Thomas Dillon, la individualidad y la acción

El artista se estrena en Opera Gallery

Madrid,

Antes que pintor, Thomas Dillon fue músico y escritor y, en sus primeros pasos en las artes plásticas, ha adoptado procesos, modos de hacer, que esas disciplinas pueden tener en común: el automatismo, la creación desde la intuición y no desde el gesto consciente.

Nacido en 1986 en Nueva York y residente en Filadelfia, este autor se estrena en la sede madrileña de Opera Gallery con una muestra, “Body Work”, que contiene sus trabajos más recientes: composiciones de gran formato, abstractas desde una cierta distancia, pero parcialmente figurativas en una mirada más detenida, al contener formas que pueden interpretarse como personajes y que, a su vez, aluden a pensamientos y emociones más o menos efímeros.

El título de la exposición, que juega con la expresión habitual en la esfera cultural para referirse a la producción de un artista (body of work), apunta, sin embargo, a los procedimientos terapéuticos que buscan la sanación del cuerpo a partir de su manipulación. Interesado por la meditación y las experiencias espirituales, Dillon concibe en primer término el ejercicio de la pintura como herramienta de autorrealización y el taller como lugar en el que ese camino de crecimiento se desarrolla: Veo el estudio como un espacio seguro en el que experimentar toda una gama de emociones. No importa si es incómodo, siempre que provenga de un sentimiento verdadero.

Thomas Dillon. Body work. Opera Gallery
Thomas Dillon. Body work. Opera Gallery
Thomas Dillon. Body work. Opera Gallery
Thomas Dillon. Body work. Opera Gallery

La labor con el cuerpo, en paralelo a la observación lenta, son para este autor vías necesarias para que sus creaciones finales terminen materializándose, pero esos frutos acabados no priman respecto a las etapas previas. Y en su caso, éstas consisten en vertir, lanzar y aplicar sobre las telas capas de pintura acrílica conforme a una paleta caleidoscópica.

Su perspectiva física de la pintura, que evidentemente se nutre de los automatismos del action painting, no le impide usar instrumentos para el derrame más allá de los cubos, desde palillos chinos hasta jeringuillas. De ellos surgen las salpicaduras y vetas que rodean los ojos penetrantes en sus lienzos.

Thomas Dillon. Body work. Opera Gallery
Thomas Dillon. Body work. Opera Gallery

Así, en Retrocausality (2025), un fondo azul se cubre con capas superpuestas de manchas y rayas de color, utilizando del blanco de titanio y el verde vivo al carmesí intenso. Dos miradas parecen converger en esta imagen, mientras que una masa sin forma de pintura amarilla interactúa con gotas negras, articulando una suerte de torso en movimiento.

Es frecuente que las composiciones de Dillon con más de una figura tiendan a encaminarse hacia la abstracción gracias a la superposición y el dinamismo. Sin embargo, sus obras centradas en una única figura transmiten una mayor sensación de intimidad e introspección; lo vemos en The Chad (2024), que representa el perfil de un hombre de nariz afilada y ojos verdes, cuya expresión lo sitúa entre la contemplación y la inquietud.

Procura Dillon conferir cierta individualidad a las figuras ambiguas y gestuales de sus cuadros sin valerse para ello de referencias literales o iconográficas, caricaturas o símbolos. En sus palabras, los personajes tienen diferentes niveles de estado emocional. Ninguno de ellos se enfrenta al espectador como una amenaza, sino que son lo bastante ambiguos como para que el espectador les atribuya su propio significado.

Thomas Dillon. The Lounge Room Trio, 2025. Cortesía Opera Gallery
Thomas Dillon. The Lounge Room Trio, 2025. Cortesía Opera Gallery
Thomas Dillon. Man & Dog, 2025. Cortesía Opera Gallery
Thomas Dillon. Man & Dog, 2025. Cortesía Opera Gallery

 

 

Thomas Dillon. “Body work”

OPERA GALLERY

C/ Serrano, 56

Madrid

Del 8 de mayo al 21 de junio de 2025

 

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