Thomas Schütte: Retrospección

El MNCARS inaugura hoy la retrospectiva más completa dedicada hasta la fecha en España al artista alemán

Del 17 de febrero al 17 de mayo de 2010, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

Comisaria: Lynne Cooke

El Museo Reina Sofía analiza los treinta años de trayectoria de Thomas Schütte en una muestra bautizada como “Retrospección” en alusión al carácter retrospectivo de la exposición y a la búsqueda, por parte del artista alemán en la última década, de inspiración en la escultura de épocas pasadas y en su propia obra inicial.

El diálogo recursivo con etapas históricas anteriores le ha servido en sus últimos años para afinar su estética y para concebir piezas como Die Fremden (Los extraños), fechada en 1992. Sus formas compactas y sencillas y sus llamativas tonalidades homenajean a los prototipos que Oskar Schlemmer diseñó para su Ballet triádico y a pinturas tardías de Malevich dedicadas al campesinado ruso. Estas referencias a iconos artísticos dignifican aún más la obra de Schütte, quien no deja de imprimir a sus trabajos una seriedad solemne alusiva a las circunstancias políticas o sociales que determinaron su creación: en este caso las dificultades económicas que padeció Alemania tras la caída del muro de Berlín y que afectó especialmente a los trabajadores extranjeros residentes en el país. Situando sus figuras por encima del espectador, el artista hace hincapié en la distancia que nos separa de ellas y que las convierte, para nosotros, en el Otro.

La destrucción de estatuas de líderes del antiguo Bloque del Este considerados en su día inexpugnables inspiró tres encargos públicos realizados al creador germano a comienzos de los noventa: Pequeño respeto (1994), Ningún respeto (1994) y Gran respeto (1995), todos ellos de una mordacidad que roza lo paródico. Presentan grupos de figuras que tratan de escapar de la ciénaga que atrapa sus piernas, como la anterior escultura de Schütte Hombre en el lodo.

El lenguaje visual próximo al Expresionismo de estas piezas se entremezcla en la producción del alemán con otro más cercano a los debates arquitectónicos de nuestro tiempo. Lo vemos en Studio I, Studio II (1983) y E.L.S.A (1989), esculturas de aspecto modesto construidas a modo de maquetas arquitectónicas. Más que proyectos para edificios reales, estos modelos son propuestas conceptuales y especulativas influenciadas por los poéticos volúmenes de las construcciones reducidas del italiano Aldo Rossi.

Pese a ser internacionalmente reconocido por sus trabajos escultóricos, Schütte comenzó su carrera como pintor y fue alumno de Gerhard Richter, Daniel Buren o Blinky Palermo. Bajo su influencia, y tras ahondar en la problemática de la pintura como discurso pictórico autónomo, creó obras que desafiaban lo aprendido junto a ellos, como Ringe, Girlande y Grobe Mauer (Gran pared), piezas de un patente espíritu inconformista e inclasificables por la extrema variedad de estilos, formas, técnicas y materiales utilizados.

Convencido de la necesidad de recuperar gran parte de la escultura moderna y entendiendo lo aparentemente convencional como germen probable de una imprescindible regeneración artística, Schütte diseñó desde mediados de los noventa numerosas figuras femeninas recostadas en homenaje al motivo estrella empleado por Maillol o Lachaise. Sin embargo, su trío de perros juguetones emparentados con los leones heráldicos que presiden Trafalgar Square y con las esfinges egipcias que custodian el Nilo van más ella de la copia ideal o desfigurada para alcanzar la parodia y rememorar otro paradigma, el de la fuente. En definitiva, el alemán nos propone una estética que mira hacia atrás para avanzar, siempre pasada por el filtro de su particular escepticismo.