Tras la máscara de Cindy Sherman

El MoMA dedica a la fotógrafa una amplia retrospectiva que incluye obra inédita

A lo largo de más de tres décadas, Sherman ha sido autora y modelo de sus fotografías, se ha retratado a sí misma en una complejísima variedad de situaciones, disfrazada de los más diversos personajes. La observación pausada de su obra, tan divertida como inquietante, nunca deja indiferente al espectador, que puede sumergirse en su sentido más lúdico o en su vertiente más desasogante.

Cada una de sus instantáneas lleva detrás un intenso proceso de trabajo por parte de Sherman, que, además de fotógrafa y modelo, es su propia maquilladora, peluquera y estilista. Sirviéndose de un auténtico arsenal de pelucas, prótesis y accesorios, la artista ha alterado en innumerables ocasiones su constitución física, convirtiéndose en protagonista de situaciones muy dispares.

La retrospectiva que ahora le dedica el MoMA reúne cerca de 170 de sus trabajos y repasa su carrera desde los setenta hasta la actualidad. No faltan en ella su emblemática serie Untitled Film Stills (1977-1980), sus autorretratos en blanco y negro representando estereotipados roles femeninos propios de los cincuenta y los sesenta, piezas muy ligadas al cine negro, y fotografías vinculadas al pasado histórico en las que Sherman se hace pasar por aristócrata, clérigo o lechera, en composiciones que nos recuerdan a pinturas de los viejos maestros. Se incluirán además, en primicia, sus últimos murales fotográficos, fechados en 2010.

El artificio y la ficción, el cine y la performance, el horros y lo grotesco, los mitos, los carnavales, los cuentos de hadas, los conflictos de género y la identidad de clase son ejes de estudio constantes en su producción.

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