de luz solo queda rota por disparos de flashes que nos generan inquietud, la sensación de que se trata de fogonazos en una especie de territorio en guerra.
Las imágenes se han dispuesto de modo que puedan establecerse entre ellas diálogos abiertos a la interpretación del espectador: es nuestra mente la que relaciona unas con otras, pues no hay nexo explícito entre ellas. Se subraya así nuestro relevante papel como espectadores: independientemente de medios o encuadres, somos nosotros quienes damos significado a lo que vemos.
En la presentación de la muestra, dos de los fotógrafos que exponen en ella recogieron algunas de las reclamaciones básicas de su profesión: Catalina Martín–Chico demandaba tiempo y reflexión (cada vez en los trabajos se exige más inmediatez, tenemos menos tiempo para investigar, para conectar con la gente del lugar y para buscar la mejor imagen) y José Colón, que no se caiga en la banalización de la profesión y que se proteja el valor del esfuerzo de los fotorreporteros frente a los intereses económicos.
Tras su paso por el Centro Conde Duque, “UPFRONT” itinerará por varios países durante tres años.
Por otro lado, el 17 de noviembre a las 20:00 horas, el Salón de actos de Conde Duque acogerá un coloquio-homenaje a Miguel Gil titulado “La mirada comprometida de un reportero de guerra”. Participarán Sonsoles Gutiérrez, Luis de Vega, Alfonso Armada y Ramiro Villapadierna.
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