Fotografía: antes ciencia que fabulación

El Museo Universidad de Navarra profundiza en sus inicios en relación con la Ilustración y las expediciones a Egipto

Pamplona,

Cada 19 de agosto celebramos el Día Mundial de la Fotografía porque, en esa misma fecha de 1839, François Arago, entonces director de la Academia de Ciencias de Francia, daba a conocer en París la irrupción de este medio, y más concretamente el proceso del daguerrotipo en el que Louis Daguerre ya llevaba trabajando varios años junto a Joseph Nicéphore Niépce, quien, en la década anterior, había ideado la heliografía como primitivo camino para lograr una imagen a partir de la luz en una cámara. Aquel hito, como la adopción del ciudadano como nuevo hombre en la pintura, marcaría en buena medida el inicio de la modernidad en las artes y estuvo, por tanto, indisolublemente ligado a la ciencia, que demandaba entonces documentos visuales certeros de sus avances.

Las palabras de Arago guían en buena medida “Una tierra prometida. Del Siglo de las Luces al nacimiento de la fotografía”, la exposición más extensa y de más honda preparación entre las que hemos podido contemplar hasta ahora en el Museo Universidad de Navarra, comisariada por Rafael Levenfeld y Valentín Vallhonrat: hace hincapié en la relación de aquellos comienzos de esta disciplina con la ilustración científica (incluyendo fauna, flora y geología) y con la representación de la arquitectura, más allá de su vinculación con la pintura, mucho más estudiada hasta ahora aunque desde una perspectiva de subalternidad para la foto. En las décadas precedentes habían dado sus primeros pasos áreas que hoy entendemos como parte imprescindible del ecosistema artístico, desde la crítica de arte y la estética hasta los museos públicos y las casas de subastas, gestándose un entorno cultural propicio para que mayores capas de población, al margen de la aristocracia o el clero, fueran permeables a los conocimientos por llegar.

La exhibición comienza mostrándonos álbumes científicos e intelectuales del siglo XVIII cuya iconografía responde de manera muy fiel a los objetos o temas que representaban, empezando por la Enciclopedia de Diderot y D’Alembert, que se publicó desde 1751 y que constituyó, como es conocido, el mayor estudio del saber hasta el momento. Sus 70.000 artículos se acompañaban de 2.800 láminas y, de los 28 volúmenes de su primera edición, 11 correspondían a esas representaciones: planchas de grabado muy precisas que contribuían a divulgar una visión del mundo que disociaba historia de historia sagrada, filosofía de teología. En Pamplona podremos ver los cuadernillos referidos al cuerpo humano, L´Anatomie, y al universo exterior, L´ Astronomie, que prueban la ambición por explicarlo todo, lo micro y lo macro, desde el conocimiento científico y el rigor.

J.Cés.Savigny. H.N.Zoologie. Céphalopodes
J.Cés.Savigny. H.N.Zoologie. Céphalopodes

Alcanzarlos requirió viajes y exploraciones, entre ellas las de científicos naturalistas en busca de nuevas especies vegetales, minerales y animales; en ellas se involucraron artistas que habrían de perfeccionar los dibujos e ilustraciones inexactas de sus compañeros y cuya labor apareció en un ingente número de volúmenes y compendios ilustrados sobre casi todo lo vivo en la Tierra. Contemplaremos el estudio Plantae Selectae, del médico y botánico alemán Christophorus Jacobus Trew y el jardinero y talentoso dibujante Georgius Dionysius Ehret, que llegó a conocer a Linneo: dado el atractivo de algunas plantas exóticas recién descubiertas contrataron a Johannes Elias Haid para llevar a cabo, a partir de ellas, grabados coloreados; veremos, asimismo, acuarelas botánicas con tinta que pertenecieron al Bilderbuch für Kinder, enciclopedia infantil que se valió de los dibujos editados por Justin Friedrich Bertuch, poeta, traductor, editor y naturalista y una de las mayores fortunas de Alemania en el siglo XVIII.

Otros álbumes únicos sobre plantas se los debemos a Robert Dowson Rylar -su Figures of Plants (1814) consta de 143 láminas de flora realizadas a tinta y acuarela- y a Theodor Friedrich Ludwig Nees von Esenbeck, autor de Plantae officinales, oder Sammlung officineller Pflanzen y estudioso de las propiedades médicas de estas especies. Por las orquídeas menos habituales se interesó James Bateman en The Orchidaceae of Mexico and Guatemala, cuyas litografías a tamaño natural se deben al grabador Maxim Gauci y se basan en dibujos de Augusta Withers y Sarah Anne Drake. Podremos ahondar, asimismo, en el campo de las ilustraciones científicas en los álbumes de Alexander von Humboldt, Capitaine Dupaix, Lord Kingsborough, Giovanni Battista Piranesi, François Le Vaillant, Alexandre de Laborde, Pérez de Villaamil, David Roberts, León de Laborde, Jean-François Champollion y Vivant Denon.

James Bateman. The Orchidaceae of Mexico and Guatemala
James Bateman. The Orchidaceae of Mexico and Guatemala

La exhibición profundiza, por último, en el impacto en el terreno de la ilustración científica y la fotografía de la expansión de Occidente (de la Francia napoleónica, la Inglaterra de Nelson y Wellesley y la Rusia zarista) hacia Oriente y la apertura de nuevas rutas comerciales. Con el fin de acceder a Oriente Medio y Asia y de debilitar la posición de Reino Unido en India, Napoleón planeó invadir el estratégico Egipto (sus ambiciones eran también personales: la gloria y el reconocimiento militar) y a su ejército, que partiría de Ajaccio, Civitavecchia, Génova, Marsella y Toulon, le acompañarían 167 savants (sabios), una comisión de intelectuales, científicos y artistas destinada a investigar la historia, la naturaleza, la arquitectura y las antigüedades del país, en previsión de una ocupación futura.

Se crearía un Instituto de Egipto con cuatro secciones (Literatura y Artes, Física, Matemáticas y Economía Política) y sede en El Cairo, de vida breve ante la mala fortuna militar y política de la campaña francesa; sin embargo, sus escritos y dibujos sí fueron publicados a expensas del Estado galo bajo el extenso título de Description de l’Égypte, ou Recueil des observations et des recherches qui ont été faites en Égypte pendant l’expédition de l’Armée française, publié par les ordres de Sa Majesté l’Empereur Napoléon le Grand (su grado de detalle ya nos habla del afán ilustrado de precisión). Al Museo Universidad de Navarra ha llegado una edición restaurada de aquel proyecto imperial, donada por Ernesto Fernández Holmann; no se trataba de un diario de viaje, sino de un estudio científico y etnográfico fruto de investigaciones exhaustivas a cargo de 43 autores. Textos e imágenes se articulan en tres apartados: Antigüedades, sobre los monumentos y lugares egipcios; Historia Natural, que abarca la fauna y flora del país; y Estado moderno, que se dedica a las actividades y las costumbres en Egipto, en el pasado y en el entonces presente.

Vista de las pirámides de Memphis. Esfinge y segunda pirámide
Vista de las pirámides de Memphis. Esfinge y segunda pirámide
Denderah. Tentyris. Detalle coloreado de una columna del pórtico
Denderah. Tentyris. Detalle coloreado de una columna del pórtico

Esta obra magna tuvo que ver con la comprensión de la recién nacida fotografía y de su autonomía respecto a la subjetividad de pintores e ilustradores y, por tanto, con la construcción de la falsa idea de que las cosas no son como cuentan dibujantes, pintores e ilustradores, sino como la imagen fotográfica exhibe: la interpretación equivocada de los jeroglíficos por parte de ilustradores y grabadores que nunca estuvieron en Egipto, comparada con la exactitud de las instantáneas, fieles al original y definidas, supondría un antes y un después en este sentido. Arrancaba una era en la que los relatos sobre lo real derivaban de la proliferación de imágenes fotográficas a las que se adjudica la exactitud que demandaba la ciencia (poniendo en ellas demasiada fe).

Francis Frith. Sculptured gateway, 1857
Francis Frith. Sculptured gateway, 1857

Se cierra “Una tierra prometida” con la presentación de medio millar de fotos ligadas a la construcción de nuestra imagen de Oriente y de la propia fotografía como soporte de veracidad: calotipias y cianotipias de William Henry Fox Talbot y Anna Atkins, daguerrotipos tomados en los escenarios recorridos por la expedición napoleónica y las Excursiones daguerrianas de Lerebours, y daguerrotipos y grabados de Girault de Pragney, cuyas técnicas podremos comparar. También calotipos de Maxime du Camp dedicados a Egipto, Nubia, Palestina y Siria o los que al primer país brindaron Félix Teynard y John Beasly Greene, los que llevó a cabo Auguste Salzmann en Jerusalén, imágenes de James Robertson en Turquía o colodiones transferidos a papel a la albúmina de Francis Frith; las técnicas fotográficas avanzaban mirando a Oriente.

Plantea esta muestra que, en lo que tiene que ver con la fotografía, aquel viaje a Oriente terminaría, figuradamente, con la llegada a nuestro país de fotógrafos franceses y británicos que, deseosos de hallar paisajes y poblaciones pintorescas, gestarían en torno a lo español un discurso estereotipado, en el que más que lo real desplegaban una visión interesada de lo distinto. Asimismo, muchos fotógrafos occidentales se establecieron en las principales ciudades de Egipto, Cercano Oriente y Turquía (sobresalió Felix Bonfils) y autores locales conocieron sus modos de trabajar y de sacar provecho comercial a ruinas y escenas pintorescas, negocio que entraría en declive con la irrupción de la postal y las Kodak.

Bonfils. Statue de Ramsses II, hacia 1870
Bonfils. Statue de Ramsses II, hacia 1870

 

 

“Una tierra prometida. Del Siglo de las Luces al nacimiento de la fotografía”

MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

Campus Universitario s/n

Pamplona

Del 20 de septiembre de 2023 al 18 de agosto de 2024

 

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