Tormentas alpinas: las colecciones privadas suizas, hoy

Victor I. Stoichita

Nadie sabe muy bien lo que contiene la colección de arte de Friedrich Christian Flick de Zurich, pero se puede sospechar que se trata de uno de los fondos más importantes de arte contemporáneo en Europa.

Leo Castelli, Konrad Fischer, Rudolf Zwirner y Iwan Wirth fueron durante años “consejeros secretos” de este mecenas caprichoso, heredero de una fortuna hecha, parece, en circunstancias poco claras, durante la Segunda Guerra mundial y que se negó siempre a enseñar sus tesoros. Una razón más para que su reciente decisión de exponer, a partir de 2004, una parte importante de las obras en el Hamburger Bahnhof de Berlín despierte curiosidad. La ministra de Cultura alemana, Christina Weiss, habló de un noviazgo berlinés” pero la mayor parte de los comentarios apuntan a una verdadera “boda”. Todo indica que lo que hoy es una promesa se convertirá pronto en realidad y la entera colección Flick se quedará en Berlín. Este acontecimiento abre una vez más el problema de las colecciones privadas Suizas, fenómeno de gran significación en el paisaje cultural del país helvético. El ejemplo más feliz es el del Beyeler-Museum de Basilea, al que el espléndido edificio de Renzo Piano proporciona un espacio expositivo envidiable.

Beyeler-Museum en Basilea
Como para equilibrar el mapa cultural alpino, la ciudad de Zurich intentó sin éxito convencer a Flick para financiar la construcción de un museo para su colección y cuyo arquitecto hubiera sido Rem Koolhaas. Frente a la reciente decisión de “emigración cultural” de la colección Flick a Berlín, (mas de dos mil obras) la ciudad de Zurich conserva otras colecciones que no carecen de importancia. La Daros-collection (especializada en obras de Warhol, Polke y Gerhard Richter) abrió hace dos años en las viejas fabricas Loewenbrau” remodeladas, según los principios de la más moderna museografía, por Walter Ruegg. En Schaffhausen, un grupo de coleccionistas que optaron por el anonimato, fomentó la creación de un espléndido museo privado, Hallen fuer neue Kunst, especializado en minimal art, además en la misma ciudad de Zurich, la colección E. G. Bührle, célebre en todo el mundo por sus obras impresionistas, abre sus puertas al publico desde 1960. Nadie, o casi nadie, habla ya de las ganancias de los Bührle, hechas también durante la guerra, en negocios con la Wehrssmacht alemana. Datos que nos demuestran que la relación entre ética y estética es una historia sin fin.

Mario Merz en el Hallen für neue Kunst

Sigmar Polke, Palmenbild mit Gitter, 1967 (Daros Collection)

Joseph Beuys, Das Kapital Raum,1970-77 en el Hallen für neue Kunst

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